El fantasma de mi amigo {Kurt x Ram}

Capítulo 1

—Te amo, Kurt —fueron las últimas palabras que me dijo Kurt antes de saltar.

—¡RAAAAM! —intenté atraparlo en el aire con mis manos, pero llegué tarde... Él ya estaba cayendo por aquel abismo.

Pude leer en sus labios las palabras "siempre lo hice" mientras me miraba con unos ojos brillosos de amor. No sé cómo... era cómo si me lo hubiera dicho por telepatía, cómo si me lo hubiera mandado con el corazón...

Resonó un "¡PAM" cuando cayó al suelo, muriendo.

—¡No! —caí de rodillas al suelo, regando el cemento con mis lágrimas y golpeándolo con mis puños, dañando mis nudillos —. ¿Por qué? ¡¿Por qué?, Ram?! ¿Por qué me dejas solo? ¿¡Por qué?!

Quise saltar yo también, pero la profesora Fleming, que acababa de ver lo sucedido, me lo impidió. Dándome un abrazo para calmarme.

—¡Suélteme! —lloré, haciendo fuerza, pero ella tenía más fuerza, de algún modo —. ¡Suélteme!

—Señor Kelly, no puedo pedirle que se calme, entiendo tu frustración, pero por favor...

—¡No, "por favor" nada, era mi amigo! ¡Era Ram, era mi mejor amigo!

***

—No me lo creo... —me susurraba mi padre, pero con tono de enfado y decepción, en el funeral, pues encontraron una carta de suicidio que iba dirigida a mí, que hablaba de el cuánto me amaba —. Mi hijo... ¡se juntaba con un maricón!

Estas palabras le pincharon a Kurt como mil agujas en el corazón. Era justo ese tipo de discursos ignorantes y odiosos lo que hacía del mundo un lugar en el que ellos no pudieron vivir. Lágrimas caían de sus ojos cristalinos mientras era obligado a escucharlo, pero entonces el padre de su amigo, Bill Sweeney, interrumpió a su padre y dijo exactamente lo que su hijo pensaba.

—¡Él no era un sucio! ¡Él no estaba equivocado! Él era un solitario verso en la canción del señor...

—Tu hijo era un suavecito, Paul.

—¡Y no voy a dejar que hables de mi difunto hijo así! ¡Ni aquí, ni en ningún sitio! Mi hijo es un homosexual y eso no me asusta nada. Quiero que el mundo sepa que... ¡AMO A MI HIJO MUERTO GAY!

Esas palabras fueron todo lo que quería oír. Sentí un abrazo de calor, como si el mismo Ram me abrazara... Sentí sus manos alrededor de mi cintura, su mentón apoyado en mi hombro, su respiración en mi cuello, sus latidos palpitando contra mi espalda... Tal vez lo sentía demasiado real.

Miré al lado donde sentía su cabeza y... ahí estaba. Ram, sus cabellos de color castaño claro, suficientemente largos para taparle las orejas; hipnotizantes ojos del mismo color, pero en tono más oscuro; pero había algo diferente: era completamente blanco y ese brillo vivo en sus ojos había desaparecido. Ahora eran un eterno vacío. Aún así, me sonreía de buena forma.

Hipnotizado por su presencia, intenté acariciarles la mejilla, pero mis dedos traspasaron su piel. Ahora lo entendía: era un fantasma.

Mis extremidades temblaron y me puse blanco cómo Ram, mi corazón aceleró sus latidos y sentí como el sudor bajaba por mi cuerpo. Un fantasma... Ram era un fantasma y estaba en frente mío.

Los únicos motivos por los que no grité fueron dos: el primero porque estaba demasiado sorprendido; el segundo porque su padre gritó algo:

—¡ESTOY HABLANDO DE TÚ Y YO! —Mi atención fue para ellos. No sé que pasó, pero nuestros padres se miraban intensamente, mientras todo el mundo los observaba cómo si hubiera pasado una especie de giro de guión —. ¡EN EL VERANO DEL SESENTA Y DOS!

—Fue una locura de viaje de pesca... —murmuró mi padre antes de correr hacía el señor Sweeney para besarlo.

¿Qué había pasado mientras yo miraba al fantasma de Ram? ¿Y durante cuánto tiempo había estado ocupado, distraído con él?

Cuando volví a mirar, ya no estaba... Creo que en realidad fue una alucinación. ¿Tanto me dolió su pérdida? Sí...