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~Por favor, alza tu voz,

así puedo reír otra vez...

La siguiente semana pasó con rapidez para Chaewon, pero no para Kazuha y Yunjin.

Ya de regreso en Seúl, la omega se volcó a sus estudios, pues pronto iniciaría un nuevo período de pruebas en el colegio. Por lo mismo, solía quedarse estudiando en la biblioteca hasta tarde y alguna de las alfas solía irla a buscar para que así no tuviera que irse en bus. Chaewon les dijo varias veces que no era necesario, pero ellas no parecían tranquilas con la idea de dejarla sola en esos viajes.

Por otro lado, las alfas tuvieron, algo así, como muchas llamadas de sus padres. La noticia de que las vieron con una omega en ese fin de semana corrió con rapidez por los altos círculos aristocráticos, y cuando el padre de Kazuha se enteró, su hija recibió una visita.

Kazuha tuvo que pedirle a Yunjin, que fue en busca de Chaewon, que la entretuviera. La japonesa no quería que la chica tuviera que ver a su padre y enfrentarse a su mirada juzgadora y comentarios mordaces.

—¿Qué te dijo mamá? —preguntó Kazuha cuando su padre entró al departamento, con su mirada recorriendo el lugar, tal vez con la esperanza de encontrar a la omega.

—Me ha dicho que Yunjin y tú han decidido alojar a una omega de clase baja —respondió Hyungsik, y notó un tono extraño en su voz—, y que, además, la llevaron al resort en Yongpyong, a una de esas importantes cenas para presentarla casi como si fuera pareja tuya, o de Yunjin, o incluso de ambas. Así que, Kazuha, ¿qué mierda está pasando aquí?

La alfa apretó sus labios con fuerza, sintiendo rabia, pero también cierto pavor al escuchar las palabras de su padre. Si bien ella era partidaria de que sus padres no podían controlar su vida, tampoco podía hacerles la ley del hielo o ignorar todo lo que le decían. Al fin y al cabo... su padre le pagaba la universidad y ese departamento, y más importante aún, su tarjeta de crédito.

—Papá —habló, tratando de mantenerse tranquila y no nerviosa—, sé que mamá te dijo cosas exageradas, no es tan así...

¿No era tan así?, se dijo a sí misma, porque supo enseguida que se estaba mintiendo. Su padre dijo todas esas cosas y, ¿cuál de ellas era mentira? Yunjin y ella estaban tratando a Chaewon como si fuera su novia, no de una, sino de las dos. Incluso le permitían dormir con ambas, dejaban que las besara frente a la otra y apenas movían una ceja ante ese gesto. Ellas estaban bastante cómodas con esa actitud, casi indiferentes y tranquilas, cuando no debía ser así.

Ellas eran alfas, estaba en su naturaleza ser celosas y posesivas. Más que eso: querer no sólo a una omega, sino a más, a dos o tres que supieran satisfacer sus deseos. En especial si eran de la alta sociedad. Los omegas no se compartían, por nada del mundo.

—Chaewon es mi omega —le dijo Kazuha, y alzó la cabeza—, es sólo mía. La vi, y me gustó, papá. No es nada más que eso. Cualquier cosa que te haya dicho mamá...

—¿Es cierto que no pertenece a una buena familia? —preguntó su padre.

—No —concedió Zuha—, pero a ti no pareció importarte nunca eso, papá. Nunca me presionaste con lo de Dayeon...

—Pensé que tarde o temprano terminarías aceptándola —dijo el adulto, tranquilo y sin perder los estribos en ningún momento—, pero supongo que no fue así. Ella realmente no te interesa, ¿eh?

Kazuha observó el rostro de su padre. El hombre siempre se había caracterizado por ser muy indiferente con casi todas las cosas, casi demasiado... demasiado analítico y metódico en general. No solía dejarse llevar por los sentimientos, así que por lo mismo, Kazuha no lo consideraba un padre cariñoso y tan preocupado.

monocromía; hot summerzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora