Capítulo 1 (Prólogo)

24 1 0
                                    

-¡Gracias, por favor vuelva pronto!

Con la alegre voz del empleado, se abrió la puerta automática de la tienda. Un joven con una sudadera gris con capucha, que llevaba una bolsa con un estampado de frescas llena de todo tipo de alimentos, se dirigió hacia la calle.

-Hay una grieta en el semáforo y se está controlando el tráfico. Por favor, cooperen.

El joven alzó la cabeza ante la escena desconocida en su ruta habitual. Alguien que llevaba un chaleco de seguridad verde lima fosforecente sobre un traje, con un casco amarillo, agitaba una vara roja brillante y bloqueaba el tráfico. Por encima, la entrada a la grieta brillaba con un intenso color azul. Y abajo, los cazadores luchaban desesperadamente contra un monstruo que se había escapado por la grieta.

-¡Kyaahhhh!

-¡Ugh! ¿Ya lo tenemos?

-¡Sólo un poco más...!

Un lagarto del tamaño de un auto lanzó un grotesco chillido y blandió ferozmente su cola con espinas. Un cazador con un escudo bloqueó el golpe, pero el lagarto, ahora muy alterado, agitó la cola salvajemente, como si quisiera arrasar con todo lo que había a su alrededor. 

Thud! Thud! Thud! 

El cazador apenas consiguió esquivar los incesantes ataques y maldijo

-¡Mierda, muere! ¡Bola de fuego!

Unas llamas carmesíes envolvieron al lagarto. Aprovechando la breve vacilación, el otro cazador disparó una flecha y alcanzó al lagarto. El lagarto, con los ojos como platos, gritó y se retorció.

-¡Kiiiiik!

-Uff, estoy agotado.

-¡Aléjate de las barricadas!

-Hazlo lo suficientemente corto como para subirlo en YouTube Shorts.

-Uh-huh, de hecho ya lo estoy haciendo.

La gente estaba de pie a una poca distancia de las barricadas, grabando vídeos y observando. El joven caminaba sin inmutarse. La bolsa de la compra con estampado de fresas que llevaba en la mano se balanceaba de un lado a otro. 

Acababa de entrar en un callejón desierto cuando se encontró con una enorme figura que bloqueaba el estrecho camino. Al notar su presencia, un sapo púrpura atravesó un montón de basura y giró bruscamente la cabeza hacia el joven. Una larga lengua verde salió de su boca y se metió en la boca una botella de plástico vacía. Estaba claro que se trataba del monstruo de la grieta. 

-Maldición, ¿acaso esos guardias no pueden hacer bien su trabajo?

Irritado, el joven rebuscó en la bolsa de la compra y sacó un objeto alargado que parecía una daga. Desde la cabeza suavemente curvada de la planta hasta el tallo recto y las raíces nudosas que yacían debajo.

Lo que tenía en la mano era... un puerro fresco.

El sapo soltó un croar y se volvió hacia él. Cada vez que sus rechonchas patas tocaban el suelo, todo el callejón temblaba como si hubiera un terremoto. El joven bajó con cuidado la bolsa, giró diestramente el puerro para estabilizarlo, pisó la tapa del cubo de basura y, saltando como una mariposa, ¡golpeó al sapo en la cabeza con el puerro!

El Cazador Quiere Vivir TranquilamenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora