No me molestes, Potter.

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James estaba terminando sus deberes de trasformaciones en la sala común de Gryffindor. Cursaba su quinto año en Hogwarts y rezaba a Merlin que ya terminar los MHB, los cuales lo estaban agobiando.

Alice estaba junto a su amigo, Fred, que, al igual que James, hacían sus deberes en la sala común, solo que en otro rincón de esta.

El azabache estaba cansado. Se paró del sillón frente la chimenea, dispuesto a subir las escaleras hacia el dormitorio de los chicos. Vio a la chica Longbottom, la única que no caía en sus encantos, y a su primo Fred, sentados, haciendo los deberes.

-¿haciendo los deberes?- dice James sonriendo

-¿Qué te parece Potter? –pregunta Alice con sarcasmo. Estaba muy alterada por todos los deberes y ahora venia Potter a interrumpirlos.

-calma Alice. Creo que serias menos histérica si salieras conmigo –dijo James con una sonrisa seductora.

-No molestes, Potter. Demasiado tengo con mis deberes y tu vienes aquí haciéndote el guapo. –dice con fastido- estúpido arrogante-susurra

-¡Deja de murmurar Alice! Me enfermas.

-Pues si te enfermo seria mejor que te fueras

-Te rompería el corazón si me fuera. No quiero hacerte eso

-No te preocupes por mi corazón, Potter. Ahora vete a la cama

-¿vienes conmigo?-le pregunta James con un tono seductor en su voz.

-Ni que estuviera loca-dice Alice cada vez mas enfadada

James se acerco a ella y la tomo en sus brazos. La puso cabeza abajo sobre sus hombros, detrás de su espalda.

A Fred se le caian las lagrimas de tanto reírse. Amaba esas peleas.

-¡Bajame ya, Potter! –grito Alice con todas su fuerzas-¡Y tu, Fred! ¡deja de reírte y ayúdame!

Pero Fred no la ayudo.

James subio por las escaleras, mientras que Alice le pegaba patadas en el pecho y no dejaba de gritar.

Llegaron a la habitación y James bajo a Alice de su hombro.

-¿Cómo se te ocurre hacer eso? –grita Alice- ahora, si me disculpas, bajare a seguir con mis deberes.

-No te disculpo, Alice. Debes quedarte aquí, conmigo –Dicho esto, James se puso frente a la puerta, impidiendo la salida.

-¡Me tienes harta! ¡Deja de molestarme de una vez por todas! –saco su varita y apunto a James- ¡Rictusempra! –exclamo.

El azabache no pudo evitar el hechizo y cayo hacia atrás riendo, el hechizo que le había lanzado, le provoco muchas cosquillas, y no podía dejar de retorcerse de la risa.

-¡las pagaras, Longbottom!- dijo entre risas.

-Uy que miedo tengo, Potter –dijo sarcástica. Luego de esto, salio de la habitación, sin decir ni una palabra más a James.

Enamorado de una castaña.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora