CAPÍTULO 6

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Sentí un cuerpo delgado rodear mi cuerpo y atar algo a mi cintura, y ahí sentí un tirón que duró unos segundos antes de poder pegar una bocanada de aire. Abrí un poco los ojos, pude distinguir a quien me agarró, era una mujer y vi en dirección a la orilla donde había una silueta de un hombre que parecía que sostenía algo en sus manos. Tenía que parpadear varías veces para poder ver mejor y enfocar lo que tenía más lejos. Ahora pude distinguir al hombre, que al parecer era él quien nos estaba arrastrando a las dos hacia la orilla.

Una vez en ella, vi como el hombre se acercaba a la mujer y le preguntaba si se encontraba bien. Parece muy preocupado por ella, a lo mejor es su pareja.

-Sí, estoy bien, ¿y tú? - Dirigió la mirada a donde estaba yo, que me encontraba temblando y de rodillas abrazando mi cuerpo con la intención de poder coger algo de calor.

-Sí, muerta de frío, pero bien, bueno, podría haber estado muerta literalmente si no hubiera sido por vosotros, gracias.- Ahora un poco más calmada pude verlos mejor a los dos. El hombre le acercó a la mujer una chaqueta y ahí me fijé en cómo eran.

El hombre es alto de al menos 2 metros si no los supera, bien tonificado, que a pesar de la ropa de invierno, que básicamente constaba de un par de camisetas de lana, una chaqueta de cuero, pantalones largos ,que son también de lana esas dos cosas, y unas bailarinas de cuero. Tiene una barba recortada, unos ojos marrones claros con tonos verdes y una cicatriz que le atravesaba por el ojo izquierdo, su cara estaba bien definida, tenía una mirada fría y desafiante, la espalda es muy ancha, el pelo negro con un mechón de la zona del flequillo en el lado izquierdo blanco, un poco entre liso y ondulado, fino con un estilo melena, lo suficientemente largo como para que le cayera el pelo por los hombros hasta por encima de los pectorales, se podía apreciar que tenía un tatuaje de líneas en el brazo derecho ya que se podía apreciar un poco por el cuello, que por cierto, le quedaba de infarto. Una nariz perfecta, parecía tallada por los mismos dioses.

Después de babear un poco, y quieras que no, entrar algo en calor por el subidón de hormonas que había causado esa belleza, te podría asegurar que como siga mirándolo, creo que a éste río le aparecerá una cascada.

La mujer que tal vez sea de mi misma edad, era alta, pero tampoco me sacaba mucho a mi y se notaba que era delgada, Tenía el pelo de melena, pero con algo de capa, lo tenía de un color cobre y liso. Ojos verdes grisáceos, y una cara también tan perfecta como él y un culo de infarto, eso sí, pecho no tenía mucho, pero se notaba que algo había. Su piel era blanca y tenía una mirada cálida y agradable. No sé el porqué pero también me transmitía paz esa chica.

-Estas loca por cruzar el río congelado. - Dijo mientras se acercaba a mi.

-Yo... Sólo quería conseguir esa flor que se encuentra al otro lado... - Le dije mientras me giraba un poco para señalar dónde se encontraba la flor. Yo sólo pude echarme a llorar por la rabia que sentía por haber perdido la oportunidad de haber conseguido esa flor, la rabia que me dio que mi amiga, bueno, quien creía que era mi amiga, me haya traicionado de esa forma, con que motivo, que motivo tenía ella, que mal le hice para que hiciera algo así, tal vez fue por lo que le hice a su padre, pero no se, no tenía sentido, nada de esto tiene sentido. Ella sólo se acercó a mí, me abrazó y el chico nos puso mi chaqueta que se encontraba en el suelo con mis cosas para entrar en calor. Me levanté para coger el resto de cosas y caí en que había perdido la daga, me acerqué al borde del río a ver si podía ver algo o a ver si la veía cerca.

-Que bien, he perdido mi daga... La daga que me regaló mi padre, bueno, regalar, regalar... No exactamente. - Levanté la mirada y los vi a los dos mirándome extrañados.

-Oh, es que mi padre murió cuando tenía 3 meses, así que no me lo pudo regalar, si no que cuando murió pues me la dio mi madre, ya me entendéis. -Les dije mientras cogía el arco y hacía un gesto con la mano de arriba hacia abajo a modo que no le dieran mucha importancia al lío que dije -La daga la he perdido, ahora sólo tengo su arco, sólo me queda esto de él...-

Sin darme cuenta, cayó la noche, así que decidimos meternos en una cueva que había cercana al río. Íbamos los tres, yo en medio de los dos, me sentía pequeña e indefensa al lado de ellos.

-Gracias de nuevo a los dos, si no hubiera sido por vosotros no estaría aquí. -Dije al mismo tiempo que miraba a ambos lados.

-Tranquila, pasábamos por aquí y escuchamos el ruido del hielo romperse y vinimos a ver qué ocurría, ahí fue cuando te vimos.-

-¿Visteis a quien me lanzó la roca al río? - Estaba desesperada, por una parte no creía creer que fue ella quien lo hizo, ya que esa roca tan grande no sería capaz de levantarla. A lo mejor el frío y la situación de mi madre me aturdió por un momento.

-No, lo siento, solo te vimos a ti. - Me pasó el brazo por los hombros y sentí un aura cálida y acogedora.

-Por cierto, ¿para qué querías esa flor?-

-Mi madre está enferma, y esa flor puede ayudarle, si no la consigo... - Me eché las manos a la cara. -Mi madre está sola en casa con fiebre y los dolores...-

-No te preocupes, te ayudaremos, por cierto, soy Kalma y él es mi hermano Kaiser. -Me salió una pequeña risa lo que causó una mirada de confusión por parte de los dos.

-Nada, yo sola, es que cuando os vi creía que eran pareja. -Dije mirando a uno y luego al otro, y en un parpadeo me encuentro unos pasos por delante de ellos dos, lo cual me hace mirar hacia atrás y verlos mirándose el uno al otro.

-¿PAREJA NOSOTROS? ¡QUE ASCO! -Dijeron los dos al unísono, a mi me pareció graciosa esa escena pero a ellos parece que no mucho, porque en cuanto escucharon que me estaba riendo me echaron una mirada... Hay un dicho, el cual yo lo modifiqué un poco que dice "si las miradas matasen yo estaría ya muerta y más que enterrada". Sólo me limité a girarme y seguir el camino, sentía sus miradas en mi nuca, un escalofrío me recorrió el cuerpo que hizo que se me pusiera la piel de gallina.

Por fin habíamos llegado a la cueva y Kai, que se ve que así es como le gusta que le llamen los que tienen derecho, encendió una hoguera mientras nosotras cogíamos algo de hojas para poder dormir en el suelo, que la verdad que eso es mejor que nada. El lado bueno es que al no ser una cueva muy grande, lo justo para que cojan al menos unas cuatro personas en lo ancho de la cueva, y tener una distancia suficiente con el fuego que nos separaba de la entrada, lo hacía acogedor. Lo que se conseguía que podíamos sentir algo de calor y no pasar frío. A mí me tocó dormir en el medio, a mi derecha tenía a Kalma y a mi izquierda a Kai.

Intenté dormir, pero no había manera, no conciliaba el sueño pensando en mi madre, en si estaría bien, en el porqué hizo eso mi amiga y sobre todo en las malditas pesadillas que tenía, había pocos días en los que podía dormir la verdad, siempre me pasaba igual.

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⏰ Última actualización: 3 days ago ⏰

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