EXTRAS SUELO SAGRADO

THIS IS ME TRYING

Sábado, 28 de diciembre de 2030

CAM

Sé que voy tarde, y que, además, los chicos han reorganizado su agenda para quedar hoy (y no ayer, como era el plan inicial) por mí, pero soy un padre primerizo y agotado que no iba a renunciar a tiempo a solas con su esposa cuando vio la oportunidad, así que van a tener que aguantarse. La oferta de los padres de Ash de quedarse ayer con Haley para que tuviéramos un respiro no fue del todo inesperada, porque tanto ellos como mi madre y Colin han estado insistiendo todas las Navidades. De hecho, los tres nos quedamos en casa de mi madre tras la cena de Navidad, para que hubiera manos suficientes para liberarnos de la intensidad de nuestra hija por unas horas, pero nosotros estábamos tan agotados que dedicamos cada segundo del tiempo libre a dormir. Me gustaría decir otra cosa, pero así es como está nuestra vida ahora. En cambio, ayer... Ayer tuvimos una cita de verdad, bien vestidos y todo, en un ambiente de adultos y con una conversación que no incluía juegos infantiles ni pañales. Fue toda una novedad. Y Ashley estaba impresionante y preciosa, llevaba un vestido que le sentaba tan bien que mareaba, y me dejó hacerme el caballero, llevarla a cenar y hasta apartarle la silla. Me lanzó sonrisas que me aceleraron el corazón, se rio de mis chistes como si fuera una primera cita, y nos rozamos la piel a cada ocasión. A mitad de la cena, yo ya me había enamorado de ella hasta los huesos una vez más. Antes del postre, ya me moría de ganas de pasar de todo y llevarla a casa para arrancarle ese vestido y cubrir su piel con sudor, saliva y mi propia piel. Eso fue exactamente lo que hicimos. La madrugada se nos escapó entre jadeos, gemidos y declaraciones de amor susurradas al oído. Vale, sí, también dijimos muchas cosas guarras. Y no quiero recordarlo demasiado, porque ya debería estar saliendo de casa y no es momento para ponerme tonto, teniendo en cuenta que hay visita y dos niños corriendo y gritando en el salón.

Salgo del baño, cojo el jersey y me lo voy poniendo por el camino. Lo de la quedada solo de chicos, sin nuestras parejas y, sobre todo, sin niños, fue idea de Scott, y no me atreveré a juzgarlo, porque todo el mundo sabe que Emily se ha escaqueado tanto como ha podido la última semana para pasar ratos aquí con Ash y que, si la intensidad de mi hija ya me parece agotadora, no puedo ni imaginarme lo que podrían ser veinticuatro horas sin descanso con el pequeño Seth.

Tengo que apartarme a un lado a toda velocidad para que un niño no me atropelle en cuanto pongo un pie en el salón. Jayden va corriendo detrás de Vodka, y Haley, detrás de Jayden. Un año y medio de diferencia de edad es todo un mundo ahora que aún son tan pequeños y por eso a Jayden no le interesa demasiado jugar con mi hija y a ella le fascina cualquier cosa que haga él. La perra, con una pelota en la boca, es la que más está disfrutando de la persecución en cadena. Whisky, solo un poco más allá, los observa prudente y recula cuando se acercan demasiado, para que no le pisen una pata.

Pesco las llaves del coche del mueble que hay junto a la puerta del garaje.

—Me voy, os veo luego, ¿vale, niños?

Haley, que normalmente monta un minidrama cuando me marcho de casa, levanta una mano y me dice adiós con ella, tan tranquila. Frunzo el ceño y la risa de Ashley se burla de mí.

—Creo que tiene un nuevo chico favorito, Cam —dice Sue, divertida.

Son muy graciosas las dos. Sí, graciosísimas. Y ese Tyler en miniatura que ya lleva un buen rato jugando con mis perros, ni siquiera se vuelve a mirarme. Se lo voy a perdonar, porque ya me ha agotado hace casi una hora, cuando Sue y él han llegado a nuestra casa y la atención del pequeño ha sido en gran parte para mí. Joder, adoro a ese chaval.

Me acerco hasta Ash, que está sentada en el sofá sin perder de vista a los niños.

—Llámame si necesitas refuerzos con la fiera, ¿vale? —le recuerdo, y ella me sonríe—. Y si Haley se pone tonta, llámame también.