Al cruzar las puertas del gran salón Emma pudo observar las caras de asombro de sus padres pues las puertas habían causado un gran ruido por la fuerza con la que había abierto. Rápidamente al ver quien era las caras de asombro pasaron a hacer de alivio y a la vez de reproche, Snow con paso demandante terminó los últimos escalones que la dividían de Emma al igual que David.
-Emma por el amor de dios, nos tenías a todos preocupados. ¿Además que ropas son esas que traes? - Preguntó con tono despectivo al ver el vestido al parecer de color lila cubierto de barro y con agua goteando.
-Este vestido me lo compró Rubí solo que estaba lloviendo y cuando venía sin querer me tropecé y caí al suelo ensuciándome- Al escuchar a su madre hablar así del vestido, Emma sintió una oleada de tristeza al recordar el día que Regina se lo había dado diciendo que su color favorito era el morado pero que a ella se le veía más bonito en tono claro.
-Hablando de tu amiguita Rubí...- continuó David- No volverás a verla en un largo tiempo. Ha quebrantado las ordenes que le ordenamos y tendrá que pagar las consecuencias. –
Emma no fue capaz de pronunciar palabra, estaba brava con sus padres pues no le parecía justo lo que le estaban haciendo a Rubí, pero también tenía rabia consigo misma pues en parte lo que le estaba sucediendo a su amiga era su culpa. En silencio se retiró a su habitación rememorando todo lo que había sucedido y recordando la promesa que le hizo a la morena, Emma había tomado la decisión de volver, pero Regina le había hecho prometer no versen mientas las cosas se calmaban.
-Te dije que Emma iba a volver, ella no es tan boba como para irse más de un día sabiendo que nosotros estábamos de viaje. - dijo David con seguridad.
-Tenías razón, pero siento que hay algo que nos están escondiendo y cueste lo que cueste lo vamos a descubrir- dicho esto los Reyes se retiraron de la sala del trono.
Mientras tanto en el castillo de Regina, la Reina observaba desde su ventana como la lluvia torrencial seguía cayendo a borbotones, sumida en una profunda tristeza mientras recordaba la partida de su amada. Cuando su padre se acercó, no pudo contenerse más.
-No puedo... no puedo dejar de pensar en Emma- dijo con la voz quebrada- Me duele demasiado saber que no nos vamos a poder ver.
Henry senior no pronunció palabra, simplemente dejo que su hija se desahogara en sus brazos sintiéndola vulnerable como si fuera una niña desamparada a la que tuviera que proteger; le dolía verla así, sufriendo de nuevo por amor. Después de eso Regina salió a buscar a Mulán pues necesitaba de su mejor amiga en ese momento; juntas se terminaron sentando en el piso del balcón grande donde las estrellas ahora iluminaban el cielo y, en voz baja, Regina expresó otra preocupación que la atormentaba.
-Mulán, me preocupa lo que puedan hacerle a Rubí por mi culpa. No quiero que sufra por mis decisiones.
Mulán firme y leal apretó la mano de Regina mientras la miraba a la cara.
-Regina esto no es culpa ni tuya ni de Emma, si no fuera por ti no hubiera conocido a la mejor mujer del mundo. Uno no manda en el corazón ni lo obliga a enamorarse de alguien, tu te enamoraste de Emma y yo de Rubí y no estamos cometiendo nada malo, pero si los reyes lo ven así y se meten con mi novia me van a conocer y ten por seguro que te protegeré a ti y a Emma también si hace falta. - dicho esto ambas se dieron un suave abrazo antes de que Mulán se terminara retirando a su habitación.
Ya era casi la una de la madrugada, todos en el castillo dormían plácidamente excepto una princesa de pelo rubio que descalza y con una vela pequeña intentaba llegar a los calabozos reales. Después de comer con sus padres Emma pidió permiso para retirarse a descansar fingiendo tener un poco de migraña a lo cual sus padres aceptaron, pero minutos después su madre entró intentando preguntar a donde se había escapado a la cual Emma le mintió, después de asegurarse de que nadie estaba despierto a tan entrada hora decidió ir a buscar a su mejor amiga, al llegar a los calabozos se asustó un poco por lo oscuro que era.
-Rubí... Rubí- empezó a susurrar mientras iba pasando celda por celda.
-¿Emma? - pregunto Rubí mientras poco a poco se acercaba a los barrotes revelando la cara y ropas sucias por el polvo del calabozo.
-Rubí no sabes cuanto lo siento, deberías no estar encerrada aquí, esto es mi culpa, a la que debieron castigar es a mí no a ti. -
-No digas eso Emma, no es tu culpa. Tu madre se enloqueció y tu padre solo es un bobo que le esta siguiendo la cuerda, ellos no son buenas personas Emma, ahora que estar grande ya te puedo decir que te cuides de ellos ya que no voy a poder estar ahí a tu lado para protegerte como he hecho todos estos años. -
-Te voy a sacar de aquí, te lo prometo. - dijo Emma con lágrimas
-Se que, si lo vas a hacer, pero por el momento cuídate tu que yo aquí aguanto un poco más. Ahora vuelve a tu habitación antes de que alguien vuelva- dicho esto Emma se retiró no sin antes dejarle una manzana roja para que pudiera alimentarse y también en señal de esperanza ya que en una salida que hicieron las cuatro, Regina comentó que las manzanas eran como un símbolo de esperanza para ella lo cual hizo que Rubí sonriera recordando el momento mientras se dejaba caer en un sueño profundo con la esperanza de que las cosas cambiaran pronto.
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La Máscara
FanfictionEmma es una princesa de veinte años, que vive su vida encerrada en su habitación desde que tiene memoria; sus padres los Reyes, no la dejan salir por miedo de que su enemiga le pueda hacer algo a la Princesa. Pero todo cambia una noche que anuncian...