_________No tienes que estar bien todo el tiempo

222 11 0
                                    

Astrid Stark

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Astrid Stark

El aire estaba fresco, con un viento suave que alborotaba las hojas secas haciendo que se enredaran en mi cabello mientras caminaba hacia la cafetería. Cada paso que daba parecía más pesado, no por falta de ganas, sino por la maraña de emociones que sentía en el pecho. Habían pasado meses desde que había visto a Pepper. Meses desde que ella salió de nuestras vidas. No podía culparla; Su ruptura con Tony había sido como un terremoto en el equipo. Todos lo sentimos, pero nadie más que yo.

Ella siempre había estado allí para mí, desde que era pequeña. No era mi madre biológica, pero eso nunca importó. Pepper era la persona que me cuidó cuando estaba enferma, quien secaba mis lágrimas en las noches cuando mis pesadillas me dejaban rota y sin aliento. Ella era mi refugio, mi seguridad. Y desde su ausencia, las noches se habían vuelto más largas, más oscuras.

Cuando llegué a la cafetería, la vi antes de que ella me viera. Estaba junto a la ventana, con una bufanda gris que le daba ese aire de elegancia natural que siempre tenía. Sostenía una taza entre sus manos, perdida en sus pensamientos, pero incluso desde donde estaba, pude notar algo distinto en ella. Estaba más delgada, con una mirada cansada que antes no estaba ahí.

Mi corazón dio un vuelco.

Cuando levantó la vista y me vio, su expresión cambió por completo. Sus ojos brillaron con emoción y, en un instante, ambas nos levantamos. Me acerqué rápidamente, y antes de que pudiera decir una sola palabra, me envolvió en un abrazo que fue tan cálido como siempre.

—Astrid... —Susurró contra mi cabello, su voz temblando un poco—

—Pepper. —Respondí, con la garganta cerrada. Sentí el familiar aroma de su perfume, y de repente, todos esos meses de distancia parecieron desvanecerse—

Ella me apretó más fuerte, como si temiera que me desvaneciera si me soltaba. No dije nada, simplemente cerré los ojos y me dejé abrazar, sintiéndome, por primera vez en mucho tiempo, a salvo.

—Te he extrañado tanto. —Dijo al separarse, sus manos aún en mis hombros mientras me inspeccionaba—

—Yo también, Pepper. —Respondí con una sonrisa que no podía esconder, aunque mi voz salió más quebrada de lo que
esperaba—

Nos sentamos, y por un momento, ninguna de las dos dijo nada. Ella pidió otro café para mí, y mientras esperábamos, no podía dejar de sentir la calidez de su mirada, como si estuviera intentando descifrar algo.

—Estás más delgada. —Dijo de repente, con ese tono maternal que siempre tenía—¿Estás comiendo bien?

—Lo intento. —Respondí sin darle importancia—

—¿Y las pesadillas? —Su pregunta fue directa, y el nudo en mi estómago se tensó al instante—

Bajé la mirada, fingiendo estar interesada en la mesa de madera desgastada frente a mí. —No las tengo. Estoy bien, de verdad.

Metanoia ★ | B.B Donde viven las historias. Descúbrelo ahora