━━━━━ 𝐌𝐀𝐈𝐀 𝐋𝐎́𝐏𝐄𝐙; es una adolescente que creció junto a su mejor amigo 𝐏𝐀𝐔 𝐂𝐔𝐁𝐀𝐑𝐒𝐈́. Sin embargo, desde el 𝐅𝐂 𝐁𝐀𝐑𝐂𝐄𝐋𝐎𝐍𝐀, le darán el sí para entrar en la cantera de La Masia. Dejando sola a su mejor amiga.
Años despué...
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• 𝐌𝐈𝐀 | 𝘴𝘢́𝘣𝘢𝘥𝘰. 𝘮𝘢𝘺𝘰. 𝟤𝟢𝟤𝟦
Estaba en mi casa, estudiando matemáticas para mi examen final de matemáticas. En lo que recibí una llamada.
— ¿Maia? — era mi jefa.
— Hola, Moni, ¿pasa algo? — pregunté.
— Sí, Marc está portándose horrible, dice que solo quiere verte a ti y solo tú lo entiendes — se está convirtiendo en adolescente... — ni Sergio y yo podemos controlarlo, te necesito, Maita.
Marcos había cumplido 8, y la verdad seguía siendo muy pequeño a mis ojos. Pero de la nostalgia me ponía a ver fotos cuando lo conocí y realmente estaba enorme. Era un niño precioso, alegre, energético y siempre buscaba la forma de animarme cuando no estaba al 100 %.
En Marcos solo podía ver a Pau, y yo me veía como Irene. Él era como el hermano y mejor amigo que tuve, pero lamentablemente me vi obligada a perder con los años.
— Voy, Moni, no te preocupes — respondí.
— Eres mi salvación, Maia, mil gracias.
Dejé de estudiar matemáticas, era más importante ir a ver a Marc que aprender a derivar. Solo guardé lo necesario en mi mochila, me arreglé un poco para estar decente y ya.
— Papá, me ha llamado Mónica, dice que Marc está insoportable y me pidió que fuera. ¿Me podrías ir a buscar por la noche? — le pedí.
— Claro, hija, ten mucha suerte con el pequeño.
— Gracias — tomé mis llaves y salí.
El taxi ya me estaba esperando, así que no me demoré mucho en llegar.
[...]
Me abrió la puerta Moni, me dijo que Marc estaba en su habitación muy triste y furioso, así que solo subí las escaleras rápido en busca de la habitación.
— ¿Dónde está mi niño favorito? — hablé.
— ¡Mia! — saltó Marcos. — ¿Qué haces aquí?
— Tu madre me ha dicho que no te estabas portando muy bien que digamos. Y he decidido venir para arreglar este pequeño problema — sonreí.
— La odio, solo tú me entiendes, te quiero — afirmó mientras se acercaba para abrazarme.
— Yo también te quiero, pero aún estás muy chico para hacer esos comentarios — Marc contestó solo subiendo sus hombros. — Bueno, ¿qué quieres hacer? — pregunté.
— Mmm, podríamos ir a tomar algo de helado y pasear por ahí, ¿qué te parece? — sugirió Marcos.
— Me parece perfecto — contesté. — Iré a avisarle a tu mamá.
