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Ya no podía ocultarlo, se había enamorado de Todoroki.

Estaban en su segundo año y sentía que su corazón explotaría, de nuevo, en cualquier instante si no le confesaba su amor al medio albino.

Al principio pensó que solo era curiosidad, pero no podía evitar ponerse nervioso cuando estaban demasiado cerca, verlo por horas o buscar excusas para pasar tiempo juntos, proponiéndole incluso enseñarle a cocinar un par de cosas básicas solo como otra tonta excusa. 

Si hubiera continuado ignorando lo que sentía se hubiera vuelto otro idiota del montón como los cobardes que no se confesaban, y el nunca seria uno más del montón.

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