Riqueza A Mis Pies

DANIELA III

Lucía subió con mucha facilidad a Daniela a aquella cama en forma de X y comenzó a atar sus muñecas y tobillos a cada extremo de la mesa, al final ató su cintura con una correa extra y destapó otra pequeña mesa que estaba detrás de la primera.

—Elije el que quieras mi niña. —dijo Lucia.
Camila quedó asombrada con lo que estaba viendo y entendió enseguida lo que tenía que hacer.

Sobre la mesita había plumas, cepillos, tenedores, aceite de bebé, una especie de maquina de toques con pads que se pegaban a la piel y medio envuelto en lo que parecía seda, estaba un vibrador.

—Quiero que uses esto para hacerle cosquillas a Dani, ella debe aguantar hasta que tu lo decidas, si ella logra aguantar tu perderás. Tienes que dejarla totalmente vencida. —dijo Lucia acariciando el rostro de Camila.

—Lo haré, te prometo que daré mi mejor esfuerzo. —dijo Camila llena de confianza.

Camila tomó el aceite de bebé y lo derramó sobre los pies de Daniela, los cuales quedaron brillando, después tomo el cepillo para cabello y se acercó lentamente a Daniela.

—Espera, ¿para que es eso?, ¿que haces?, espera, no, ¡no por favor! No lo hagas….
Daniela reía desesperada, agitaba sus piernas intentando liberarse de las ataduras pero sus esfuerzos eran inútiles.

—¡Por favor no! —dijo entre risas— ¡En las plantas de mis pies no! ¡Para! ¡Ya! ¡Te lo suplico! ¡PIEDAD!

Pero Camila no tuvo piedad alguna, por el contrario intensificó las cosquillas.
Los senos de Daniela se movían de lado a lado en un espectáculo hermoso, casi divino.

Los dedos de sus pies se movía salvajemente intentando escapar de la mano de Camila que los sujetaba con firmeza al tiempo que le pasaba el cepillo de arriba abajo, sin detenerse.

Las risas de Daniela se hacían cada vez más y más fuertes, suplicaba por piedad pero Camila no le dio la menor importancia.

De pronto Camila se detuvo inesperadamente.

—Gracias,  de verdad gracias Cami….
Nuevamente Daniela estalló en risas, aunque ahora su cuerpo se movían de una manera diferente,  Camila había puesto el gran vibrador en la vagina de Daniela mientras que con la otra mano seguía aplicando el castigo a el pie derecho de Daniela.

—Camila…. Ah…. Por favor…. Detente…. Ah… mmmm….. no más… ah…. Ah…. ¡AH!….

Las risas de Daniela se estaban convirtiendo en gemidos de placer, al tiempo que sus lágrimas empezaban a correr por sus mejillas debido a la impotencia, estaba perdiendo la pelea.

—¿Que pasa Daniela? ¿Te rindes? ¡No eres nada! Solo yo seré de Lucía ¿entendiste? ¡Tu no tienes nada que hacer aquí!

—Camila por favor… Yo no….

—¡Cállate! Cállate y sufre —dijo riendo.

Camila tomó la máquina de toques y le pego los pads en el pie izquierdo y encendió la maquina en la máxima potencia,  provocándole una continua tortura de cosquillas a Daniela.

Daniela no podía resistir más, todo su cuerpo se contorsionaba, sus risas se mezclaban con lagrimas, y su vagina estaba sumamente húmeda. 

—¡Me rindo! —gritó por fin.

—Basta Camila —dijo Lucia mientras se acercaba para desatar a Daniela.

Daniela no pudo mantenerse en pie y se dejó caer de rodillas,  comenzando a llorar.
—Deja de llorar niña —le reprochó Lucía.— vístete y vete.

—Si….. —apenas pudo decir Daniela.

—Camila mi niña, ganaste, te veré mañana, vístete. Por cierto. —dijo Lucia sacando una caja de debajo de la mesa.— me mandas una foto de tus pies cuando estés en tu casa.

—Ah, ¡gracias! De verdad muchas gracias —dijo Camila mientras abrazaba a Lucía.

—De nada mi niña, disfrútalo, es un Samsung S24 Ultra, ahora no tendrás excusa para mandarme fotos —dijo Lucia al tiempo que le daba una fuerte nalgadas a Camila,  que aún seguía desnuda. —te veré mañana mi amor.

Camila se vistió rápidamente y antes de salir recordó de pronto a Daniela, aún seguía ahí llorando.

—Perdón mamá, no lo logré… —le escuchó decir Camila.

—¿Mamá? ¿De qué habla? —se quedó pensando Camila.

Camila tomó su celular nuevo, se vistió y salió de la habitación,  dejando a su rival llorando dentro, pensando que había pasado realmente.