Capítulo 5

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Pelo negro y un pañuelo blanco. Una máscara que era sin lugar a duda única.

'¿No es esto una violación de mis derechos de imagen?'

El personaje dibujado claramente era el cazador J, el propio Cha Eui-jae. ¿Debería llamar a esto una violación de sus derechos de imagen, o una infracción de los derechos de autor de la máscara? Sólo porque se le da por muerto, ¿no es demasiado atrevido usar su imagen tan libremente?

De hecho, este no era el único libro en el que aparecía J. Ya fuera porque la gente pensaba que estaba bien usar el nombre de J desde que había muerto, o porque era conveniente incluirlo al explicar la era posterior al Día de la Grieta, J aparecía en todo tipo de medios con la misma frecuencia que Jung Bin.

Verse a sí mismo en la televisión no le molestaba demasiado, pero verse impreso le resultaba extrañamente inquietante. Quizá debería haber creado una fundación con los derechos de autor como conmemoración de su despertar al grado S. Cha Eui-jae, inquieto, chasqueó la lengua e indicó a Park Ha-eun que se dirigiera al mostrador.

–Serían treinta mil wones.

'El precio de dos tazones de haejang-guk'.

Cha Eui-jae con indiferencia sacó dinero de su cartera, pagó, y con el libro en una mano, sujetando la mano de Park Ha-eun con la otra, salió de la librería.

Desde el Día de la Grieta, los costos se habían disparado. Incluso la haejang-guk del antiguo restaurante de la abuela, que solía costar siete mil wones, había subido a quince mil debido al aumento del precio de los ingredientes. Y eso se consideraba barato comparado con los precios de la zona. Tal vez por eso venían tantos cazadores... a pesar de tener mucho dinero.

–Tío.

–¿Hmm?

La repentina llamada sacó a Cha Eui-jae de sus pensamientos. Park Ha-eun señaló el libro que Cha Eui-jae tenía en la otra mano.

–Quiero llevar el libro.

Como el libro no pesaba demasiado para un niño, se lo entregó de buena gana. Park Ha-eun soltó la mano de su tío y acunó el libro en sus brazos con ambas manos. Parecía encantada de tener algo que deseaba.

–¿Y ahora a dónde vamos?

–¿A dónde más? Te llevaré a casa y luego iré al restaurante a prepararme para el turno de noche.

–Qué aburrido.

Park Ha-eun hizo un puchero ante su respuesta sin dudarlo, claramente deseosa de ir al restaurante con él. Cha Eui-jae se encogió de hombros, mostrando que no había otra opción.

–Hay mucho que preparar para la noche. Te compraré helado, así que vete a casa y cómetelo con la abuela.

–...Está bien.

Le dio unas palmaditas en la cabeza y ella asintió a regañadientes. A pesar de todo, Cha Eui-jae encontraba adorable a Park Ha-eun, que se aferraba a él, así que apoyó la mano en su pequeño hombro.

..................

Cha Ui-jae, trabajador a tiempo parcial, no como el cazador J, hoy de nuevo tenía que preparar tazones de haejang-guk para los cazadores. Un día típico en en restaurante de haejang-guk es así:

A las 6 a.m. abre la tienda, y los cazadores que llevan toda la noche con su quinta ronda de copas entran por una sexta, o los cazadores resacosos y despeinados por su turno de noche se aferran a la puerta como koalas y entran a toda velocidad para encontrar asiento. Los clientes a esa hora eran en su mayoría zombis. Sus pedidos solían ser algo así como

El Cazador Quiere Vivir TranquilamenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora