Dentro del gran coliseo, los hongos de cuerpos blancos y sombreros diversos practicaban su habilidades con la magia y la espada. Los guerreros y magos de rango tres llevaban puestos sus Glys: armaduras que se fusionaban con sus cuerpos, hechas de rocas, madera e incluso pétalos fortalecidos con magia verde para hacerlas resistentes y flexibles.
Los de rango dos usaban armaduras simples que no anulaban el cansancio, obligándolos a enfrentar retos físicos para pulir sus técnicas.
—¡ATENCIÓN! —gritó un hongo gigante de tres ojos y un bigote abundante.
—¡GENERAL! —saludaron al unísono, deteniendo sus prácticas
Detrás del general había veinte jóvenes que acababan de terminar sus estudios básicos y se unían a las prácticas de combate como reclutas de rango uno.
—Hagan espacio, soldados. Los reclutas se presentarán.
Lo jóvenes, con el corazón acelerado y la respiración entrecortada, esperaban nerviosos
—¡Ubu, Simal! Al frente.
Ambos corrieron al centro de la arena, cada uno tomó un arma, se fusionaron con sus Glys y se prepararon. El general sacó una pequeña bolsa y Ubu sacó un papelito con manos temblorosas.
—¿Qué dice, soldado?
—R-r-r-r-r...
—¿QUÉ DICE?
—R-r-rango tres, señor...
—¡Gorgarit!
Un hongo enorme de cuatro ojos y veintitrés centímetros, con una armadura de piedra rúnica blanca unida por raíces verdes, caminó al frente. Su figura era imponente para los reclutas, que apenas llegaban a los siete centímetros. Su maza de madera, adornada con espinas de rosa, era más grande que ambos juntos.
—¿No íbamos a practicar, General? —dijo una hongo detrás, fingiendo seguridad.
—¡COMIENCEN!
Gorgarit cargó contra ellos, arrastrando la maza, y cuando los tuvo a su alcance, lanzó un golpe de ciento ochenta grados que apenas lograron esquivar. Ubu fue el primero en reaccionar, aproximándose a su pierna con la lanza rúnica imbuida en humo amarillo. Gorgait lo golpeó con la mano, tirándolo al suelo. Simal ya estaba en el aire con su espada de pétalos de dos manos también imbuida en humo amarillo, pero gigante lo golpeó con el mango de la maza, mandándolo a volar.
Ubu, al ver a su compañero caer, se lanzó contra él, pero fue repelido de inmediato con una patada.
Los guerreros alrededor se burlaban con aires de superioridad.
—¿Aún crees que serás un Arca, T-T-T-Tripna? —rio un grupo de reclutas.
Un joven hongo, de ojos azules y un sombrero que parecía un gran casco, bajó la cabeza, desilusionado.
—¡Nosotros somos los siguientes! —dijo otro hongo, de ojos rojos y varios sombreritos atados como una coleta.
—¿¡QUÉ!?
—Vamos, Trip, alguien tiene que dar el ejemplo.
—¡Tomen sus armas, recluta Knup y recluta Tripna!
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Guerrunji
FantasyDurante generaciones de Arcas, el reino de Guerrunji se ha mantenido firme, protegido por secretos ancestrales y una muralla tan antigua como indestructible. Un oscuro misterio serpentea en sus cimientos, esperando el momento preciso para revelarse...