Lentamente abrió los ojos, estaba echado en el sofá y a su lado se encontraba Dragan y la joven mujer con la que había entablado conversación hacía tan solo quince minutos.
—Entonces...—dijo Zoran llevándose las manos al rostro—.Eso que vi, no fue un sueño o alucinación, fue real.
—Tan real como tú o como yo —respondió la mujer—. Me llamo Janni, por cierto.
—Mucho gusto, Janni —dijo Zoran presionándose levemente los párpados de los ojos.
— ¿Qué pasó hombre de guerra? Dijiste que estabas preparado para lo que fuera —preguntó sarcásticamente Dragan.
—Lo que fuera que perteneciese a este planeta. ¿Dónde está ahora?
—Con Genta, están paseando por el lugar—contestó Dragan.
—Quiero ir a verlos.
Zoran, se levantó y salió de la casa. De lejos y con cierta cautela, observaba a la extraña pareja en su caminar, tomados de las manos. Por momentos le pareció que la mujer cambiaba de forma, como si en su aura se formase una especie de reptil.
—¿Hay más como él, aquí, en este lugar, Dragan?
—Así es, creo que son unos tres o cuatro más, no son peligrosos, no les temas.
— ¿Cuándo nos enseñarán algo de su cultura?
—En un momento más, él se dirigirá a nosotros, de allí habrá que decidir.
— ¿Decidir qué cosa? —Zoran no dejaba de mirar al ser reptiloide que andaba de la mano de aquella anciana—.Realmente no me acostumbro aún a verlo, así, caminar tan libremente por estos lados...por la tierra.
«Me gustaría saber qué pensaría mi pastor al ver a semejante criatura de otro mundo deambular así —pensó intentando ocultar su sonrisa—. Seguramente diría que es cosa de los demonios»
Zhudu volteó a mirarlo y por momentos Zoran sintió que le estaba devolviendo la sonrisa.
Todos los discípulos de Genta, más Dragan y Zoran entraron nuevamente en la casa. De último ingresó Zhudu, los miró a cada uno, como escudriñando sus espíritus, entonces les habló:
—Mi nombre es Zudhu, vengo de un lugar lejano allá en el cosmos, estoy aquí primeramente porque pude percibir el karma de la que una vez fue mi esposa hace ya unos quinientos años, a la verdad nunca pensé que reencarnaría como humana dentro de este planeta. Pero eso debe ser porque deambulábamos muy cerca, veníamos huyendo de una batalla. La astronave de Genda no pudo resistir las averías que traía y estalló ante mis ojos.
» Lo más inusual, es que ella fue la que pudo hacer contacto conmigo a través de un ritual de fuego. Pudo ver mi imagen en el humo y me invocó, escuché su voz calando en mi mente, entonces decidí venir a buscarla. Su cuerpo cambió, pero continuaba manteniendo su hermoso espíritu, tal cual la conocí hace ya más de quinientos años, sus arrugas me dieron a entender lo triste que podría ser este mundo. Una noche aparecí ante ella y me presenté como Zhudu, uno de los sacerdotes de la raza reptiloide de los xamanaitas.
» Señalaré mi punto. Allá, en la lejanía del cosmos, existen fuerzas invisibles oscuras que destruyen tanto la vida física como la espiritual. Es mi deseo, llevarlos a todos ustedes lejos de este planeta e instruirles en nuestras artes.
El enorme reptil levantó su dedo índice, y de este se desprendió una ráfaga de energía que fue transformándose en dragón.
—Les instruiremos para convertirlos en dragones, más antes, deberán convertirse en serpientes. Tienen un par de horas para decidir.
Todos estaban nerviosos, sería un gran salto para ellos en el que no habría marcha atrás. Zoran se apartó del grupo y se puso a caminar por los alrededores hasta llegar a una quebrada.
«Irnos de este mundo a otro, según sus enseñanzas primero nos convertiríamos en serpientes, y después en dragones, si aceptara ¿Volvería a este planeta que es mi hogar?»
Pasaron varios minutos, Zoran decidió aventurarse, iría con el resto a ese mundo que les había hablado Zudhu. Dio media vuelta y se dirigió a la casa de Genta.
— ¿Irás?—preguntó Dragan—.Es probable que no volvamos, quizás debas decirle adiós definitivamente a tu carrera de fotógrafo.
—Solo sé que si no voy, me arrepentiré, si estoy aquí y he visto a semejante ser, es por algo.
—Bueno, eso significa que has tomado una decisión, bien por ti.
—Tengo que verlo, Dragan, tengo que ver el mundo al que nos quiere llevar Zudhu, debo verlo con mis propios ojos. Tengo que saber que pasará.
—Lo veremos, Zoran, lo veremos.
Se escuchó el sonido de un cuerno, era Genta que los estaba llamando. Todos se reunieron alrededor de ella y de Zhudu.
—Veo que ya se han decidido todos, bien, que así sea—habló el reptil albino—.Que la gracia divina del cosmos nos bañe con su calor.
Levantó el dedo índice de su mano izquierda y un punto brillante comenzó a emerger. Una ventisca los envolvió a todos. Las nubes avanzaron a toda velocidad como si fuesen automóviles corriendo en plena carretera. El cielo también cambió de color: morado, rojo, verde, azul, naranja. Los arbustos y árboles parecían danzar por voluntad propia. Un intenso hormigueo los invadió por unos segundos, para después experimentar una gran calma. Cuando el punto luminoso que provocó Zhudu se extendió, parecía como si estuviesen entrando en un túnel lleno de luces blancas y celestes.
—Bienvenidos a un nuevo despertar queridos amigos —dijo Zudhu con una voz calma y llena de regocijo—. Hemos llegado.
El terreno en el que se encontraban era desértico, pedregoso y gris, a la vez que presentaba un fino sedimento.
Zhudu hizo señales para que lo siguieran y los dirigió hasta una colina, metió su mano en una ranura y el piso se abrió ante ellos haciendo ruidos quedos y pesados. Descendieron por una escalera angosta tallada en piedra y llegaron a lo que parecía ser una especie de mausoleo. A sus costados, se mostraban imponentes, unos reptiles tallados igualmente en piedras con sus espadas clavadas al suelo.
—Nosotros los xamanaitas nos hemos concentrado principalmente en el desarrollo de la espiritualidad y la relación con el universo; generalmente no necesitamos de vehículos espaciales para viajar, ya que muchos de nosotros podemos distorsionar el tiempo y el espacio y aparecer en cualquier lugar del universo.
Llegaron hasta una recámara amplia y levemente iluminada, en el suelo estaban sentados otros humanos que entonaban un mantra. Vestían togas de color blanco y sus cabezas estaban rapadas.
—También hemos reclutado a otros humanos como ustedes, a lo largo y ancho del planeta Tierra —dijo Zhudu.
De la oscuridad aparecieron otros reptiles albinos y al verlos, les saludaron con una leve reverencia. Uno de ellos, de nombre Wambazi les guió hasta sus estancias que eran como pequeñas cúpulas donde podían habitar máximo entre cuatro o cinco individuos.
La enseñanza mística y espiritual comenzaría en pocos días.
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El Amanecer de los Dioses
SpiritualBLURB Un grupo de seres humanos es entrenado psíquica y espiritualmente por una raza reptiliana albina, con el objetivo de entrar en el nuevo universo de Annku. Primero se convierten en serpientes astrales para después, transmutar en dragones cósmic...