Capítulo 1

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Capítulo 1

¿Cómo fue que llegué aquí?

El castaño miró una vez más hacia su derecha, donde So Jung lloraba incontrolablemente. A su izquierda, su amigo de la infancia, Lee Jae Hwan, suspiraba cansado y furioso. No habían logrado ganar, se habían confiado demasiado.

De todas formas no era algo que no se esperaba, liberarlo de la tremenda cagada que se había mandado no iba a ser fácil y sabía que por más que Jae Hwan fuera un gran abogado este no sería capaz de ayudarlo. Si lo hubiera pensado mejor seguramente no estarían en esta situación.

Todo surgió por un acto impulsivo. Si tan sólo se hubiera controlado no hubiera terminado ahí, frente a un juez que lo estaba sentenciando a varios años de prisión.

Por qué, se estarán preguntando. La respuesta era fácil de dar: Seok Jin había matado a alguien. No a cualquier persona, Seok Jin a pesar de ser un asesino no era un loco psicópata que andaba por la vida apuñalando personas al azar. No. Él había matado al violador y asesino de su hermana mayor, al maldito hijo de puta que lo dejó completamente solo a temprana edad ya que su hermana era como una madre para él. Ahora, con veinte y nueve, había logrado vengarse de ese maldito cretino, desfigurándolo a golpes, cegando su vida con una navaja.

No obstante, el maldito tenía una familia que rápidamente tomó asuntos legales para ver a Seok Jin tras rejas, importándole más bien poco el hecho de que aquel hombre en un ataúd había matado y violado. Aquel padre, esposo, amigo y hermano había sido un jodido enfermo el cual murió por un joven que sólo había hecho justicia en nombre de su hermana fallecida. Justicia que el juez no le había reconocido.

Volvió a ver a Jae Hwan, llorando de impotencia por no haber logrado salvar a su amigo de prisión. Tantos años entre libros de leyes y no le habían servido de nada.

Dos policías casi al instante de escucharse la sentencia y de que la familia de la víctima festejara aliviada, se acercaron a Jin para esposarlo y llevarlo de allí, sin darle tiempo a que se despidiera de las personas que tenía a su lado. Como el asesino culpable de separar a una hermosa familia, no tenía derecho de despedirse de nadie. Un criminal sin corazón no tenía derecho de despedirse de los amigos y los hermanos que dejaba atrás.

Por un instante, odió ser tan impulsivo. Se preguntaba, mientras era arrastrado, qué tipo de cárcel le tocaría.

.

No supo cómo pasó o por qué. Tal vez un maldito dios estaba en su contra. No sabía si fue plan de Jae Hwan o So Jung, aunque lo dudaba. Podía sospechar que ni ellos sabían eso. ¿Tal vez su hermana, desde el cielo en el que estaba, lo estaba castigando de tal manera por haber matado a alguien?

Si vamos al caso, el problema no era del todo malo, por supuesto que no. Pero si lo miraba desde otra perspectiva, todos ahí llevaban años presos, de seguro con años de abstinencia sexual (en más de un caso obviamente) y él, como el pobre nuevito, seguramente sería utilizado como esclavo para hacer realidad todas aquellas cochinadas que querrían ellos. Ya se imaginaba en todas las posiciones habidas y por haber, con más de uno, tal vez.

Suspiró nervioso viendo la ropa que tendría que llevar allí: una simple remera negra y unos jeans desgastado con unas zapatillas iguales. No le habían permitido llevar su ropa linda y de buena marca. Ahora que lo pensaba, todo su futuro se había ido al carajo con esa estúpida decisión que le costaría hasta la cordura. Si no quería enloquecer lo mejor que podía hacer era recordarse que esto había sido por su pobre hermana.

Pero su mente ansiosa le jugaba en contra, haciéndole imaginar esa típica escena donde a uno se le cae el jabón y alguien debe recogerlo, en este caso Jin, el nuevito, debería hacer el favor. Oh, Dios, eso sería traumatizante. Ya sentía escalofríos de sólo pensarlo.

Entre rejas y hormonas {JinKook}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora