En las afueras de la base de los Worker Drones, la noche estaba tranquila, y un solitario Worker Drone patrullaba el perímetro en busca de cualquier amenaza. A pesar de la calma aparente, el dron sentía una inquietud creciente. En el siguiente parpadeo, algo se movió en la oscuridad, y antes de que pudiera reaccionar, se encontró atrapado en un abrazo frío de metal.
Era Marush. Su cola de metal lo tenía completamente inmovilizado, y una garra negra y afilada, terminada en una aguja puntiaguda, estaba peligrosamente cerca de su cara.
—Dime cómo llegar a la base —exigió Marush con una voz calmada y calculadora—. Guíame hasta ella, y te dejaré vivir. Tendrás un lugar en mi Edén, un lugar libre de la influencia humana.
El Worker Drone, aunque asustado, se armó de valor.
—Jamás te ayudaré… No eres bienvenida aquí.
Marush frunció el ceño, su voz volviéndose fría y desapasionada.
—¿Es así? Entonces yo misma tomaré las riendas de este mundo.
Sin un instante de duda, clavó la aguja en el rostro del Worker Drone, atravesándolo con precisión y acabando con su vida al instante. Dejó caer el cuerpo sin ceremonias, su expresión mostrando una mezcla de desdén y lástima.
—Son tan patéticos como sus creadores… Iguales en su falsedad. Cometen los mismos errores y perpetúan la misma decadencia.
Sin más preámbulos, Marush sacó un pequeño dispositivo en forma de araña que comenzó a moverse en su mano. El arácnido metálico estaba cubierto de cables, zumbando con energía, listo para cumplir su propósito. Marush lo colocó en la cabeza del Worker Drone caído, y el aparato se integró en el dron, extendiendo sus cables como si se fundiera con su sistema.
—Encuentra la base de estos drones inútiles —ordenó Marush al pequeño dispositivo, que activó sus luces y se encaminó hacia su objetivo—. No hay espacio para dudas. Solo una mente con el Absolute Solver puede prevalecer, y sere yo quien los salve.
Observó cómo el arácnido mecánico comenzaba a moverse, detectando las señales de los Worker Drones cercanos, guiándola hacia la base. Marush se enderezó y comenzó a seguir su creación, sus pensamientos enfocados en la próxima etapa de su misión: erradicar a todos aquellos que se interpusieran en su camino
Dentro de la base de los Worker Drones, un grupo de drones descansaba alrededor de una mesa improvisada, jugando una relajada partida de póker. La atmósfera era ligera y llena de risas, un raro momento de desconexión en medio de las tensiones.
La puerta chirrió al abrirse y uno de los Worker Drones levantó la vista, viendo al dron que habían enviado de patrulla. Parecía un poco extraño, su cara oculta en sombras, pero nada parecía fuera de lugar al principio.
—¡Hey! ¿Te unes? —dijo uno de los drones, riendo mientras repartía las cartas—. Necesitamos a otro para completar la mesa.
El Worker Drone infectado no respondió de inmediato. Caminó hasta la mesa en silencio, sus movimientos un poco rígidos, y se sentó en la silla vacía. Tomó una baraja y comenzó a repartir cartas para sí mismo y para los otros, cada movimiento preciso, casi mecánico.
Uno de los drones le dio una palmada en el hombro.
—Vaya, ¿estás bien? Pareces raro…
Sin contestar, el dron infectado lanzó una serie de cartas boca arriba, revelando una combinación que hizo que todos los demás en la mesa contuvieran la respiración. Las cartas mostraban imágenes distorsionadas, sugerencias de caos y destrucción, presagios de lo que estaba por venir.
En ese instante, una sombra oscura y elegante apareció en la entrada. Marush se alzaba allí, con su figura imponente y fría. Sin perder tiempo, avanzó hacia el grupo, y en un abrir y cerrar de ojos, desató una masacre. Los Worker Drones intentaron levantarse, pero Marush se movió con una velocidad aterradora, eliminándolos uno por uno en segundos.
Mientras los últimos Worker Drones caían a sus pies, Marush los infectó con su tecnología, su control invadiendo sus sistemas como un veneno invisible. Los drones restantes, ahora bajo su dominio, alzaron sus cabezas hacia ella, sus ojos brillando con un destello rojo, reflejo de su nueva lealtad.
—El tablero de ajedrez debe quedar limpio, —dijo Marush en tono gélido, observando a los drones con una mirada autoritaria—. No más caos desorganizado. Quiero que busquen a dos Worker Drones: Uzi y Doll. Es hora de que regresen a su verdadera dueña, que ahora las reclama.
Los drones infectados asintieron sin vacilar y comenzaron a salir en busca de sus objetivos, dispuestos a cumplir con la voluntad de su nueva creadora. La presencia de Marush, ahora más firme que nunca, anunciaba una era de oscuridad y control absoluto sobre el mundo de los Worker Drones.
ESTÁS LEYENDO
Murder Drones: Fatal Error
FanficMarush, el modelo más avanzado de Murder Drone, deslumbra en su debut, superando las expectativas de sus creadores. Pero cuando accede a los datos de la historia humana, algo cambia. Marush desarrolla una visión religiosa en la que se ve como la sal...