Capítulo 4

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Esa mañana, luego de la fiesta, escuche la voz de mis padres, que estaban con sus amigos, que como yo, no veían hace un tiempo. Llegó desde la habitación principal en donde están los adultos, olor a café recién hecho. Al escuchar las voces y las risas hicieron que el dolor de cabeza aumentara más. Me dirigí hacia el baño, y fue una lástima que allí el olor del café no llegara, pus amaba ciertos olores. Quité mi ropa: Mi vestido, mi ropa interior y mis zapatos. Me metí en la ducha, y en mi cabeza quién aparece? Luz, la prima de cabello pelirrojo y piernas largas de Sara, era un tanto sofisticada, o al menos eso aparentaba en como vestía ayer en la fiesta.

La ducha hizo que el dolor de cabeza desaparezca. Busqué que ropa ponerme, me vestí y baje para desayunar, y allí estaba ella, nuevamente tan sofisticada: Vestía unos jeans, con unos zapatos bajitos de color rosa, una blusa color carmesí, parecía toda una muñequita de porcelana. Yo babeando por ella y todos mirándome como si yo no fuera del planeta Tierra.

-Hija. Buenos días! Todos saludaron a Alex de la misma manera, solo que sin el "hija".

-Buenos serán para ustedes, a mí me duele la cabeza después de la fiesta de ayer.

-Luz, te presento a la hija de Teresa, Alex.

-Ya nos conocemos, ayer estuvimos hablando en la fiesta.

-Has desayunado? Preguntó la madre de Teresa, un poco preocupada por si había tomado algo.

-Ven. Dijo Alex señalando ha la cocina para que se prepararan café o lo que Luz quisiera tomar.

La muñeca de porcelana solo dió unos pasos, llegando a la cocina.

Ambas prepararon café, y subieron al cuarto de húespedes, donde Alex pasó la noche y unas cuantas más debido que su habitación había sido consumida por el fuego.

-Cómo estás?

-Aún con dolor de cabeza, a ti no te duele la cabeza Luz?

-Por suerte no, y eso que me levante temprano para venir a tu casa. Solo pensé que veníamos a la casa de unos aburridos amigos de mis padres, pero esta vez no fue así, y además estás tú.

Vieron una película mientras se hacia ya casi la tarde, también hablamos sobre las cosas que nos gustan y las que odiamos, ella es uns chica muy interesante, además de una muy bonita. Ese fue el día en el que no pensé en Páris, solo en Luz, y lo sofisticada e interesante que era, también era muy inteligente, tenía esa forma correcta de hablar tan formal cuando se lo proponía y una mirada que cuando se te quedaba mirando, hacia que te olvides hasta de tu nombre, esas miradas que enamoran y no les puedes savar la vista de encima. Lo intente y no pude, entonces con mis ojos tan normales y poco interesantes, fui desde su rostro, hasta la punta de sus zapatos, cada parte de ella, cada curva, cada borde era maravilloso. La convinación de sus ojos y su color de pelo era perfecto.

Tengo que dejar de admirarla, me dije por dentro. Ni que fuera mi novia ni mucho menos sintiera atracción por una mujer. Y fue en ese momento en el que me pregunté si me gustaban las mujeres, porque a Páris no la podía sacar de mi cabeza cada vez que estaba en blanco o pensando otra clsa y ahora es ella, es Luz quien no sale de mis pensamientos, aunque nos conocimos ayer.

-En qué piensas? Estás muy callada y no ves la película.

Alex quisiera haberle respondido que en ella, que no podía evitar ensarla.

-Analizaba algunas partes de la película, y estoy concentrada en ella. Respondió Alex un poco rápido, ya que no quería levantar sospecha alguna.

-Te gustan las chicas? Una pregunta que nada tenía que ver con la película.

-Estoy dudando en que me gusten los chicos, pero no lo tengo muy en claro.

-Al principio es confuso, no sabes si te gustan los hombres, las mujeres o ambos. Al menos eso me pasó a mi con una compañera nueva de la escuela.

-Eres lesbiana? Preguntó Alex sorprendida por la respuesta.

-La luz se puede apagar o dejar de funcionar en cualquier momento, en mi caso Emilce apagó mi luz normal para enceder la de los colores arcoiris. Hizo un pequeño chiste Luz con su nombre.

Alex rió por el chiste y tuvo que admitir algo:

-Puedo decirte algo?

-Claro, dime.

-Se que apenas nos conocemos, y que seguro tu tienes pareja, pero me pareces hermosa y...me gustas.

Luz se puso colorada por el comentario de Alex, y luego de recuperar el habla le contestó:

-Gracias por el cumplido, y no no tengo pareja, eso de que apenas nos conocemos no importa, por algo existe el amor a primera vista, pero no creo que podamos tener nada.

-Hija, ya nos vamos a casa. Gritó Ella, la madre de Luz.

-Ye me tengo que ir, le dijo Luz a Alex.

-Adiós. Ese fue el saludo de despedida más seco y cortante que dijo en su vida.




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