En un mundo lleno de secretos y sombras, el amor puede florecer en los lugares más inesperados.
Astrid, una valiente heroína marcada por un pasado oscuro y doloroso, cruza su camino con un soldado misterioso y enigmático, cuya presencia despierta en...
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Astrid Stark
Escuchaba atentamente la conversación que tenían mis compañeros en la habitación mientras observaba las cámaras de seguridad donde se encontraba El Soldado del Invierno, quien era un hombre realmente intimidante: Su cabello largo, oscuro y ligeramente desordenado le daba un aire salvaje; Su mirada, sin embargo, era otra historia. Parecía contener años de dolor, como si cargara con un secreto tan profundo que nadie lograría descifrar jamás. Era intensa, fija, como si pudiera ver más allá de la superficie... Me encontraba junto a Ross con mis ojos fijos en la imagen en blanco y negro, la tensión entre este y yo era palpable, sin aviso la imagen se esfumó en un segundo, dejando en frente solamente el reflejo del agente y el mío con rostros perplejos.
Ross tocaba los botones de la pantalla desesperado pero era inútil.
—¡¿Qué están esperando?! ¡Déjenme ver a Barnes! —gritó, saliendo rápidamente de mi lado—
Tomé las gafas de Tony que reposaban sobre la mesa. —Viernes, ¿Qué ocurrió con la energía? —pregunté, intentando mantener la calma—
Giré para mirar a Sharon, suplicándole una respuesta sin palabras.
—Subnivel 5, Oeste. —respondió la rubia—
Negué con la cabeza cuando noté las intenciones de Steve y Sam. Apenas pude murmurar "tercos" antes de que estos desaparecieran de la sala.
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—Estamos en posición. —hablo Sharon, en minutos nos encontrábamos listas para enfrentarnos al Soldado, preparadas para lo que se viniese con tal de pararlo—
—Después de mí. —dijo Natasha, avanzando con decisión—
Nos lanzamos al combate. Analicé los movimientos del Soldado, buscando sus puntos débiles, pero fue en vano. No tenía ni una pizca de piedad, ni siquiera peleando contra mujeres.