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Con Geto viene Gojo. Has sido amigo de ellos el tiempo suficiente para saber que vienen en parejas, pero nunca esperaste que fueran TAN inseparables.
"Es vergonzoso— ah~"
"No es tan vergonzoso si acabas de apretarme".
Solo le dijiste que sí a él viéndolos a los dos una vez, pero ahora se ha convertido en una rutina. Cada dos semanas Satoru viene a ver una película y juegos y siempre termina con él al final de tu cama compartida, metiendo su gorda polla a la vista de su mejor amigo.
Al sentir dos pares de miradas lujuriosas en tu cuerpo, podrías sentir cuando Suguru mira hacia atrás a Satoru por lo que debería hacerte. Casi podías escuchar las risas de Satoru cuando escucha tus gemidos tensos del duro empuje de tus caderas de tu novio.
"Sat—" Casi te muerdes la lengua por lo rápido que casi se te escapas un error, pero no fue ignorado.
"¿Oh?" La voz de Suguru estaba atada de burlas. Sus movimientos no se detuvieron, pero sí disminuyó su ritmo.
Agarrándote por el cuello, obligando a que tu espalda golpeara su pecho, los labios fríos aterrizaron en tu cuello haciendo que tu espalda se arqueara más, "Casi dijiste Satoru, ¿eh? ¿Quieres tanto que te folle?"
No podías hablar, todo lo que podías hacer era dejar salir un lloriqueo patético sintiendo sus ásperos círculos de remolino en la punta del dedo en tu clítoris mojado.
En el fondo, Gojo estaba encantado. Casi esperaba que dijeras su nombre, tal vez le daría a Geto la oportunidad de dejarle entrar en lo que más quería.
Y él sabía, el chico de pelo negro sabía lo mucho que su mejor amigo quería acostarse contigo, pero siempre le quitaba la oportunidad en el momento en que sabía que Gojo estaba cerca.
Fue un juego divertido para Suguru.
"Míralo". Te inclinó hacia abajo, su palma firmemente (pero aún suave) alrededor de tu mandíbula haciendo que tus ojos se encontraran con la venda negra de Gojo. No podías decir si también estaba mirando tus ojos o tus pechos marcados de antes. Pero se sintió intimidante, ver su espalda contra la silla, las piernas abiertas y la mano moviéndose lentamente hacia arriba y hacia abajo de su eje.
Él se ríe, notando tus ojos siguiendo el ritmo de su mano, "Estás babeando". fue todo con lo que respondió, su voz ligeramente temblorosa por estar ya tan cerca de correrse,
Pero él quería sostenerlo. Sostenerlo el tiempo suficiente para correrse con sus mejores amigos mientras Suguru te hacía ver a Gojo acariciar su polla hasta el chasquido de sus caderas contra tu culo.
"'Estoy cerca..." Espiraste. Tus brazos listos para salir. Tan tembloroso, tanto tu semen como tu sudor salpicando la pelvis de Geto, los ruidos llenos de lujuria de gemidos y los squeques húmedos llenan la habitación.
La respiración pesada de Gojo comenzó a ser más fuerte, miras hacia arriba desde tu almohada, viendo la vista de la manzana de su Adam balanceándose hacia arriba y hacia abajo. En realidad, su cuello se veía mucho más atractivo de lo que debería. Te aferras más fuerte a tu novio, la tensión que lo envuelve hizo que un bonito lloriqueo cayera a través de sus labios.
Geto no tuvo que ver tu cara para saber que lo estabas mirando directamente, sintió sentimientos encontrados. Por un lado, quería estar molesto y ponerte de espaldas para recordarte con quién te estás follando ahora mismo. El otro lado de él quería ver hasta qué tan lejos puede llegar para ver si finalmente gemías el nombre de Gojo y usarás esa excusa para que ambos te usen por la noche.
"¡Mierda!"
Pero, por desgracia, puede que tenga que esperar otro día, estaba en su punto de ruptura, su moño suelto cayó una vez más, dejando los pelos mojados en su cara, nada más que los sonidos crecientes de bofetadas y gemidos de todos en la habitación rebotando en las paredes.
Los orgasmos arrasaron tus cuerpos, finalmente dejas que tu cuerpo caiga encima de la cama, pero tu bonito novio se las arregla para atraparte por su antebrazo para que pongas tu cuerpo flácido encima del suyo y debajo de las sábanas.
"¿Puedo dormir en la cama con ustedes dos también?" Gojo habló, sin aliento, abrochando la cremallera de sus pantalones manchados de negro.
"No, pervertido". Geto lanza la almohada varada a su lado a la cara de su amigo, dejando escapar una risa de ambos, aunque estabas profundamente dormida, sordo por los comentarios que ambos hicieron sobre ti.
"Casi se rompe de nuevo. Sabes que ella dirá que sí. Solo pregunta. Prometo que seré amable".
"No. No hasta que ella misma lo diga. Hasta entonces, no tienes suerte".
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