___________Enemigo.

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La madrugada era fría y silenciosa cuando el equipo llegó al bosque que rodeaba el laboratorio

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La madrugada era fría y silenciosa cuando el equipo llegó al bosque que rodeaba el laboratorio. La oscuridad envolvía el lugar, salvo por las patrullas con linternas que se movían entre los árboles y los focos que iluminaban la entrada principal.

Steve habló en voz baja por los comunicadores:

—Divídanse. Manténganse fuera de vista. Nos reunimos en el punto de extracción en 30 minutos. Buena suerte.

Astrid y Bucky avanzaron hacia la entrada trasera, moviéndose entre las sombras. Ella iba delante, sus movimientos rápidos y precisos, mientras él la seguía de cerca, escaneando cada rincón en busca de posibles amenazas.

—El acceso está al final de este pasillo —Susurró Astrid, revisando el plano en su tablet—

—Entonces, lidera el camino, Starkcita.

Astrid rodó los ojos.
—No me llames así.

Lo ignoro y siguió caminando, en su intento de esquivar un sensor de movimiento en el suelo, tropezó levemente, perdiendo el equilibrio. Bucky reaccionó al instante, sosteniéndola por la cintura antes de que cayera.

—Cuidado —Murmuró él, con la voz grave cerca de su oído—

—Estoy bien. No necesito que me salves.

—Claro, porque lo estabas manejando perfectamente sola —Respondió él—

Astrid lo fulminó con la mirada, pero no dijo nada más.

Unos metros más adelante, llegaron a una sala vacía con una ventana alta que daba acceso al siguiente pasillo. Era la única forma de avanzar sin activar los sensores en el suelo.

Astrid estudió la ventana con una mueca.
—Necesito subir ahí.

Bucky miró la altura y luego a ella.
—No llegarás sola.

Ella lo miró, desafiándolo.
—Puedo hacerlo.

—Astrid, la ventana está a tres metros. No puedes usar tus increíbles poderes ahora. Déjame ayudarte.

Sin darle tiempo a replicar, Bucky entrelazó las manos y le ofreció un soporte para impulsarla hacia arriba. Astrid vaciló un segundo antes de aceptar.

—No me sueltes, ¿Entendido?
—Le advirtió—

—Tú solo sube.

Con un suspiro, Astrid puso un pie en sus manos y Bucky la levantó con facilidad, guiándola hacia la ventana.

Una vez que estuvo arriba, le ofreció una mano para ayudarlo a subir, pero él rechazó el gesto, trepando con agilidad por su cuenta.

Al llegar a la sala de servidores, Astrid se ocupó de hackear el sistema mientras Bucky vigilaba la puerta. El silencio entre ellos era incómodo, pero Bucky lo rompió de repente.

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