LAS REGLAS DE LA MAFIA ¹ | KOOKMIN | ✓

C A P Í T U L O - V E I N T I D Ó S

Jungkook

Jungkook despertó primero. Se sorprendió de haber tenido un sueño lento y sin pausas, por primera vez en años no despertaba en la madrugada con dolor de cabeza.

Entre sus brazos dormía el causante de su anestesia. Los cabellos blancos de Jimin se esparcían en su brazo, sus labios pomposos entreabiertos y su cuerpo apegado al suyo. Jungkook lo miró por mucho tiempo, perdiéndose en la belleza del menor, repasando lentamente sus facciones y su silueta. Y por fin, después de un largo rato, sonrió con el pecho hinchado de amor y ternura.

Su mano subió a acariciar el rostro del menor y, al no querer despertarlo, retiró su mano debajo de su cuerpo y se acomodó mejor en la cama. El menor soltó un suspiro y se dió la vuelta para seguir durmiendo, dejando a la vista su parte trasera. Jungkook besó el hombro de Jimin acariciando su espalda y repasando lentamente las marcas que le dejo los la noche anterior.  Fue al baño por una pomada, y le acarició las nalgas con la crema para que no se le irrite más de lo que ya se veía.

Después de una ducha, el abogado se encarga de ser silencioso ya que el menor sigue dormido.

A mitad de su vestimenta, la madera es tocada repetidas veces. Jungkook deja su la camisa a un lado y abre la puerta.

— ¿Que cojones quieres?— pregunta hacia Sebastian. Sigue molesto por lo ocurrido el día anterior.

Si Sebastian hubiera sido otro, Jungkook no dudaría en poner una bala entre sus cejas. Pero era Seb, el tonto que es su amigo a pesar de todo. Solo por eso no lo asesinó.

— Tu si que no pierdes el tiempo — Sebastian responde mirando por sobre el hombro de Jungkook. El abogado lo empuja lejos de la puerta y junta la misma para que no vea a Jimin.

— Habla de una vez

— Mi gente tiene algo. Atraparon a un grupito con tatuajes de cobra, ¿Era eso lo que buscabas, no?

— Bien echo — Jungkook le responde. — yo me encargo.

— ¿Eh? Claro que no, déjame al menos divertirme, hace semanas que no le doy una paliza a nadie.

Jungkook duda. No quiere dejar la casa a solas... Pero tampoco confía en que Sebastian sea un buen anfitrión después de los eventos del día anterior.

— Dile a los guardias que nadie sale y nadie entra.

— No te alteres, Leonardo estará con ellos. Y aunque no es mi Valdés favorito, él va a protegerlos.

Era cierto. Jungkook sabía que Leo amaba a Jessi Park y cuidaría de ella y Jimin.

Con eso en mente, el pelinegro volvió a la habitación y terminó de vestirse. Le dejó una nota a Jimin avisándole que saldría a resolver algunas cosas, omitiendo detalles que el menor no debía de saber.

— Te sigo — Le avisa Sebastian, desbloqueando su auto.

— ¿Van a salir?— Leonardo sale por la puerta principal detrás de ellos. — Seb tomaré tu auto, el mío se quedó sin batería.

— ¿A donde vas tú?— Jungkook le pregunta frunciendo el entrecejo.

— Jessi quiere algunas cosas de la casa. Y debo pasar a tranquilizar al viejo.

No quería dejar la mansión sin protección, pero tampoco quería dejar a Sebastian encargarse solo de aquel grupo que osó en asustar a Jimin.

Dudando, al final Jungkook hizo la llamada que había estado evitando los últimos días.

« Vete a la mierda » respondió Hansen sin siquiera dejarlo hablar. «¿Sabias que Aaron tiene una hija? ¡Es papá soltero! ¡Iban a dejar a una niña huérfana! ¡Váyanse a la mierda todos!»