Freen
-El aire frío de la noche rodeó a Freen y Yoko mientras salían del restaurante. La puerta se cerró suavemente detrás de ellas, y el bullicio del local se desvaneció en la distancia. La tensión entre ellas se había disipado, pero Freen no podía dejar de pensar en la incomodidad que había provocado en Becky. Era una mezcla de diversión y algo más profundo que no sabía cómo explicar.
-Yoko caminaba a su lado, mirando a Freen con una sonrisa burlona, sabiendo que algo había estado pasando en su mente. La había conocido lo suficiente como para reconocer cuando Freen estaba un poco distraída, aunque no se atrevía a mencionarlo directamente.
—¿Te divertiste molestando a la camarera? —preguntó Yoko, su tono ligero y juguetón.
-Freen soltó una pequeña risa, aunque la respuesta no fue tan casual como esperaba Yoko.
—No lo llamaría diversión —respondió Freen, sin quitar la mirada del horizonte. Su tono era más pensativo de lo que pretendía, pero no pudo evitarlo—. Fue más como… un juego. Un poco extraño, pero fue algo que necesitaba hacer.
-Yoko la miró de reojo. Sabía que algo estaba rondando la cabeza de Freen, pero no podía poner el dedo sobre qué era. Decidió no insistir en ese momento y dejó que la conversación fluyera de forma más ligera.
—¿Entonces? ¿Te sentiste satisfecha? —bromeó Yoko, su tono mucho más relajado.
-Freen la miró por un momento antes de encogerse de hombros con una sonrisa ligera. Había algo en la forma en que Becky había reaccionado que la había dejado pensativa. Algo que la había hecho recordar cómo era antes y lo que había tenido que dejar-
—No sé,No me molesta ver que se sintió incómoda, pero tampoco es que me haya dejado una gran impresión. Aunque algo de satisfacción hubo pero no te voy a mentir-Freen dejó escapar una risa leve
-Me recordó un poco a lo que solía hacer hace años. Pero de una forma diferente-.-Yoko frunció el ceño ligeramente, sin saber exactamente qué había querido decir Freen. No estaba acostumbrada a que Freen se pusiera así de nostálgica. Solía ser mucho más directa, menos reflexiva, pero la noche había tenido algo distinto. Becky había evocado algo en ella, algo que Freen no quería del todo reconocer.
—¿A qué te refieres? —preguntó Yoko, intentando comprender.
Freen no respondió de inmediato. En lugar de eso, se quedó en silencio, como si estuviera decidiendo si debería compartir ese pensamiento o no. Por un momento, la nostalgia se apoderó de ella, y el recuerdo de su juventud, cuando todo parecía más sencillo, la envolvió. Pero luego sacudió la cabeza, como si desechara ese pensamiento. Volvió a centrarse en la conversación.
—A veces, solo me hace pensar en lo que hice en el pasado. En lo que dejé ir por seguir otros caminos —confesó Freen, pero su tono seguía siendo algo juguetón, como si intentara restarle peso a la reflexión—. Becky, de alguna forma, me recordó la pasión que sentía por la fotografía. Algo que nunca terminé de hacer.
-Yoko la observó con más atención, notando el cambio en el tono de Freen. Sabía que no era algo que Freen compartiera fácilmente, y por un momento, se quedó en silencio, dejando que Freen hablara sin interrumpirla.
—Nunca me habías hablado de eso —comentó Yoko en voz baja, casi sin querer romper el momento.
-Freen suspiró y tomó un trago de su copa de vino, que Yoko le había servido al llegar al apartamento. El alcohol había comenzado a hacer efecto, relajándola, pero también dejándola más vulnerable, más abierta a los recuerdos.
—Es porque nunca te lo preguntaste —dijo Freen, con una sonrisa irónica. Luego se echó hacia atrás en su asiento, pensativa—. Hace mucho tiempo, tenía la idea de ser fotógrafa. Incluso tomé algunas clases cuando era más joven, pero… las circunstancias cambiaron. Dejé todo eso atrás.
-Yoko la observó con algo de sorpresa, aunque no dijo nada. Freen nunca había hablado mucho de su vida antes de que sus caminos se cruzaran. Por eso, escucharla ahora, tan abierta y sincera, la hizo sentir una mezcla de gratitud y tristeza.
—Yo no sabía que… —Yoko comenzó, pero se detuvo, no queriendo interrumpir el flujo de pensamientos de Freen.
—No es algo de lo que me sienta orgullosa, en realidad —respondió Freen con un suspiro, jugando con el borde de su copa—. Pero ver a Becky, cómo ve el mundo y cómo lo captura, de alguna forma me hizo sentir que no todo estaba perdido. Y me hizo recordar que quizás todavía hay algo que quiero hacer, algo que dejé ir por no seguir mis propios deseos.
-Yoko asintió lentamente, comprendiendo un poco más a Freen. La forma en que Becky había entrado en la vida de Freen la había tocado de manera que ella misma no esperaba. La nostalgia de Freen era palpable, y Yoko podía ver que había algo más detrás de la fachada de indiferencia que solía mostrar.
El silencio se instaló entre ellas, pero no era incómodo. Era un silencio que indicaba comprensión, una conexión que había pasado por encima de las palabras. De repente, Yoko se levantó del sofá y caminó hacia Freen, sin pensarlo demasiado. Había algo en el ambiente que la hacía sentir que quizás era el momento adecuado. Se acercó y, sin pensarlo mucho, intentó besarla.
Pero Freen reaccionó rápidamente, apartándose bruscamente. Su rostro, en un principio relajado, se endureció al instante.
—¿Qué haces? —preguntó Freen, su tono más firme de lo que Yoko había anticipado—. ¿Qué no te he dicho ya, Yoko?
-Yoko retrocedió, confundida y avergonzada. Sabía que había cruzado una línea, pero no sabía cómo había sucedido. Se sentó de nuevo, mirando a Freen, esperando una explicación.
—Lo siento, no... no fue mi intención hacerte sentir incómoda —murmuró, pero no pudo dejar de sentirse avergonzada.
-Freen suspiró, claramente más molesta de lo que quería admitir. Aunque la tensión entre ellas había sido algo pasajero, el gesto de Yoko la había hecho recordar una línea que había sido cruzada hace años. Había algo que Freen no quería que cambiara, algo que no estaba dispuesta a permitir que se interpusiera entre su amistad con Yoko.
—Yoko, ya te lo había dicho —dijo la alfa, su tono algo más severo—. No quiero que eso se convierta en algo más. ya lo dejé claro hace años.
Yoko la miró, sin saber qué responder. Había sido un impulso, algo que no había planeado, pero el hecho de que Freen lo hubiera mencionado de nuevo le hizo sentir que había fallado en algo importante.
Freen se levantó sin decir más, dirigiéndose hacia la puerta. —Voy a dar una vuelta. Necesito despejarme —dijo simplemente antes de salir, dejando a Yoko sola en el apartamento.
El silencio que siguió fue pesado, y Yoko se quedó mirando la puerta por un largo rato, reflexionando sobre lo que había sucedido.
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"Melodía de Sombras" (omegavese gl)
RomansaFreen Sarocha, una productora musical Alfa en busca de éxito, descubre a Rebecca Patricia Armstrong, una cantante enigmática con una voz que hipnotiza Detrás de su belleza y talento, Rebecca esconde un misterio que intriga a Freen. ¿Qué secreto esc...