Capítulo 8

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–¡Incluso gemelos nacidos con un minuto de diferencia saben quien es el mayor!

Cha Eui-jae, ardiendo de rabia, lanzó un grito, y la máscara de gas respondió obediente.

–Está bien. Lo entiendo, hyung.

'¿Hyung?' De repente, al hablarle con tanta familiaridad, miró a la máscara de gas con expresión desconcertada.

–¿Hyung?

–¿No te gusta?, entonces, ¿podrías decirme tu nombre?

–No.

–¿O debería llamarte delantal?

–No, eso tampoco.

–Mmm, ¿qué tal cucharón?

–Acabas de derretir mi cucharón.

Como Cha Eui-jae rechazaba todas las sugerencias, el de la máscara de gas respondió desanimado, dándose cuenta de que no llegaba a ninguna parte.

–No me dices tu nombre. No te gustan ni delantal ni cucharón, así que sólo me queda hyung.

–No, simplemente no me llames de ningún modo.

–¿Quieres que te llame hyung?

–Te dije que no me llames así.

–Está bien, hyung.

La máscara de gas fingió no darse cuenta de la expresión estupefacta y se quedó tranquilamente con ese título. El plan de Cha Eui-jae de cortar la conversación con la máscara de gas había fracasado por completo. Presentía que si seguía respondiendo, se vería atrapado por este tipo.

Podría discutir más, pero tenía mucho que hacer. Tenía que encontrar a Park Ha-eun y prepararse para la jornada de mañana antes del amanecer.

Pensó en preguntarle si asumiría la responsabilidad si la venta fracasaba por su culpa, pero al mirarle, se dio cuenta de que era de los que harían más mal que bien en la cocina. De ninguna manera podría encargarse de preparar cebollas verdes, picar ajos, hervir caldo o poner a cocer la carne. Aunque no podía ver la cara detrás de la máscara, sabía que era cierto.

–Basta de perder el tiempo con tonterías. No pienso seguirte más el juego.

–En ningún momento hice algo así.

–Ya he respondido a dos preguntas.

–Una fue mentira, y no has contestado a la otra.

–Te dije que no es mentira. Si no me crees, no es mi problema. Y no accedí a responder a todas tus preguntas, ¿verdad?

Ojo por ojo, diente por diente. Cha Eui-jae decidió rebajarse al nivel de su oponente y actuar infantil. Pensó que si la máscara de gas mostraba algún signo de estar desconcertado o sorprendido, se iría a buscar a Park Ha-eun.

Pero la máscara de gas parecía divertirse ante la situación, mirándolo fijamente, como si se lo estuviera pasando de maravilla. Justo cuando Cha Eui-jae estaba a punto de gritarle, el teléfono del tipo con máscara de gas vibró. La máscara de gas contestó a la llamada sin dejar de mirarlo.

–¿Hola?

–...

–...Oh, ¿en serio? Tráela aquí.

–...

La máscara de gas sonrió, incapaz de ocultar su satisfacción.

–De acuerdo, enviaré a alguien a recogerla.

–...

–Cuida bien de ella. No la hagas llorar.

Después de terminar la llamada, la máscara de gas hizo una pausa antes de hablar.

El Cazador Quiere Vivir TranquilamenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora