8- Abre más

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Puedes mejorar con mi ayuda

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Caminamos sin niuna prisa, los sirvientes ya se habían marchado desde hace mucho, conocía ala perfección esa casa, en este momento solo eramos ella y yo en la gran casa.

Nada más cerré la puerta de su habitación y fui rodeada por sus manos queriendose ver más dominante, pobre niña.

-Nueva regla- Susurro contra mi oido

-Eres una dictadora pones tus ordenes a como te plazca- Tenía una sonrisa en el rostros, no me movía por simple curiosidad, quería ver hasta que punto era capaz.

-Igual las cumples ¿No es así?- me beso pasando sus manos en mi camisa

-Es mi trabajo

-Ahora no estás en servicio- Quite el botón de su falda, su ropa interior estaba echa un desastre por si sola.

-Estas muy mojada- Saque mi mano jugando sus fluidos frente a ella y su mirada sonrojada

Volví a su rostro succionando su labio ferozmente, mi propio interior quería follarla y eyacular en su rostro tantas veces como para llenar su boca y que no pudiera más reglas incluso hasta en mi vestimenta.

-Ahhhhh- sentí su gemido al momento que mi mano volvió a tocarla

-Abre las piernas mami- Frote su clítoris ganándome la vista de como encorvaba su espalda.

Sus gemidos eran suaves de echo muy suaves para mí gusto, mi miembro estaba golpeando fuertemente mis pantalones pedia ya liberarse.

-Me encanta morder- dije frotando mi rostro contra su cuello, un escalofrío recogió su cuerpo, su pequeño y sudorosos cuerpo.

-¡Márcame ya!- En ese momento deslice uno de mis dedos a su interior.

Cálido, húmedo y mojado era mi descripción exacta sobre su interior.

Apreté más su interior ganándome un gemido opaco, odiaba eso, odiaba que callaran sus gemidos cuando yo los provocaba tan bien.

-¡¡¡¡Argg!!!!- Quejo al momento que sintió mi mano impactar con su suave mejilla

-¿Quieres que me valla?- Ella negó con los ojos llorosos por el golpe que le acaba de dar -¡No lo reprimas!

Asintió entre lágrimas, volví a tocar su interior meneando mi dedo como si fuera un gancho tratando de agarrar algo de ella.

-Ahhh~ AAhhh~ Fay- Una sonrisa vino a mi rostro

-¿Quieres otro mami?- Sus ojitos seguían llorosos, su mejilla roja y sus labios totalmente temblando

-¡¡Porfavor!!- Sollozo con sus manitas aferradas a una de las cobijas a su lado.

Nisiquiera le había quitado la ropa mucho menos yo me había quitado la ropa.

-Daddy- susurré capturando su oreja para lamer la por dentro- Dime daddy - Cambie mi voz

-¿Puedes meter otro dedo? Daddy- Su voz "inocente" al preguntarme y luego cambiarla a una muy sexi justamente en un segundo.

Me descontroló totalmente.

Tenía muy en cuenta que mis manos eran grandes, sin hablar que tenía dedos largos y muy marcados por el constante ejercicio de mi trabajo.
En este momento no quería pensar en eso.

Metí otro dedo y enganche a su interior fuertemente, ella dió un salto al momento que jale mis dedos como si tratara de romperla en cada movimiento.

-Ahhhh~ P'~ Fa~ AhhhAhh- Quejo soltando esa cobija, dió un salto bastante grande ya que quedó medio sentada con su brazos en mis hombros

La pequeña dictadora Donde viven las historias. Descúbrelo ahora