Capitulo 2

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Helena López Itō, influencer de TikTok e Instagram, había aprendido a vivir entre filtros y seguidores. Su vida, constantemente expuesta, parecía un reflejo de la perfección. En sus historias, siempre mostraba una versión vibrante de sí misma: extrovertida, rodeada de amigos y disfrutando de momentos inalcanzables para muchos de sus seguidores. Pero había algo que, por dentro, no encajaba.

Desde que conoció a Emma, algo había cambiado. Emma, con su silencio y mirada profunda, era una persona completamente distinta a lo que Helena estaba acostumbrada. No era una influencer, ni una figura pública, sino una chica reservada, con un pasado que no podía fácilmente compartir. A pesar de sus diferencias, había algo en ella que atraía irremediablemente a Helena.

Una tarde, después de varias semanas de encuentros casuales, Helena invitó a Emma a su apartamento. La luz cálida del atardecer se filtraba a través de las ventanas, creando un ambiente relajado y acogedor. Ambos se sentaron en el sofá, compartiendo café en silencio, pero con una presencia palpable entre ellas.

— ¿No te cansas de vivir siempre bajo la mirada de todos? —preguntó Emma, sin levantar los ojos del café.

Helena dejó escapar una risa suave, pero la pregunta la hizo reflexionar. Por un momento, pensó en las veces que había sentido la presión de mantener una imagen perfecta. En las miles de personas que la observaban, pero que realmente no la conocían.

— A veces sí. A veces me pregunto si soy realmente yo o solo una versión de lo que esperan ver. —Respondió con una sinceridad que pocas veces mostraba.

Emma levantó la mirada por fin, sus ojos encontrándose con los de Helena. Había algo en esa mirada, algo que desnudaba las emociones que ambas trataban de esconder. La atmósfera en la habitación cambió. Ya no era solo una conversación entre dos personas más; ahora había una conexión más profunda, algo que las unía sin necesidad de palabras.

Helena se inclinó hacia adelante, casi sin darse cuenta, como si fuera un impulso. Tomó las manos de Emma, que parecían tensas, pero no las soltó. Emma la miró, sorprendida por el gesto, pero algo en su interior la tranquilizó.

— No tienes que estar sola —susurró Helena. Las palabras, aunque sencillas, fueron un alivio para Emma, que había estado buscando un lugar donde finalmente pudiera ser ella misma, sin juicios ni expectativas.

Emma tragó saliva, sintiendo que algo en su pecho se destapaba. Su voz salió baja, pero clara:

— ¿Y tú? ¿No tienes miedo de lo que esto pueda significar?

Helena no respondió inmediatamente. Solo la miró, como si estuviera analizando la pregunta, evaluando qué tan real era lo que sentía. Finalmente, con una sonrisa suave, respondió:

— No tengo miedo de estar contigo. Solo quiero estar contigo.

Fue en ese momento cuando el aire entre ellas se cargó de una tensión nueva, una tensión que no necesitaba palabras. En un acto impulsivo, como si todo lo demás hubiera dejado de importar, Helena acercó su rostro al de Emma y la besó. Fue un beso suave, casi tímido, pero lleno de una emoción que ambas sabían que era más grande que cualquier cosa que pudieran haber imaginado.

Cuando se separaron, el mundo que las rodeaba parecía haberse detenido. Todo lo que había sido una fachada de redes sociales, todo lo que era ruido en sus vidas, desapareció por un instante.

Emma, con los ojos llenos de una mezcla de sorpresa y vulnerabilidad, susurró:

— ¿Es esto real?

Helena la miró fijamente, sus ojos reflejando algo más que una simple respuesta. Su sonrisa fue la respuesta, esa sonrisa que solo se ve cuando dos personas se encuentran en el lugar correcto, en el momento perfecto.

— Más real que nada en este mundo.

Continuará...

Juntos en la RealidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora