1. 𝑬𝒍 𝑪𝒂𝒇é 𝒅𝒆 𝒍𝒂𝒔 𝑺𝒆𝒈𝒖𝒏𝒅𝒂𝒔 𝑶𝒑𝒐𝒓𝒕𝒖𝒏𝒊𝒅𝒂𝒅𝒆𝒔

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Norem era un chico peculiar, con un corazón singular, cargado, dolido y cálido, vivía la vida en un suspiro y tal vez ese era su mayor defecto, el que lo llevó a una calle solitaria con suelo de piedra, casa altas y desalineadas, había llovido; si...

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Norem era un chico peculiar, con un corazón singular, cargado, dolido y cálido, vivía la vida en un suspiro y tal vez ese era su mayor defecto, el que lo llevó a una calle solitaria con suelo de piedra, casa altas y desalineadas, había llovido; sin embargo, no había niebla y el viento se sentía familiar.

Al final de la calle lo vio, "El café de las segundas oportunidades" decía el cartel, se acercaba a él sin saber por qué y sin querer pensar en ello, paredes de piedra, cartel de madera, enredaderas y una brillo que lo envolvía.

Llegó a la puerta y al abrirla se escuchó una campana, al entrar fue como si el mundo hiciera silencio para dejar paso al chispear del fuego y el sonido indescriptible de las plantas.

Había mesas, una chimenea, estanterías de libros y una cascada al final, era un sitio mucho más alto y amplio de lo que parecía desde fuera, las ventanas eran grandes y por ellas pasaba la luz pacíficamente. Enredaderas, plantas colgantes, candelabros, luces de fuego tenues, cojines y sofás, aparte, un gran árbol en un costado y un pequeño lago.

Enfrente, casi camuflado, estaba el lugar de recepción, justo al notarlo salió del sitio una chica ¿Estaba volando? Ni siquiera se lo cuestionó.

― ¡Hola! ―cabello rosa algo largo que parecía sostenerse en contra de la gravedad, cornamentas de ciervo y alas de mariposa― Te estaba esperando. ―Emocionada, revoloteaba alrededor de Norem. Camisa blanca holgada, pantalón verde, botas marrones bien curiosas, ropa que parecía de antaño y sujetada peculiarmente con cuerdas despreocupadas.

― ¿Esperándome?

― Claro ―un chasquido y estaba sentado en una mesa.

― Si estás aquí, es porque lo necesitas. Escucha bien... ―aparecieron tres tazas frente a él― se te ha concebido una segunda oportunidad para corregir lo que te carcome, pero solo podrás elegir una de las opciones, tú sabes cuál es cuál. ―así se marchó flotando tranquila.

Y tanto que sabía cuál era cuál.

El Café de las Segundas OportunidadesWhere stories live. Discover now