El atardecer pintaba el cielo de tonos naranjos y rosas, una paleta de colores que parecía sacada de un sueño. Lucifer se encontraba en el patio de su casa, la arena y césped bajo sus pies descalzos, mientras una suave brisa acariciaba su rostro. A su lado, Charlie danzaba a su alrededor, su risa como música en el aire. Era un juego que Lucifer había aprendido a disfrutar, un momento en el que la tristeza y la nostalgia se entrelazaban con la alegría de recordar.
"Mira, Charlie." Dijo Lucifer, señalando hacia el horizonte. "Alastor tiene su gran competencia, consta de trece mil kilómetros a través del mar del Sur. Es una prueba increíble; no muchos logran dominarlo."
Charlie, con su cabello ondeando como un estandarte en el viento, frunció el ceño. "¿Oh? ¿No te gustaría estar allí, compitiendo junto a él?"
Lucifer sintió un escalofrío de culpa recorrer su espalda. "No, no... no creo que quiera hacer eso." Respondió rápidamente, como si la idea le quemara la lengua. La verdad era que había dejado de lado esa parte de sí mismo, la parte que anhelaba el desafío y la aventura.
Charlie lo miró con un poco de frustración y tristeza. "¿Y por qué no? No dejes que yo te detenga, papá." Dijo con un tono irónico, como si le estuviera lanzando un desafío.
La respuesta lo sorprendió. Su corazón se apretó al escuchar esas palabras. ¿Era eso lo que ella realmente pensaba? ¿Que su amor lo mantenía prisionero? Pero antes de que pudiera responder, una lluvia suave comenzó a caer del cielo, las gotas danzando en el aire como pequeños diamantes que caían sobre ellos y algunos relámpagos ilumaban al cielo junto a ellos.
"Mira, está lloviendo." Dijo Lucifer, cambiando de tema con una sonrisa. "¿Qué tal si jugamos?"
Charlie sonrió, y en un instante, la frustración se disipó. Ambos comenzaron a correr bajo la lluvia, riendo mientras las gotas se deslizaban por sus pieles. La lluvia se convirtió en un manto que los envolvía, cada gota una caricia que los liberaba del peso del pasado. Lucifer sentía cómo la tristeza se desvanecía momentáneamente, reemplazada por la alegría pura de estar con ella.
Saltaron sobre los charcos, sus risas resonando en el aire mientras el agua salpicaba a su alrededor. En esos momentos efímeros, Lucifer se sintió vivo; el dolor y la culpa se desvanecieron en el sonido de la lluvia y las risas compartidas. Era un instante de felicidad pura, donde el mundo exterior desaparecía y solo existían ellos dos.
Sin embargo, cuando la lluvia comenzó a cesar y el sol se ocultó tras las nubes grises, Lucifer sabía que la ilusión se desvanecía lentamente. Con un suspiro resignado, miró hacia el horizonte y supo que pronto tendría que enfrentarse a la realidad nuevamente.
A la mañana siguiente, Lucifer cumplió con sus deberes en el cementerio. La rutina era familiar; espantar a los gansos que merodeaban entre las tumbas era un trabajo ingrato pero necesario. Mientras sacudía una escoba para ahuyentarlos, su mente aún divagaba entre los recuerdos del día anterior.
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Más allá del cielo -RadioApple, AppleRadio-
FanfictionLucifer, sumido en la profunda tristeza tras la pérdida de su hija en un trágico accidente automovilístico, se encuentra atrapado en un abismo de soledad y odio propio. Su vida, marcada por el dolor, parece carecer de sentido. Sin embargo, un encuen...