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i. INICIA EL PLAN DE SATORU
LOS DEDOS LE HORMIGUEAN FRÍOS COMO CUBOS DE HIELO QUE ESTÁN AL REDEDOR DEL TIMÓN LOS ojos fijos al frente funcionando como si fuera una especie de máquina programada. Se detiene en los semáforos y avanza con rapidez no quiere llegar rápido pero el tiempo se le está acabando pronto iba a anochecer y no quería llegar muy tarde a la casa de aquella mujer. De camino va repasando lo que le diría como empezaría a hablarle y luego como sacaría el tema también empezó a pensar en como esquivar sus golpes por si en dado caso llegaba a suceder pero deseaba que no fuera a ser así.
Faltan dos horas para que el sol se oculte por lo que aceleró un poco. La dirección está casi al otro lado de donde vive conoce a la perfección esas calles debido a que de adolescente solía concurrirlas a menudo.
Tras casi media hora de carretera finalmente había llegado al área indicada. Metiéndose en uno de los callejones llegó hasta una de las áreas más pobres que tenía la ciudad. Esas areas son conocidas como las áreas cero lugares donde la pobreza y delincuencia tienen una taza mayor a que la ciudad. Se notaba la deplorable manera en la que viven las personas que estaba en la calle o las fachadas de los edificios y casas.
No era muy bonita a la vista.
Poco a poco esa área fue quedando atrás hasta ser reemplazada por una mejor aunque no se veía mucha la diferencia. Se podía decir que se encontraba en el área de las personas que tenían una mejor vida o que tenían una mejor economía para pagar una casa con mejor aspecto.
Continúo su camino buscando la dirección que lleva anotada en el teléfono. Sus ojos van viendo los carteles en los distintos callejones hasta que dió con el que necesitaba giro a la derecha y bajo lentamente buscando el número de la vivienda.
Hasta que entre una casa de olor amarillo una blanca en medio había una con paredes de color celeste claro. El número de la puerta en rojo marcaba el número #37 D del distrito rojo.
Nervioso el albino dejo su auto estacionado del otro lado de la carretera. Esperaba que no se lo fueran a robar o intentarán saquearlo por lo que notaba esas áreas no son muy seguras.
Fuera del auto cruzo la calle el silenció es notorio se veía tranquilo pero tenía una extraña sensación al estar ahí. Con forme se fue acercando escuchó desde la entrada unos llantos de bebé que provenían del interior de la casa. Sintió mucha más pena el hombre que había matado Megumi había dejado un bebé o algo parecido. Solo esperaba que no fuera así porque comenzaba a sentirse culpable de todo.
Tardo unos segundos en tocar.
Al haber reunido el valor suficiente tocó con sus nudillos la puerta blanca frente suyo. Escucho movimiento provenir de adentró y le extraño el llanto seguía siendo latente y los pasos torpes de la persona se dirigían hacia él.
