Capítulo 5

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—¿K-Kurt? —preguntó la de cabellos castaños, algo confundida por mis prisas —. ¿Qué te ocurre? Pareces que has corrido cinco maratones.

—¡RAM OCURRE! —le respondí yo, agarrándola de los hombros y sacudiéndola, nervioso —. ¡No me deja en paz, está todo el día jodiéndome! ¡Igual que Heather a ti! ¡HEATHER CHANDLER! ¡Sé que estás pasando lo mismo que yo y, si pudiéramos ayudarnos a librarnos de ellos, te juro que te lo agradecería de por vida, pero ayúdame, por favooooor!

Verónica alzó la ceja, como si no supiera de qué hablaba.

—¿Qué?

Okay, tal vez debí haber esperado a llevarla a un lugar más privado, porque todos, incluído su novio, me miraron raro. Aunque, bueno, creo que aunque le hubiera pedido hablar en privado, seguiría siendo raro.

—Kurt, no es gracioso usar las muertes de nuestros compañeros para hacer una bromita —me reprochó. Todos los que nos rodeaban me miraron con una mirada juzgante. Mi reputación se fue a la mierda, ¡gracias, Memoria de Acceso Aleatorio!.

—¿Qué? ¡No! Te hablo en serio, Ram me sigue a donde voy desde ayer y es re molesto. ¡No quiero que me persiga! Sé que a ti te pasa lo mismo, por favor...

—Lo siento, no sé de qué me hablas. Déjame en paz, por favor.

¿¡Qué?! ¡Cómo que no? ¿Acaso Ram me mintió? ¡Dioses, me siento tan ridículo! ¿Cómo pudo hacerme esto? Esto es ¡HUMILLANTE CON H DE HEATHER MCNAMARA!

Iba a insistirle más, pero su noviecito me empujó.

—Ya déjala en paz —me dijo con tono amenazante, acto con —. ¿O acaso buscas problemas? No sería la primera vez que lo haces...

Realmente, no quiero que me vuelvan a amenazar con una pistola, porque podría ser que está vez la traiga cargada, así que no tuve otra cosa más que hacer que irme.

Me sentía tan decepcionado...

—Con que quieres deshacerte de mí, ¿eh? —me preguntó Ram, o su fantasma, con tono de decepcionado. Acababa de aparecer y no quería saber donde había estado. Ni siquiera me giré a verlo, seguía enfadado con él, pero podía notar como me miraba con el ceño fruncido —. ¿Ahora no respondes? ¡¿Qué he hecho yo para ganarme este desprecio?! ¡¿Qué he hecho yo?!

Tampoco respondí.

—Parece que lo tienes crudo, Ram —rió una voz femenina muy conocida.

Paré en seco y me giré como quien baila en la pista de baile y mis ojos se abrieron como platos. Ese cabello rubio de un tono algo anaranjado, esas ropas carmesí y esa icónica mirada malévola: Heather Chandler, o al menos su fantasma. Estaba tan sorprendido que no me atrevía ni a mover ni un dedo.

—Oye, Kurt, cierra la boca, que se te meten bichos. ¡Ja, ja, ja! —rió un chico que pasaba por ahí. Y así lo hice, cerré mi boca de inmediato, que estaba tan boquiabierto que la barbilla llegaba al suelo.

—Okay, no puedo más. Adiós —me fui corriendo para huir. ¿Dónde? No sé, pero lejos de ellos. Un acto algo estúpido de mi parte, pues no puedes huir de un fantasma, pero, wey, mi cerebro no cerebreaba en ese momento.

Me metí a una clase vacía y me apoyé en la puerta para que no se abriera. ¿La cosa? Primero que nada, que los fantasmas son intangibles.

Lo segundo, que se abría por fuera.

Así que, no solo tenía a dos fantasmas por delante, sinó que también alguien entró y yo me caí de culo.

—Ram, así no es como tratas a una dama —regañó Chandler.

—Pero él no es una dama.

—Es un damo, lo mismo.

No escuché más de la conversación entre los dos idos al otro barrio, porque mi mirada se fijó en la persona que acaba de entrar:

—¿M-Martha?

Ahí estaba, aquella amable chica con sobrepeso, infantil e ingenua.

—¿Kurt?

El fantasma de mi amigo {Kurt x Ram}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora