El rey que nunca fue 💛

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A petición de LCRobledo

Este es un pequeño momento en el que Carsten se encuentra con las dos personas que más añoró durante toda su vida.

Este es un pequeño momento en el que Carsten se encuentra con las dos personas que más añoró durante toda su vida

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CARSTEN

Completamente solo y sin ver nada conocido a mi alrededor, caminaba por un estrecho sendero cubierto de hojas secas que crujían bajo mis botas, mientras la luz del sol era parcialmente obstruida por los altos y frondosos árboles que rodeaban el camino. 

El aire fresco de la mañana se colaba entre las ramas, agitando sus hojas, y yo continuaba observando todo a mi alrededor, empezando a sentir el ambiente muy familiar. No había prisa en mis pasos, y por primera vez sentí una inmensa calma atravesarme, junto a la sensación de que algo en mí se resistía a dar el siguiente paso, pero aun así, lo hice.

Al salir de aquel sendero, la imagen del castillo Worwick apareció a corta distancia y no evité sonreír al sentir que había llegado a casa; entonces, me detuve por un instante para observarlo y sentí una fuerte nostalgia apoderarse de mí y, sin cuestionar mi estancia ahí, decidí seguir avanzando.

Caminé hasta las puertas del castillo con ciertas ansias y esperanzas de encontrar a alguien ahí, pero para mi sorpresa, todo estaba desierto, como si el tiempo mismo se hubiese detenido. Las grandes puertas de madera y todo lo que estaba alrededor del patio de armas permanecían mudos, ocasionándome cierta inquietud, pero seguí avanzando y atravesé el patio de armas, que ahora se veía extraño sin el movimiento ni el estruendo de las espadas chocando entre risas y órdenes de los guardias.

Continué avanzando y mis pies me guiaron hasta el jardín, que conservaba esos espacios llenos de flores y tupidos arbustos donde de niño solía correr y jugar junto a mis hermanos. Al ver los narcisos amarillos y blancos destilando un suave aroma, una sonrisa involuntaria se asomó en mis labios al saber que esa era la flor favorita de mi madre y que así se sentía su aroma.

De repente, la calma se fue desvaneciendo al tener un instante de lucidez, haciéndome consciente de por qué estaba en ese lugar, y me detuve, sintiendo una presión en la garganta, como si algo invisible apretara ahí. Instintivamente, llevé mi mano a ese lugar, y fue entonces cuando un torrente de imágenes me golpeó: mi hijo Dalton y su agonía por mantenerme consciente, la herida en mi garganta, el caos de una guerra a mi alrededor y mis padres en la distancia observándome como si me estuvieran esperando.

Una sensación de vacío comenzó a crecer en mi pecho, como si todo en mi interior se desmoronara, y miré hacia atrás añorando ver aquel lugar de donde había venido y al no ver nada, comencé a mirar a mi alrededor buscando alguna figura que rompiera mi soledad y ese abrumador silencio del que comenzaba a ser consciente, pero solo estaba yo, perdido entre los muros de ese lugar inmenso.

El miedo empezó a apoderarse de mí al pensar que tal vez me quedaría atrapado aquí sin nada ni nadie a mi alrededor, y entonces ese temor comenzó a sentirse familiar; era esa la misma sensación que me abrumaba en las noches cuando despertaba aterrado en medio de la madrugada, llamando a mi madre y a mi padre en busca de consuelo, pero en lugar de ellos, siempre aparecía mi madre Elizabeth junto a mi padre, el rey Valko, y no puedo negar que sus presencias calmaban a ese niño asustado y que sus suaves voces apagaban sus  miedos; pero no podía negar que en el fondo de mi corazón siempre anhelé que mis verdaderos padres llegaran a calmar mis temores.

CHICAS DE VALKO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora