Amor en línea [Love#3] ✔️

♡Otro 15 de Julio♡

EPÍLOGO EXTRA
♥︎Otro 15 de Julio♥︎

Hoy es un día especial, el cumpleaños de Nacho, el quince de julio. Pero no solo eso; también es significativo porque un quince de julio él me propuso matrimonio. Estoy en la sala, observando a Bianca, que juega con sus muñecas en la alfombra. Tiene cuatro años y su risa llena la casa de alegría. Cameron, nuestro hijo mayor de seis años, se asoma por la ventana, sus ojos brillando de emoción.

—¿Cuánto falta para que llegue papá? —pregunta, su voz llena de anticipación.

—Solo un par de minutos más —le respondo, sonriendo al ver su entusiasmo. La casa está decorada con globos y serpentinas, todo preparado para sorprender a su papá. El aire está cargado de alegría, y mi corazón late con fuerza, recordando todos los momentos que hemos compartido.

De pronto, el momento por el que tanto hemos esperado sucede: se escucha el auto estacionarse afuera y rápidamente me sobresalto.

—¡Ya llegó! —grita Cameron, corriendo hacia la puerta. Siento que la emoción me envuelve mientras abro la puerta.

La luz del sol ilumina el jardín, y ahí está Nacho, con su sonrisa radiante. Pero no viene solo. A su lado están Araceli y Dominick, nuestros mellizos de dos años, que apenas pueden contener su emoción.

—¡Sorpresa! —grita Bianca, mientras los pequeños corren hacia nosotros.

—¡Papá! —grita Cameron, y en ese momento, Araceli y Dominick, con sus caritas llenas de alegría, también corren hacia mí, sus brazos abiertos.

—¡Mamá! —gritan al unísono, y mi corazón se derrite al ver cómo se lanzan a mis brazos. Los mellizos me envuelven en un abrazo cálido, sus risas resonando en el aire.

—¡Feliz cumpleaños, papá! —gritan Cameron y Bianca, formando un cuadro perfecto de alegría familiar.

Miro a Nacho y lo veo observando la escena con una sonrisa que ilumina su rostro. En ese instante, siento que el amor que nos une es más fuerte que nunca.

—Feliz cumpleaños, mi amor —le digo a Nacho, acercándome a él.

—Gracias, mi xodó —me responde, y su voz está llena de calidez.

Mientras los niños corren hacia el interior, me quedo un momento a solas con Nacho.

—Te he echado de menos —le susurro, acercándome un poco más. Siento que el mundo a nuestro alrededor se desvanece.

—Yo también —me dice, y en sus ojos veo la profundidad de nuestros sentimientos.

—Cameron y Bianca no querían quedarse quietos y te estaban esperando ansiosos —le comento, sonriendo.

Mi esposo ríe, —Hoy también es nuestro día.

—Uno de nuestros tantos días —respondo, sintiendo cómo la conexión entre nosotros se intensifica.