Capitulo 4

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Después de su primer beso, las cosas entre Helena y Emma no volvieron a ser las mismas. Lo que había comenzado como una conexión intangible se había convertido en algo profundo, algo que desafiaba todas las expectativas. Pero también traía consigo complicaciones. Para Helena, acostumbrada a la vida bajo el lente de la cámara, compartir su mundo con alguien como Emma no era tan sencillo.

Los días después de esa noche fueron una mezcla de sensaciones. Por un lado, Helena sentía una felicidad inusual, como si hubiera descubierto una nueva faceta de sí misma. Pero, por otro lado, había una constante preocupación: el miedo a que todo esto fuera solo una etapa, una historia fugaz que se desvanecería con el tiempo. Después de todo, ¿qué tenían en común ella, una figura pública, y Emma, alguien tan reservada?

Una tarde, mientras Helena se preparaba para grabar un video para su canal, su teléfono vibró. Era un mensaje de Emma, algo que la sorprendió, ya que Emma rara vez era tan directa en su comunicación.

Emma: ¿Podemos hablar?

Helena sintió una punzada en el estómago. ¿Había algo mal? ¿Emma ya no quería seguir con esto?

Decidió dejar de lado la cámara y responder, su dedo temblando ligeramente al escribir.

Helena: Claro, ¿pasa algo?

A los pocos minutos, Emma la llamó. Helena aceptó la videollamada, y al instante, vio su rostro en la pantalla, pero algo en la expresión de Emma la hizo sentirse aún más nerviosa. Había algo diferente en su mirada, algo que no lograba identificar.

— ¿Todo bien? —preguntó Helena, tratando de sonar tranquila, aunque no podía evitar la tensión en su voz.

Emma suspiró profundamente antes de responder.

— Hay algo que tengo que decirte, Helena... y no sé cómo empezar.

Helena sintió cómo su corazón se aceleraba. El tono de Emma era serio, pero también había una vulnerabilidad que la hizo sentir que debía ser cautelosa.

— Lo que sea, puedes decirlo. Estamos bien, ¿verdad?

Emma miró a un lado, como si se estuviera preparando para decir algo que no quería, pero que ya no podía seguir guardando.

— No quiero que malinterpretes esto, pero... —Emma se detuvo un momento, buscando las palabras—. Estoy empezando a darme cuenta de que... esto, lo que estamos viviendo, me asusta. Me asusta mucho.

Helena frunció el ceño, tratando de no dejar que el miedo se apoderara de ella. ¿Estaba esto terminando antes de que siquiera pudiera entenderlo?

— ¿Qué te asusta? —preguntó, tratando de mantener la calma.

Emma respiró hondo, como si al fin se hubiera decidido a ser completamente honesta.

— No es que no quiera estar contigo, Helena. Es que... nunca he tenido algo así. Nunca he tenido a alguien como tú en mi vida. Y me asusta cómo me haces sentir. Me asusta abrirme de esta forma.

Helena guardó silencio por un momento. Todo lo que había estado guardando dentro de ella durante esos días se rompió en ese instante. Sabía que Emma no se abría fácilmente a nadie, y que su vulnerabilidad era algo muy preciado para ella. Pero también entendía que, al igual que ella, Emma temía el futuro incierto.

— Emma... —Helena habló suavemente, dejando que sus palabras llegaran directamente a su corazón—. Yo también me asusté al principio. Pero no quiero que esto sea algo que se quede en el pasado, algo que no intentamos. Quiero intentar, aunque tengamos miedo. No sé cómo será todo esto, pero lo que siento por ti es real. No lo quiero perder por miedo a lo que no sabemos.

Emma la miró con los ojos llenos de incertidumbre, pero también de algo más, algo que Helena podría identificar como un destello de esperanza. Después de unos largos segundos, Emma asintió lentamente.

— Está bien, intentaré. No prometo que será fácil, pero... quiero hacerlo.

Helena sonrió, sintiendo una mezcla de alivio y emoción. Habían dado el primer paso, y aunque el camino podría ser incierto, al menos lo caminarían juntas.

Continuará en el próximo capítulo

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