capítulo 4

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Chaeyoung


La noche era densa y oscura, y la luz de la luna llena bañaba el bosque en un brillo plateado y peligroso. Mi corazón latía a mil mientras corría, siguiendo el rastro de Dahyun. Mi mente estaba nublada, envuelta en un deseo instintivo de protegerla y llevarla de vueltaa casa, de mantenerla a salvo… y de no perder el control.

Sabía que Dahyun se había escapado. Pese a todos mis esfuerzos por encerrarla y mantenerla segura durante su celo, su curiosidad insaciable la había llevado a desobedecerme y adentrarse en el bosque. Sabía exactamente adónde había ido: el castillo. Aquel lugar abandonado y oscuro que tanto la había obsesionado desde que llegamos a este territorio. y menos en esta noche, cuando el impulso en mi interior era más fuerte que nunca. La energía de la luna llena atravesaba mi cuerpo, despertando algo profundo, algo salvaje que había estado latente hasta ahora.

Sabía lo que se avecinaba, pero el miedo y el instinto de encontrar a Dahyun eran tan intensos que apenas podía procesarlo.

De pronto, un calor abrasador comenzó a recorrer mis venas, y mis músculos se tensaron, como si algo estuviera desgarrando cada fibra de mi ser. Caí de rodillas, jadeando, mientras sentía cómo mis huesos cambiaban y se expandían, alargándose y retorciéndose de maneras que jamás habría creído posibles. Grité, pero el sonido que salió de mis labios fue un gruñido profundo, casi inhumano.

Mis manos, mis pies, todo se transformaba, creciendo hasta que estuve de pie. Mis sentidos se agudizaron; podía escuchar cada crujido de las hojas, el roce del viento en los árboles, y el leve latido de un corazón distante. Mi piel ardía mientras gruesas capas de pelaje oscuro cubrían mi cuerpo, y mis manos se convirtieron en garras afiladas que deseaban desgarrar, proteger y, al mismo tiempo, destruir.

Era un lobo gigantesco, de dos metros de altura, imponente y salvaje. Podía sentir la fuerza en mis garras, la ferocidad en mis colmillos. Ya no había duda, ya no había control. Era pura furia.

Cada emoción se amplificó: la ira, la necesidad de encontrar a Dahyun, el miedo de lo que podría hacerle si perdía el control

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Cada emoción se amplificó: la ira, la necesidad de encontrar a Dahyun, el miedo de lo que podría hacerle si perdía el control.

Pero ahora, el lobo en mí dominaba. Era una bestia salvaje, enorme, poderosa… y solo tenía un objetivo en mente.

Guiada por el instinto y el rastro de Dahyun, corrí hacia el castillo, cada paso resonando en la tierra, cada músculo tensado y listo para atacar. Sabía que estaba cerca, sentía su presencia, su esencia, pero también otro aroma desconocido que parecía retar mi instinto.  Rugí y me abalancé hacia la entrada, mis garras rasgando la puerta como si fuera papel. Todo a mi alrededor se sentía tan frágil, tan… insignificante.

La ira me impulsaba, cegándome. Al avanzar por los pasillos del castillo, mi olfato captó otro aroma, uno diferente, pero intrigante. Era dulce y metálico, como la sangre, pero había algo más, algo oscuro y cautivador.

LAZOS DE SANGREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora