THE GREAT WAR

11K 373 438
                                    


Viernes, 14 de febrero de 2025

CAM

Está siendo una semana complicada. Creo que aún peor que las anteriores, y eso es mucho decir teniendo en cuenta que, al menos, ya he terminado los primeros exámenes. Tampoco ayuda que Ash se fuera el lunes a Chicago y yo me pasara tres días haciéndome el fuerte para que ella no tuviera que gestionar mis crisis de autoestima a distancia y pudiera centrarse en todas esas reuniones con su director de tesis. Volvió ayer y no hizo falta que yo dijera nada para que se diera cuenta de que todo el ruido de fuera me afecta mucho más de lo que quiero demostrar. No sé cómo lo hizo, pero consiguió apagarlo todo y envolvernos a los dos en una burbuja protectora con solo abrazarme y dejar que me acurrucara durante horas contra su cuerpo. Quizá por eso, ahora que estamos a punto de alejarnos del mundo por un par de días de verdad, la impaciencia no me permite relajarme. Vodka mueve una oreja y lanza un suspiro cansado antes de reacomodar la cabeza entre las patas delanteras y seguir durmiendo, cuando me oye dar vueltas otra vez por la cocina. Hasta la perra está harta del Cam del último mes, y la entiendo demasiado bien.

Reacomodo las flores por enésima vez, para asegurarme de que cuando ella llegue tengan el mejor aspecto posible. Se merece algo bonito. Aunque no pueda compensar toda la mierda que le está lloviendo encima desde ese último partido de los Patriots. Se hace la indiferente muchísimo mejor de lo que consigo hacérmelo yo, pero eso no quiere decir que no le afecte. Es imposible que no lo haga.

El móvil emite un pitido sobre la encimera y me acerco a ver qué mala noticia trae esta vez. Por si no tuviera bastante, es el idiota de Tyler, que me manda un enlace a una noticia de un medio deportivo. Me apoyo contra el mármol y siento que algo desagradable y punzante me retuerce las tripas cuando veo por quién está firmado el artículo. Lynn Dawson.

—Mierda —mascullo entre dientes.

El titular no tiene desperdicio: LA DESERCIÓN DE CAMERON PARKER: UNA CRÓNICA ANUNCIADA DE LA MUERTE DE LOS PATRIOTS. Tyler manda algo más mientras yo estoy leyendo el artículo, en el que el tono y las palabras escogidas dejan muy claro que no solo habla de mi salida del equipo, sino también de otro tipo de traición mucho más personal. Leo el mensaje de mi amigo cuando se descuelga de la parte superior de la pantalla.

Tyler: ¿Crees que cuando dice «deserción» quiere decir «cortó conmigo para volver con su malvada ex, el muy cabrón»?

Me trago un gruñido molesto, ignoro sus estupideces y termino de leer. No menciona a Ashley en ningún momento, pero no hace falta para que pueda leerse entre líneas que, como todos los demás (y como mi padre), piensa que mi salida del equipo y la segunda oportunidad que Ash y yo nos estamos dando van inevitablemente unidas. Eso solo demuestra que nunca llegó a conocerme. Ninguno de ellos lo hace. Nadie que se atreva a decir que mi novia fue quien me alejó del fútbol y la pinte como la mala de la historia tiene ni idea de quién soy yo de verdad. Tampoco de cómo es ella. Pero no importa, porque nosotros sí que nos conocemos, mucho mejor de lo que nadie llegará a hacerlo nunca.

Las voces que me criticaban por dejar el fútbol no habían llegado a apagarse del todo desde que se anunció que no iba a renovar con el equipo. Luego empezó a alzarse alguna que insinuaba que podía tener que ver con haber retomado una antigua relación amorosa con alguien que, por lo visto, no era muy fan del fútbol americano. Ashley ignoró las críticas, mantuvo la sonrisa y me pidió que hiciera lo mismo. Incluso le quitó importancia al hecho de que, de vez en cuando, hubiera periodistas acechando en los alrededores de nuestra casa o en nuestras salidas de pareja. En todos estos meses, jamás ha dicho ni una sola palabra cuando alguien con un micrófono o una cámara ha tratado de hablar con ella. Y sé que odia ser el centro de atención y que esta es de la peor clase y que tiene que ser muy incómodo y difícil para ella, pero nunca se queja. Ashley lo que hace es decirme que sabía en lo que se metía al elegir quedarse junto al «más codiciado de la NFL» y que eso no tiene nada que ver con nosotros, y me envía canciones de Taylor Swift que me piden que no preocupe a mi pequeña y preciosa cabecita porque la gente tira piedras a las cosas que brillan. Una única vez publicó un mensaje en las redes sociales (llenas de odio y de críticas infundadas hacia ella, por cierto) y fue el día de Fin de Año cuando compartí el típico resumen de mi año y mi perfil se llenó de comentarios acerca de lo mucho que había perdido de un año para acá: de la Super Bowl a entrenar a unos críos, de un piso con vistas a la gran ciudad de Boston a una casita en Oakland con mucho menos glamour, de ganar millones por una temporada a un sueldo normalito y ser estudiante de nuevo, de rodearme de modelos a... Bueno, en fin, eso, cosas muy desagradables. Y lo que hizo Ash fue compartir mi publicación con un comentario en el que decía que este año había sido especial, que me quería más que nunca y que estaba muy orgullosa de mí y de poder llamarme «su mejor amigo».

EXTRAS SUELO SAGRADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora