7- Pijamada

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No puedo ocultar lo malhumorado que estoy... ¡ya se! Es una estupidez enojarse por algo así que ni siquiera puedo comprenderme. Solo ver como ese tipo coqueteaba con Leticia como si... ¡Arg! No lo sé.

Sigo refunfuñando mientras que ella no dice nada. Hasta que me detengo y la suelto.... Sigo sin comprender cómo puede conectar con mis ojos cuando no me ve.

— ¿Que te sucede?— me pregunta achinado los ojos.

Dudo un poco pero debo decirle algo coherente— Solo te alejaba de esa incómoda charla...— le digo como si fuera lo más obvio.

Se cruza de brazos y alza una ceja— No te creo... debe haber algo más... así que por ahora déjalo así— dice y me pasa al lado, caminando hacia la estación de autobús.

Yo me quedo parado como un estúpido, mientras analizo toda la situación...

"Me vale madres, lo que pase ahora, debo alcanzarla"

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Ya se estaba haciendo de noche, y no estábamos haciendo nada interesante. Solo yo... con un libro medio raro, y Lisy arrascándose los pelos haciendo un trabajo escrito... era más entretenido verla quejarse de su letra y los torcía que le quedaron las líneas.

— Parece que no eres muy fan de los trabajos en letra— me burlo y ella se gira con ganas de arrancarme la cabeza... pero hay que admitir que esos lentes le sientan bien...

— Me vale mier** tu opinión— me escupe y vuelve a lo suyo.

— Wow... perdón. Solo quería distraerte un poco...— me disculpo nervioso por la situación.

— ¿Ah si? Pues creo que fue lo menos que hicisteis— me regaña y no nos hablamos después.

Ya por la noche, mientras Leticia se va a cambiar, le pido prestado alguna toalla para irme a bañar, ella como siempre... me la lanza y yo solo suspiro con paciencia.

Cuando salgo del baño no es algo normal que una toalla esté flotando de la nada por el aire.

— ¡Denis! ¡¿Que es eso?! Cámbiate— me regaña Lisy y yo solo ruedo los ojos.

Después que me cambio, voy a donde esta ella, y por extraño que parezca, tenía un brillo distinto en los ojos cuando me escucho llegar.

— ¿Que?

— ¿Alguna vez has echo una pijamada?— me pregunta con una sonrisa socarrona.

— ¿Tengo cara de que tengo muchos amigos?— le pregunto sarcásticamente.

— Pues... no puedo ver tu rostro, pero por tu actitud, se nota la poca compañía que tenías allá— me dice y se acomoda en su cama— ¿Y si hacemos una.. tu y yo?

Mis ojos se abrieron como platos, cuando ella me dice eso, y... me sentía tan solo en esa cárcel que de verdad nunca había tenido amigos ni mucho menos pijamadas. Así que sonrió.

— Claro que si.

Ella empieza a sonreír más de lo que acostumbra y empieza a buscar muchas sábanas, almohadas, peluches, comida, botanas y bebidas. Me sorprendo de lo rápido que iba y venía (parece que lo tenía planeado) Se veía tan contenta que hasta pienso que también era su primera vez.

Ya luego de media hora, ya estábamos acurrucados en las sábanas, comiendo cotufas y bebiendo Coca-cola. Mientras veíamos una película, que dice Leticia que es una de sus favoritas, llamada: "El joven con manos de tijera". No se describir la película... pero es muy buena.

— ¿Te está gustando?— me pregunta Lisy mientras agarro un puñal de papitas.

— ¡Me encanta!— le sonrió.

Ella se vuelve a recostar en su cama, ya que ella está arriba y yo abajo. Me mira por mas rato y luego fija su mirada en el televisor.

1 hora después...

¿Y? Del 1 al 10 ¿cuanto le das?— me pregunta y yo quedo reflexionando de todo lo triste y bonito que me pareció la película. Aun que siento que le encanto mas a Lisy que yo, viéndola gritar de felicidad cuando el protagonista estaba haciendo nieve... fue muy divertido ver cómo sonreía y reía.

— Un 10, la película me encanto.... Y también la compañía— le digo sonriente, y ella me devuelve la sonrisa.

— Bueno.. ahora vamos al paso 2 de las pijamadas.

— ¿Que? ¿Hay más? Pensé que esto era todo, y luego a dormir— hago un puchero, bostezando.

— ¡No seas aburrido! ¡A Klick le encanta madrugar!— me dice feliz mientras me muestra a su gato peludo, llamado Klick con su pelaje anaranjado y ojos cafés.

— De verdad no puedo creer que tengas un gato. Nunca lo había visto.

— Si tengo, si no que estaba enfermo y la veterinaria lo estaba cuidando— me informa y empiezo a darle mimos al gato.

— Y ¿cual es el segundo paso?— le preguntó, rendido a sus encantos y ella sonríe.

— ¡Contar chisme y pintar uñas!— grita a todo pulmón, emocionada de todo este plan.

— Espera... ¿pintar uñas?

— Claro, todas las pijamadas tienen una sección de belleza.

Yo ruedo los ojos, pero no voy a quitarle la felicidad a ese ser que muchas veces parece emo.

2 horas de historias interesantes...

Entonces ¿cuando eras pequeño, tú mamá te abandonó en ese laboratorio y la loca de Molly te uso como experimentos?— me pregunta Lisy mientras pinta mis uñas de negro y esperamos que nuestras mascarillas se sequen.

— Sip..., se ve que sabes prestar atención— le digo muy orgulloso.

— Claro, me gusta escuchar a personas que vale la pena preocuparse— me dice y me dedica una tímida sonrisa.

Yo solo me dedico a ver su rostro tan concentrado en mis manos que solo puedo fijarme en ella y olvidarme de todo. Sus cabellos negros cubres sus hermosos ojos, mientras sus labios están presionados por concentrarse... sus manos sujetando mis manos tan delicadamente me vuelven loco y vulnerable.

— Listo. Ahora vamos a lavarnos, parecemos color carbón— me dice mientras que yo asiento y nos vamos a lavar.

Ya listos para dormir, veo como Lisy se acurruca contra su almohada lista para dormir, y yo me empiezo a agachar para también dormir cuando siento que me jala de la camisa.

— Ven, puedes dormir aquí. Se que es muy incómodo allí abajo— me dice con esos ojos grises que me hacen perder el control y nublar mis sentidos.

— Está bien... pero espero no incomodarte— le advierto.

— Tu no incomodas Denis... solo eres... fastidioso— me sonríe burlonamente y yo ruedo los ojos.

Me recuesto al lado de ella. Me da la espalda pero es mejor ver cómo su pijama le queda ni tan ajustada ni tan suelta, reflejando su pequeño cuerpo comparado con el mío. Y perdiendo mis sentidos, la agarro de su cintura y la empujo hacia mi, teniendo su pequeño cuerpo pegado al mío.

No dice nada, pero con solo su silencio puedo saber que no le molesta. Acomodándome más cerca de ella, entrando en mis sentidos su maravillo aroma, haciendo que caiga en un sueño profundo en donde solo estamos ella y yo, abrazados sintiendo el calor del otro en un ambiente tranquilo, donde nadie interrumpe el momento.

Gotas invisibles Donde viven las historias. Descúbrelo ahora