Diferentes

CAPITULO OCHO: Una nueva oportunidad.

Mientras, estaba en la vereda, caminando .Paso algo que nunca olvidare.

Una señora, que estaba al frente de mí, se estaba muriendo. Me conto Ash que los demonios cuando logran atravesar las puertas, no solo pueden matar, sí no absorber y dejarlo sin su don. Y sin poder, por mucho tiempo tenerlo.

Esa señora, estaba tirada en el suelo, echo de nubes suaves como el algodón, torciéndose y debilitándose minuto por minuto. Pedía ayuda. Pero en ese momento era la única que estaba allí.

Como siempre, yo nunca sé que hacer. Pero tenía que pensar rápido. Y lo primero que hice fue correr hacia a ella.

Ella estiro el brazo y lo empezó a balancear. Se estaba ahogando. No podía respirar.

¿Qué hago?

-Gracias entrenador-Pensé-A ver si sirve de algo.

Les puse las manos en el pecho de la mujer.

Pensamientos nuevos:

-Lo haré, te salvaras. Lo necesitas, tú familia te extrañara. No me puedo rendir, esto debe funcionar. Y lo hará. Claro, que sí. No te dejare ir a tu casa así. No sé cómo eres, pero si estás aquí, vales la pena, tienes corazón y eso es lo que te llevo al cielo, no las malas palabras que alguna vez dijiste, lo que hiciste y no mataste con palabras. El Ángel es no se hace.

Pensé y desee con mi verdadero corazón que se cure, y vaya con su familia que seguro la necesita. La familia vale mucho, tus padres son los únicos que están en toda tu vida. Ellos no te dejan, mucho menos te rompen el corazón.

Entonces...Abrió los ojos y empezó a respirar bien. El rostro pálido que antes tenía, se tiño con su color natural, marrón claro.

-Gracias Dios-Susurre-Por todo.

-¿Tu eres mi Ángel verdad?

-No, sólo soy una joven.

-Para mí, eres más que eso. Me salvaste la vida.

-¿Esta bien?

-Sí, gracias. Sin ti creo que no estaría bien.

-De nada.

-En el mundo humano, me ha pasado cosas terribles, tráfico de personas. Pero, al fin. Tengo una heroína. Al fin, hubo alguien que me escucho. Al fin hubo alguien, que me salvo.

-Estoy segura, qué siempre hubo alguien y se llama Dios.

-Dios reencarnado. Eres tú.

Le sonreí y ella me devolvió la sonrisa más hermosa que vi en mi vida.

-Dios está en todos lados.

-Lo sé, pero al fin me envió a ti. Mi ángel. Mi propio Ángel.

-¿Cómo te llamas?

-Catrina.

-¿Catrina, eres tú?

-Sí, Cath soy yo.

-¿Qué te paso?

-Me morí por sobredosis de whisky, en una fiesta, dé populares. Fue mi culpa, todo. Yo te deje sola, después de que te fuiste desee lo mejor para ti.

-No hacía falta.

-Yo sé que sí. Estabas en mal momento, y yo me burlé de ti porque cambiaste de forma radical, y no pensé lo que estabas viviendo. Yo creí que la vida era solo fiesta, popularidad, amigos.

-La vida no es así.

-Ahora lo sé.

Decía una frase: Las apuestas y los pactos se hacen con los Ángeles. O demonios.

Pero, está claro que con la última siempre saldrás perdiendo. Solo los Ángeles tienen la respuesta.

Gracias entrenador.Por enseñarme a curar a los que me necesitan.