Capítulo 3

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Habían pasado ya los dos días y tanto Emma como Regina estaban emocionadas por volverse a ver.

- Rubí estoy tan emocionada que ya quiero que llegue la hora de poder salir- dice Emma a Rubí mientras esta le ayudaba a poner el vestido.

- Calma Emma, el lugar no se va ir a ninguna parte. –

- Es que no puedo Rubí, si tan solo supieras como me sentí ese día con Regina en el baile... fue una mezcla de sentimientos. Pero bueno ¿Quisiera saber si te gustaría acompañarme hasta el lugar? - pregunta Emma con cara de perrito apaleado.

- Por supuesto que me gustaría acompañarte Emma, pero no me voy a quedar por obvias razones necesitas a alguien que te cubra y mi abuela nos va a ayudar- Eugenia abuela de Rubí y la nana de Emma, ya estaba al corriente de todo y estaba feliz por la joven pues ella más que nadie sabía lo estrictos que eran los padres de la rubia y estaba dispuesta a ayudarla a ser feliz.

- Definitivamente amo a Granny, bueno me voy para mi clase de piano. Nos vemos después del almuerzo. - Dicho esto Emma salió de la habitación feliz.


- No voy a atender a nadie más por hoy y la próxima persona que entre sin mí permiso será incinerada- Dicho esto Regina vio como el pobre guardia salía corriendo de sus aposentos.

-  ¿Hija estas bien?, tú no eres de las que deja las cosas sin terminar-

- Si papá, es solo que voy a salir a medio día y quiero estar relajada-

- ¿Y se puede saber quién es la afortunada? – Al acabar la pregunta Henry Senior pudo ver como los ojos de su hija se abrían en una expresión de sorpresa.

- Pero... como, pero como lo supiste...-

-Por favor hija a mí no me engañas, soy tu padre y he compartido contigo 30 años de tu vida. Se perfectamente que conociste a alguien y estoy seguro que fue una joven-

- A ti no te puedo engañar, verdad-

Henry era el padre de la morena, era un hombre cariñoso, amable y muy bondadoso que siempre había estado para su hija. Pero había algo que Henry nunca pudo detener y fueron los abusos y maltratos de Cora para con Regina, pues Henry no poseía magia algo que Cora si tenía y esto hacía que los castigos de la morena fueran más severos; a medida que fue creciendo Regina conoció al famoso Rumpelstiltskin que fue el que la ayudo a manejar y aprender a usar su magia.

- Se llama Emma, la princesa Emma. Sus padres nunca la han dejado salir del castillo, aprovecho que la fiesta del Rey George era de máscaras para salir por primera vez. Me ofrecí a enseñarle las maravillas del mundo y tal vez unas clases de arco y espada. –

- Me alegra que hayas decidido ayudar a la joven, ¿pero por qué la decisión? Ambos sabemos que tú no eres de hacer favores y menos de ayudar a la gente. –

-Cuando la conocí fue mágico, sus ojos fueron como ver un mar en calma. Algo se removió en mi apenas nuestras miradas se cruzaron, fue como si la conociera desde hace tanto tiempo y apenas me conto su historia algo en mi me impulso a ayudarla y en volverla a ver, quiero saber que me está pasando con ella. –

- Me alegra por ti hija, convive con la joven y así aclara lo que estas sintiendo; más adelante me cuentas como te fue- Al terminar de hablar Henry Senior le dio un beso en la frente a su hija y se retiró de la habitación.


Había llegado la hora y Regina esperaba paciente a la rubia frente al lago que quedaba cerca de su castillo, la morena la quiso citar ahí puesto que esa zona era parte de su territorio y no quería miradas indiscretas ni mucho menos algo que interrumpiera sus visitas con la rubia. Por otro lado, Emma iba de camino con Rubí pues la joven no sabía dónde quedaba ese dichoso paramo y la única persona que podía saber y ayudarla era Rubí, además de que tener cerca a loba le generaba confianza y tranquilidad. Después de dos horas de camino por fin habían llegado y Emma pudo deslumbrar un hermoso lago y cerca de él una mujer de pelo negro, Regina. Al oír pasos acercarse a ella la morena se giró y vio una cabellera rubia y una castaña, su princesa Emma.

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