2- Viernes de compras

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Compras especiales

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-¿De compras en viernes?- La niña asintió sacando su tarjeta de su bolso he indicando el camino con su mano.

¿Porque le urgía ir de comprar en fin de semana? ¿No sería más fácil ir entre semana donde había carga de ropa nueva?, no valía la pena pedir explicaciones por qué mi trabajo era protegerla al final de cuentas.

-Entraras conmigo- Me quedé parada frente a la entrada de esa gran tienda, ¿Porque necesitaba de mi ayuda?.

-Disculpe pero dudo que alguien quiera dañarla ahí dentro- Ella tomo mi brazo tratando de obligarme a entrar, pobre niña nisiquiera podía moverme del lugar

-P'Faye entra conmigo necesito ayuda- Tomo mi mano con mucha confianza, mire alrededor las miradas no faltaron

-¿De mi? Yo uso ropa masculina tu femenina- En mi distracción pudo moverme hacia el Interior de la tienda.

Ella camino directamente hacia las faldas, sabía que está niña usaba mucho las mini faldas así que solo me puse a ver los modelos.

-Crees que este se me vería bien?- Un falda de mezclilla corta estaba en mi mano en cuestión de segundos.

La miré atentamente buscando imaginarme con esa falda, tenía que admitir que ese niña tenía muy buen cuerpo.

-Te quedará muy corta- Ella pareció gustarle mi respuesta pues una sonrisa gigante se mostró en su rostro

-Yo digo que se me verá genial, ¡nadie podrá apartar su vista de mi!- corrió hacia los probadores con una gran felicidad, solo rodee los ojos caminando hacia la ropa de cama.

Necesitaba una nueva pijama ya que la época de calor de avecinaba muy pronto. Comencé a tocar las telas buscando una que fuera fresca y apropiada cuando el ruido de mi teléfono me saco de ese mundo tranquilo.

-¿Señorita?- La joven me estaba llamando justamente cuando estábamos a unos metros, algo debió andar mal.

-¡Ven rápido!- Su voz mandona solo me reflejo que no había nada malo, si no más bien que quería algo.

Probablemente no puede quitarse esa falda tan diminuta, si la llega a romper juro que le diré a su padre como se viste su adorada hija.

-¿Apasra?- El camino era grandeza habían varios vestidores y desde lejos se notaba la gran calidad incluso en las telas como cortinas.

-¡APÚRATE!- escuché la voz de la dictadora con su mano saliendo del cubículo número 6, si no podía salir ella sola de esa falda ¿Para que quería mi ayuda? Ni que rompiera la falda.

Me pare frente para poder preguntarle cuando la cortina fue abruptamente abierta, la chica estaba con solo su top blanco y esa falda de mezclilla apenas tapando pobremente sus muslos.

-¿que es esto?- le pregunté al ver cómo ella daba vueltas haciendo que esa faldita se levantará y dejara en claro el potencial trasero que tenía.

-¿Me veo sexi?- Pregunto con un puchero, no evite poner una cara frustrada, ¿Me hacía venir para esto?

Era obvio que se miraba sexi y mucho, ¿pero porque preguntarme a mi? Trate de no enfocar mi vista en sus atributos y solo asentir para salir de ese lugar tan estrecho.

-Que opinas, ¿Rojo o negro?- voltee para imaginarme otra falda pero está jovencita cada vez me impresionaba su descaro.

-¿Y tú padre te considera inocente?- Respondí con sarcasmo al ver esas barras que ondeaba frente a mi rostro.

-¡Respétame más!, dije ¿Rojo o negro?- volvió a mover esas barras, mire a su cuerpo la imagen de ella usando esa pequeña pieza hizo que mi cabeza diera vueltas.

-Negro- respondí simplemente dirigiéndome de nuevo ala sección de pijamas.

Trate de pensar cosas asquerosas para que no me delatara sola, sentía como mi cuerpo reaccionaba a esa imaginación que le acaban de crear, mierda odiaba como mis propios instintos reaccionarán así con las mujeres.

-Puedo ayudarle en algo?- la chica con el uniforme de la tienda era linda, mire su cuerpo y parecía tener buenos tributos.

De acá era.

-Busco alguna pijama suave y de buena calidad, que tal si ¿Me recomiendas una?- comente cruzando mis brazos y sonriéndole de una forma coqueta, ella por su parte se sonrojo.

¡Bingo!, con ella descargaría mi nueva fantasía.

-¡P'Faye!- la pequeña dictadora apareció frente a mi con otras prendas pero está vez eran sostenes.

-Disculpe- La empleada reverencio y se fue lo más rápido posible, ¡Era claro! Cómo la joven venía con esas prendas obviamente pensó que éramos pareja, ¡Por eso quería usar uniforme!

-¿Blanco o negro?- La forma en la cual está pequeña niña jugaba conmigo era una total barbaridad.

-¿Para que quieres eso? Ni los llenas- Su ceño se frunció muy considerablemente, se dió la vuelta y totalmente indignada dejo caer un maniquí.

-Disculpa, ¿puedes recogerlo?- No podía creer el cinismo de la joven, ¡Le había hablado justamente a la empleada anterior!

-Llevare esto- Puso las prendas anteriores sin incluir los sostenes, la joven no me miraba y la empleada tenía una mirada totalmente avergonzada.

Vi que la dictadora se había entretenido pagando con su tarjeta, cosa que hizo tener la presencia de la gerente algo bien aprovechado de mi parte.

-Disculpa, ¿Podría tener tu contacto?- susurré ala empleada la cual estaba parada alado mío viendo a su jefa realizar la transferencia.

-¿Tu novia está de acuerdo?- Había adivinado, la empleada pensó mal cuando está niña me puso los sostenes casi en el rostro.

-Soy su guardaespaldas- Aclare viendo como ella suspiraba de alivio, sonreí ante eso y noté cómo tomo una pequeña libreta anotando su usuario.

Recibí con cautela el papel y lo guarde en mi bolso del pantalón, podría tener algo de diversión cuando esté en casa.

-Me probaré toda esta ropa, P'Faye ¿Quieres venir a ver?- Meneo la bolsa con las prendas apenas estacionando el carro.

-Prefiero ir y entrenar en el gym, llámeme si necesita mis servicios- Sabía perfectamente que la mansión estaba bien cuidada, ya que mismo el señor Apasra me ordeno no seguir a su hija en la casa.

No escuché reclamos de la joven, me dirigí directamente a mi habitación para poder cambiar mi ropa a una más práctica para mí ejercicio.

Un top negro con unos shorts holgados eran perfectos para mí, llegué al gym que tenían en casa y que la niña usaba una vez al año al parecer.
Empecé con mi rutina de abdominales que era algo muy importante para mí y mi salud mental.

Consideraba mi cuerpo como lo más atractivo de mi después de mi rostro, así que una buena dieta con una rutina intensa era mi vida diaria.

Empecé haciendo abdominales, termine muy rápido y comencé hacer ejercicios similares hasta que al momento de hacer lagartijas sentí una presencia extraña, esa niña estaba parada frente mío con sus ojos directos en mi.

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Podrán darse cuenta que estos caps son más cortos ya que me enfoque mucho en la corrección por ciertos comentarios que agradezco.

La pequeña dictadora Donde viven las historias. Descúbrelo ahora