Capitulo 2

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Brad se frotó la frente. 

Yo traté de no mirar el espantoso chichón que tenía sobre el ojo. 
― ¿Estás bien? ― pregunté con voz suave. 
Él dejó escapar una bocanada de aire y sonrió. 
― Sí, o al menos creo que lo estaré. 
Caminamos en silencio. Brad Hopkins es la estrella de atletismo de la escuela y resulta muy buen mozo a su manera, con su cuerpo enrome y macizo. Probablemente muchas chicas se habrían sentido emocionadas de acompañarlo a cualquier lado, incluso al consultorio. Pero yo conozco a Brad desde el jardín de infantes. No era emocionante para mí, sólo era un poco más de todo auque a lo que estaba acostumbrada: Brad en su rol de muchacho popular, y yo en mi rol de solicita hija del director. 
Nos detuvimos frente a la puerta del consultorio de la enfermera Carlin y la secretaria, la señora Zimmerman, hablaban con un chico al que nunca había visto. 
Era un típico muchacho de buena apariencia, delgado, con vaqueros y una remera bajo una muy usada camisa de franela. Llevaba corto el pelo castaño claro , aunque un poco despeinado, como si se hubiera pasado las manos por él mientras esperaba que la increíblemente lenta señora Zimmerman se ocupara de él. No vi sus ojos hasta que no se dio vuelta para mirarnos. Eran de un verde claro y brillante, con largas pestañas marrones. En una chica habrían resultado espléndidos, pero en un muchacho parecían… bueno penetrantes. El chico me miró con una expresión que no terminé de entender. 
― ¡Brad Hopkins! ― exclamó la enfermera Carlin ― ¿Qué te pasó? 
Brad se tocó el chichón de la frente. 
― Es una larga historia ― dijo ― ¿Podría recostarme un rato en la camilla? 
― Por supuesto ― repuso la enfermera Carlin mientras lo tomaba del brazo ― Nicolette Dunlap está allí ahora, pero sólo tiene calambres. Podemos hacer que saga de allí. 
El chico nuevo sonrió y yo sentí que me encogía. Bueno ¡adiós privacidad para Nicolette Dunlap! 
Vi que la enfermera Carlin se llevaba a Brad y me di vuelta para retirarme. 
― Un momento, ______ ― me atajó la señora Zimmerman ― Te presento al estudiante más reciente del Colegio Knox. ― Se volvió hacia el muchacho nuevo ― Esta es ______ Merrill, la hija de nuestro director. Te acompañará a la clase. 
Traté de sonreír con indiferencia, pero de buena gana había matado a la señora Zimmerman. ―______ Merrill la hija de nuestro director ¿Es que jamás tendría oportunidad de demostrar que yo tenía una identidad propia? 
La señora Zimmerman sonrió. 
― Primero tenemos que completar unos formularios. Bien, jovencito… ― Revolvió algunos papeles. ― ¿Tu nombre es Nick? 
― Sí ― asintió el chico nuevo. 
La señora Zimmerman terminó de llenar los formularios. Ella jamás permite que lo hagan los estudiantes mismos, porque dice que no les entiende la letra. Mi padre dice que escribe todo en código para volverse indispensable e impedir que él la eche. Por supuesto, si eso es cierto, todo el sistema escolar quedaría reducido a nada cuando ella se retire. 
La señora Zimmerman mordisqueó la punta de su lapicera y examinó los papeles. Lugo extendió la mano a Nick. 
― Bienvenido al Colegio Knox, Nick Jonas. ― Hizo un gesto en dirección a mi. ― ______ te mostrará donde está tu armario y te acompañará a tú primera clase, que es…― Volvió a revolver unos papeles. ― Literatura Superior con la señora McCracken. 
―Que suerte para Nick, pensé. 
La señora McCracken entregó a Nick unos veinte libros de texto un millón de hojas de papel. Juntos salimos del vestíbulo. 
― Acabo de conocer a tu padre ― dijo Nick, en un tono como al pasar. 
Lo miré por el rabillo del ojo. Casi había deseado que Nick hubiera tenido su encuentro de bienvenida con el señor Weller, el asistente del director. Pero luego recordé que se encontraba en un congreso por el fin de semana en Grand Rapids, cosa de la cual me había enterado porque esa noche su hijo Bobby daba una fiesta. 
Decidí cambiar de tema. 
― Deja que te ayude con eso ― dije. Tomé algunos libros texto y la pila de papales que llevaba. Miré el papel que indicaba el número del armario de Nick. ― Tu armario está en el ala sur. Te mostraré donde es y podrás dejar los libros allí o hacer cualquier otra cosa. 
Nick pareció divertido. 
― Caramba, lo dices de una manera tan… profesional. Como si todo el tiempo no hicieras otra cosa que mostrarle sus armarios a la gente. Autoritaria al mismo tiempo indiferente. ¿Eres una estudiante regular? 
― ¿Qué quieres decir? 
― ¿Vas al colegio aquí o este es tu empleo? ¿Eres algo así como la embajadora de los estudiantes? 
― Oh, vamos. ― Fruncí la nariz ― Claro que voy al colegio aquí. 
― Bueno, uno nunca sabe ― se defendió Nick ―. Pensé que tal vez ya hubieras terminado el secundario y que tu padre, por ser el director, te había dado este empleo. 
Lo miré fijo. ¿Estaba bromeando? 
― A los padres les gusta ayudar a que sus hijos consigan empleo, ¿sabes? ― siguió Nick ― Escucha esto. Durante un verano trabajé en un supermercado y estuvieron a punto de echarme porque no conseguía que la máquina registradora anduviera rápido. Además, les hacía toda clase de favores a mis amigos, de modo que me resultaba difícil lograr que el balance saliera bien. Pero mis padres sacaron una máquina registradora de juguete del altillo, y todas las noches yo me paraba atrás y ellos pasaban junto a mí simulando que comparaban artículos de almacén en nuestra propia cocina. 
Yo fruncí el ceño. 
― ¿Y eso que tiene que ver con…? 
― Bueno, supongo que tu padre quería ayudarte. Profesionalmente, quiero decir. Para encaminarte. Y debo decir que te estás desempeñando muy bien. Como si hubieras nacido para ser asistente de director o algo el estilo. 
Sentí que las mejillas me ardían. 
― No recuerdo… no recuerdo haber pedido tu opinión ― tartamudeé. 
Los ojos de Nick se agrandaron sorprendidos. 
― Caramba, ¿por qué te pones tan nerviosa? No puedes culparme por encontrar extraño que no estés en clase. 
― Me limité a acompañar a Brad al consultorio ― dije en tono cortante ―. Eso no me convierte en un comité de recepción unipersonal. 
― ¿Brad es ese tipo que parce como si alguien le hubiera dado en la cabeza con una sartén? 
― Ajá ― asentí, aliviada por hablar de algo que no estuviera relacionado con mi capacidad como embajadora de estudiantes. 
Empezamos a subir las escaleras del ala sur. ― ¿Es tu novio? 
No pude evitar la risa.

 

Adorable Rebelde ; Nick Jonas Y Tu . (Adaptada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora