Oh, Elodie,
lumbre pálida,
en mis noches sin aurora.Niebla que danza,
en los páramos oscuros,
mi anhelo es verte;
y al verte, mi pena devora,
pues eres llama prohibida
en mis abismos impuros.Tus ojos son un conjuro,
estrellas de antiguo embrujo,
que atraviesan la penumbra
de mi sombrío abismo.¡Oh, mi Elodie!
pétalo delicado
que mi sangre no mancilla,
serías mi redención,
mi entrega bendita,
mas soy maldito silencio,
condena y pesadilla.Tus labios,
el vino que jamás beberé,
mis manos,
sombras que en vano te rozan,
ausentes;Si besarte pudiera,
lo que diera por poseerte,
por una noche contigo,
mil almas penitentes.Así te observo, amor,
desde el velo de mis noches,
un vampiro atado
al deseo de tenerte.Mi carne eterna
sufre el filo de reproches,
mi sed es el eco del ansia
que atormenta
la ausencia de mi alma.Mis manos,
que solo conocen
el abrazo del frío,
anhelan rozarte,
beber de tu aliento tibio.Pero sé que en el roce,
solo hay lamento,
pues la muerte
camina en mi beso,
en mi aliento.¿Quién soy yo para ti,
mi dulce ángel?¡Ah, si pudiera
romper el cristal de mi condena,
y ser, aunque solo por una noche,
tu estrella!Pero el alba viene,
y con ella el adiós,
pues mi amor es eterno,
y tu vida, un soplo.Así,
desde las sombras,
con mi espíritu roto,
te amaré en silencio,
mi Elodie, por la eternidad.Siempre tuyo,
Victor Blackrose.
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Poemario de medianoche
PoetryEn la medianoche afloran los sentimientos perdidos de las almas rotas, que se juntan para bailar en una balada silenciosa.