El día había llegado. Albus le daría la poción de amor a Alice. Había tardado seis semanas en averiguar cómo hacerla y consiguiendo los ingredientes. Cada día que él veía a Alice besándose con James sentía que mil cuchillos lo atacaban. Pero era paciente, sabía que pronto el seria quien estaría besándose con ella.
El sábado anterior habían ido a Hogsmeade y Albus compro cinco botellas de mantequilla en las cuales vertería el amortentia.
Tenía todo listo, había quedado con Alice en la biblioteca para "entregarle un libro".
Estaba esperando en la puerta cuando vio que alguien se acercaba. Era Alice y le sonreía de oreja a oreja, ella siempre era así de amigable.
-Hola Albus- Lo saludo una vez que ya estaba cerca de él.
-Hola Alice –dijo Albus-. Aquí tienes tu libro –le entrego un libro llamado "Animales fantásticos y donde encontrarlos"-. Tengo dos ejemplares así que ni te preocupes en devolvérmelo.
-¿Enserio? ¡Gracias! –le dijo.
-De nada –sonrió-. Oye, ¿Quieres cerveza de mantequilla? –le pregunto nervioso.
-No gracias –le respondió-. No me gusta.
Todo el plan de Albus se había ido al excusado, estaba muy cerca ¿Cómo no lo había pensado?
-Además –agrego Alice- me duele un poco el estómago.
El tenía un frasco de amortentia en la mochila...
-Tengo jarabe, ¿Lo quieres? –le pregunto esperanzado.
-¿Enserio? ¡Claro!
Albus saco el frasco de su mochila y se lo extendió para que lo tomara. Ella se lo bebio en dos sorbos.
-¿Cómo te sientes? –le pregunto nervioso.
Ella no le respondio, lo único que hizo fue abalanzarse hacia el y besarlo. Estaba desesperada, lo besaba de una manera muy poco sutil y como si se lo estuviera comiendo.
Albus tardó en reaccionar pero, obviamente, le siguió el beso igual como lo hacia ella.
James había ido a buscar a Alice a la biblioteca, había quedado con ella pero no aparecía, llego al pasillo que daba a la biblioteca y vio a una pareja besándose, daban asco, ¿Quién se besa asi? Parecían dos caníbales necesitados.
-Me vuelves loca, Albus –dijo una chica castaña, su voz era sumamente conocida.
Corrio hacia ellos y se dio cuenta que era Albus y Alice.
-¿Alice? –dijo James entrecortadamente y conteniendo las lágrimas.
Los chicos se separaron pero Alice no podía dejar de ver a Albus.
-¿Si?
-¡¿Qué haces con este imbécil?! –grito James refiriéndose a su hermano.
-Soy tu hermano –lo corrigió Albus.
-No. Tu ya no eres mi hermano. –le dijo James.
-James no es mi culpa que me prefiera a mi. –Albus sonrio.
-Alice ¿Eso es cierto?
-Si –dijo la chica sin siquiera mirarlo, solo tenia ojos para el chico de ojos verdes.
-Bien –James se fue devastado. El la amaba, la amaba más que a nada en el mundo. Era la persona que lo hacía más feliz y se había ido. No pudo contener que las lágrimas salieran de sus ojos. Esto para él era horrible. Nunca encontraría a una chica igual que Alice. No podía creer lo que estaba pasando, esto era sumamente extraño. Una hora antes de encontrarlos así, había estado con Alice y no parecía la misma chica a la que había visto "besándose" con Albus.
Las semanas siguientes James apenas comía y en la noche no podía dormir casi nada. Lo único en lo que podía pensar era en Alice.
Fred todo el tiempo le decía:
-Es solo una chica. Tú puedes tener a cualquiera, James.
-Es que tu no lo entiendes –decía al borde de las lágrimas-. Yo la quiero a ella y solo a ella. Nunca habrá otra a la que ame tanto.
-James, estoy cansado de verte así. Debes comer o algo.
-Y lo peor de todo –decía- es que ella ni siquiera me nota.
Y era verdad. Ella nunca se fijaba en James, lo único que hacía era observar a Albus con obsesión, se notaba en su mirada.
James ni siquiera le hablaba a su hermano. Estaba tan enfadado que no podía ni mirarlo a los ojos. Sabía que él no tenía la culpa que Alice lo quisiera pero igual sentía algo horrible en su interior diciendo que debía golpearlo. Pero James se contenía.
Un sábado por la tarde James estaba acostado en su habitación como hacia la mayor parte de su tiempo libre. La puerta de la habitación se abrió de par en par.
-¡JAMES! –gritaron dos chicos a la vez. Era Fred y Frank y su rostro tenia una mezcla de felicidad con enfado.
-¿Qué sucede? –pregunto el azabache mirándolos.
-¡Alice esta bajo los efectos de una poción de amor! –gritaron los dos a la vez.
-¿QUÉ? –James se paro de un salto de su cama- ¿Cómo lo saben?
-Tengo mis contactos –contesto Fred con una sonrisa.
-Dile a tus contactos que son lo mejor de lo mejor. –dijo James sonriendo por primera vez en semanas. Ahora sabía que Alice seguramente lo seguía queriendo pero estaba bajo los efectos de la poción de amor.
James se puso los zapatos y un abrigo ya que afuera estaba nevando.
-¿Adónde vas? –le pregunto Frank.
-A matar a mi hermano, claro. –lo dijo como si fuera lo más obvio del mundo.
Bajo corriendo seguido por Frank y Fred que lo persuadían que no le hiciera nada grave a su hermano. Pero James no los escuchaba. Solo podía pensar en que Alice lo debía seguir queriendo solo que estaba cegada por los efectos de la poción.
Encontró a su hermano besándose con Alice en la orilla del lago. La única cosa que hacían aquellos dos desde que se pusieron de novios era besarse y lo hacían de una forma repugnante. James tomo a Albus del brazo y le grito:
-Eres repugnante, ¿Lo sabias? Juntarte con todos eso Slytherins te ha vuelto una persona horrible, Albus. Antes no eras asi pero ellos son tan despreciables que han hecho lo mismo contigo.
-¡Ellos no son despreciables, James! –le grito Albus- Y no soy el único que lo piensa. Solo mira para allá –le señalo con la cabeza la otra esquina del lago. Allí estaban Rose y Malfoy besándose.
-¿Qué están haciendo esos dos? –se preguntó James sorprendido.
-Se están besando –contesto Albus- y yo volveré a hacer lo mismo con MI novia.
-No, no, no –James negó con la cabeza-. Ella es mi novia y lo sabes.
-Acéptalo James ella...
-Cállate por favor que tu boca hace sangrar mi oídos –le dijo con fastidio-. Sé que has estado dándole un filtro de amor para que ella se quedara contigo.
-¿Cómo lo sabes?
-Ni si quiera lo niegas, ¿Eh? –le dijo con desprecio-. Lo sé porque conozco a Fred.
-Y yo no conozco a mis contactos –dijo el pelirrojo con una sonrisa.
-Solo quiero que sepas que cuando empiecen las vacaciones de navidad y ella se vaya a su casa no podrás seguir dándole la poción de amor y para entonces yo ya le habré mandado una nota explicándole todo.
James se fue dejando a Albus con sin habla.
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Enamorado de una castaña.
FanfictionJame Sirius Potter no ha cumplido con la “maldición” de su familia. Cuando hablamos de esta “maldición” me refiero a la que todo chico Potter tiene a su pelirroja. James se enamorara de una castaña, hija de uno de los mejores amigos de su padre y ma...