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~Hoy la luna brilla más en el espacio vacío de mi memoria...

Chaewon estaba mirando la lata de la bebida en ahogado silencio, como si guardara un secreto terriblemente interesante, mientras su padre, frente a ella, revolvía el café.

Llevaba en ese silencio más de diez minutos, incapaz de poder decir algo, de emitir cualquier ruido, y parecía que a su padre también le comió la lengua el gato, pues apenas dijo palabra alguna.

Sin embargo, ese tenso e incómodo aire fue interrumpido cuando Yunjin volvió, cargando una bandeja con papas fritas y un sándwich para la omega, con una clara expresión de preocupación.

—Chae —le dijo, llamando su atención—, vamos, tienes que comer algo, bebé. Apenas probaste algo en el almuerzo.

—No tengo hambre, unnie —murmuró, con la voz ahogada.

—Disculpa —habló de forma repentina su padre, y Chaewon se sobresaltó—, ¿eres pareja de mi hija? —la omega se sentía desconcertada ante esa pregunta—. ¿Tú le has hecho eso?

Y apuntó al rostro de Chaewon.

La menor sintió que palidecía ante sus palabras, casi recordando cada doloroso golpe que Dongyul le dio. La forma en que sus manos fueron hacia su pantalón, tratando de quitárselos para violarla. Su ojo verde-azul seguía hinchado y morado, le costaba mucho mirar por ahí, mientras que su mejilla izquierda poseía otro moretón y su labio se encontraba roto. Por último, todo su cuello estaba amoratado y cada movimiento provocaba que el sufrimiento apareciera otra vez.

—Claro que no —dijo Yunjin, con su tono grave y molesto—. Jamás le haría algo así a Chaewon. Es mi omega y yo estoy para protegerla.

Algo cálido se asentó ahora en su estómago, y la muchacha quería volver a llorar por recibir esas dulces palabras, a pesar de que sentía que no fueran para ella. ¿No era injusto que Yunjin la tratara de esa forma, cuando Chaewon estaba saliendo con ella y Kazuha?

—Mmm... —murmuró el hombre, viéndose incómodo.

—Papá —habló Chaewon por fin, moviendo sus temblorosas manos para agarrar una papa frita—, ¿qué estás haciendo aquí?

Y esa era, finalmente, para Chaewon la pregunta del millón. Qué estaba haciendo ese hombre en ese lugar, fuera de su casa. ¿La buscaba a ella o a mamá? De seguro debía ser a su madre, ¿y qué es lo que querría de ella?

—Quería verte —dijo Hyunmin, sosteniéndole su mirada—, y hablar contigo.

Chaewon agarró la lata de bebida y se la llevó a la boca bruscamente, sintiendo algo parecido a su presión bajándose. ¿Qué? ¿Cómo? ¿Su padre quería hablar con ella? ¿Y sobre qué?

Su rostro debía mostrar toda la confusión que sentía en ese instante, demasiado atónita por lo que fuera que quería su padre de ella. ¿Qué es lo que podría querer ese hombre de Chaewon? Para ella, las cosas quedaron más que claras cuando se marchó y nunca volvió a buscarla, a pesar de que pudo oír con claridad que lo haría.

Fue, en ese momento, que se percató de otra cosa: el anillo brillando en su dedo anular, de la mano izquierda. Casado. Su padre estaba casado. Santo Dios.

Comió más papas, como si de esa forma, pudiera controlar la naciente ansiedad que empezó a crecer en su cuerpo.

Su padre suavizó su expresión.

—Chaewon —habló con firmeza—, quiero hablar contigo y aclararte muchas cosas. No sé que es lo que te haya dicho tu madre, pero... —suspiró con cansancio—, pero algunas cosas no son como ella te las dijo.

monocromía; hot summerzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora