Capitulo 24

358 22 0
                                    

— Está bien, recuérdame en qué punto estábamos. En la actualidad no puedes ir, a menos que lo hagas con Pat, ¿correcto?

— No, a menos que encuentre una mentira muy convincente para explicar porque tengo que ir a la biblioteca con un vestido semiformal — dijo Katie, resentida.

— De acuerdo...

Permanecí en silencio un momento.

— ¿Y? — me urgió ella —. ¿Tienes alguna buena idea?

— Tengo una — dije con cautela —. Aunque no creo que se la pueda llamar una idea de veras buena.

— Oh, habla — se impacientó Katie.

Inhalé una larga bocanada de aire.

— ¿Quién es tu compañero de laboratorio en la clase de Sonrisita?

Katie frunció el ceño.

— Gus Pendleton. ¿Por qué?

— ¿No te gustaría ir al Baile de Otoño con él? — dije, tratando de mostrar algún entusiasmo.

— ¿Qué?

— ¿No te gustaría ir al Baile de Otoño con Gus...?

— ¡Ya te oí! — Me interrumpió Katie — ¿Con Gus Pendleton? ¿Estás loca?

— Sí — contesté —. Pero sólo a título informativo: ¿Qué tiene de malo Gus Pendleton?

— Te diré — contestó Katie en tono presumido —. Dado que vivo justo detrás de los Pendleton, te puedo decir con exactitud lo que tiene de malo Gus. Está construyendo un fuerte en su patio trasero.

— ¿De veras? — dije con interés a pesar mío.

Katie asintió.

— Sí, tiene toda esa basura...madera y otras cosas.

— Bueno, eso no quiere decir...

— Y además, vino a pedirle a papá si le podía dar alguna cinta aisladora que nos sobrara, y papá le preguntó para qué, y Gus dijo: ―Estoy construyendo un fuerte‖.

Katie me miró con expresión de triunfo.

Me resultaba difícil argumentar que ir al Baile de Otoño con alguien que estaba construyendo un fuerte sonaba cualquier cosa menos alentador. Pero tampoco era para desesperarse.

— Sin embargo — dije alegremente —, Gus Pendleton es mejor que Marea Alta Pat.

Katie suspiró.

— Sí, supongo que sí... Pero ¿Por qué Gus?

Me encogí de hombros.

— Sólo pensé... Ya sabes cómo Sonrisita se la pasa esperando que todos los que trabajan en pareja se enamoren. Y pensé que, si le explicaba que tú y Gus de veras querían ir al Baile de Otoño juntos — Katie gimió y yo hablé en voz más alta —entonces él podría, tú sabes, hacerle ver las cosas a tu madre. Después de todo, es probable que ella escuche a un profesor.

— Antes que nada — dijo Katie —, y debes creerme, esta es sólo una de muchas, muchas razones, Gus Pendleton jamás demostró el menos interés en mí.— De repente, lanzó una risita.

— Aunque supongo que podría ofrecerme para coser almohadas para el fuerte o algo por el estilo.

Yo también reí.

— Quizá puedan ir allí después del baile — sugerí--. Un lugar íntimo y romántico...

Katie gimió.

— Escucha, ______, esto no tiene nada de gracioso. ¿No puedes proponer algo mejor?

— Bueno, trataré —dije vacilante.

— Está bien — aceptó Katie — Te llamaré más tarde.

Nos despedimos y me encaminé a casa.

Una vez adentro, oí a Anne que parloteaba con mamá.

— ¿Por qué no puedo hablarle? — decía.

— Porque vino a ayudar a papá con el jardín, querida — dijo mi madre —. Y no quiero que le distraigas.

— Bueno, ¿le puedo decir hola?

— Por supuesto.

— ¿Puedo hacerle, digamos, cinco preguntas?

— No.

— ¿Por qué no?

La mire fijo.

— ¿De qué hablas?

Las mejillas de Anne estaban rojas de placer.

— Llamó tu amiga Rose y me dijo que te dejaba un mensaje: ―Dile a ______ que lamento lo de Nick y el desastre del Baile de Otoño‖.

— Pedazo de animalito entrometido...— le lancé en tono cortante a Anne.

— ¡ ______! —se escandalizó mamá.

— Bueno, es la verdad — exclamé al borde de las lágrimas — Y mañana no va a ser capaz de mantener la boca cerrada frente a Nick, y...y...— No pude pensar en otra acusación contra mi hermana, pero necesitaba liberarme de algo más. — ¡Y probablemente me hará quedar como una tonta más grande aún!

El sábado por la mañana, un golpe en la pared me despertó de repente. Sonó como si un gorila hubiera dado con una liana contra el costado de mi casa.

Hundí la cara en la almohada y traté de volver a dormirme.

El golpe se produjo de nuevo. Seguido de un sonido sordo y escurridizo, como si el gorila se estuviera abriendo paso a lo largo del costado de la casa. Luego se produjo el inconfundible sonido de mi ventana al ser abierta.

Cerré los ojos con fuerza. ―No, no puede ser‖, me dije.

― Hola, ______ ― dijo el gorila, cuya voz se parecía extrañamente a la de Nick.

Me di vuelta en la cama. La cabeza de Nick asomaba por la ventana de mi dormitorio, ubicado en el segundo piso.

― Esto tiene que ser un mal sueño ― dije. Volví a cerrar los ojos.

― No, es la realidad ― me corrigió Nick.

Espié. Nick todavía estaba allí, con la armadura para podar árboles de papá. Y llevaba una bincha roja en la frente.

Debo explicar que mi padre tiene todo ese equipo profesional para podar árboles porque Anne y Liz se asustan de la oscuridad (aunque lo niegan), y si una hojita cualquiera les roza la ventana, se vuelven locas y despiertan a papá totalmente histéricas. Entonces, con el tiempo, mi padre decidió que, para preservar sus ocho horas de sueño, debía hacer una inversión en un equipo profesional para podar árboles y en esa armadura. La idea es que puede trepar árboles con eso puesto y, si se cae, quedará allí colgado hasta que mamá llame a los bomberos, o a quien sea que uno debe llamar para sacar a un hombre de esa situación.

Pero ahora Nick estaba usando esa armadura como mecanismo volador, libre de ruedas. Se colgaba de mi ventana como rana arbórea.

Nos miramos en silencio durante un momento, cosa rara en él, que habla tanto. ¿Qué esperaba que hiciera yo? ¿Qué gritara ―¡Ladrones!‖?

Adorable Rebelde ; Nick Jonas Y Tu . (Adaptada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora