¿Guardamos un secreto?

Capítulo 23: Chamber of Relfection - Your Anxiety Buddy

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Me levanté de aquel banco como si tuviera un muelle en el trasero, colocándome a la misma altura que Vero. Marc hizo lo mismo, mientras Gala y Lara se quedaban un tanto apartadas de nosotros. Las observé, a lo que ambas me devolvieron la mirada, apenadas. Ninguna de ellas sabía que Marc había venido a por mí, por eso habían traído a Vero hacia aquí después de leer mi mensaje. Seguramente ella se había pasado por aquí, antes de ir a su universidad, con el objetivo de saludarme.

—Vero, escucha, déjame que te lo explique —mencioné, haciendo un gesto con mis manos para tranquilizarla.

—No, si veros comeros la boca me ha explicado la situación perfectamente. Os lo habéis pasado de puta madre riéndoos en mi cara, ¿verdad? Porque a mí no me mentís —ella nos señaló, dando un paso hacia delante— ¿Estáis juntos desde antes de la comida que tuve contigo, verdad? —preguntó, mirando a Marc. Tuve que tragar saliva.

—Sí, Vero, pero las cosas no han pasado como tú piensas —respondió él, dándome la mano mientras yo me sentía temblar como un ciervo recién nacido.

—Claaaro, ella es la chica que estabas conociendo. Y tú —me señaló—, Marc era el chico que me dijiste, ¿verdad? —no quise mentir, así que asentí. Vero soltó una risa ahogada— Joder, cómo me la habéis colado. Me siento una imbécil —la castaña pasó las manos por su cara, hacia atrás. Traté de hablar, pero me cortó.

—Vero, no es como crees. Si nos dejas explica...

—¿Qué me vas a explicar, Vega? ¿Que te estabas liando con el chico que me gustaba a mis espaldas? —me respondió, cortándome. Eso me dio cierta impotencia.

—Déjala hablar, Vero —respondió Marc, frunciendo mi ceño. Ella negó, cruzándose de brazos.

—Tú y él ya no teníais nada cuando comenzamos a conocernos. Es más, un día te pregunté para saber si él te gustaba, tu respuesta fue que solo lo querías como amigo. ¿Te acuerdas de ese día, en la cocina? —cogí aire, a lo que ella seguía con sus ojos puestos en mí, recordando—. Y sí, después nos conocimos más, pero fuiste tú la que cambió de un día para otro y decidió que te volvía a gustar Marc. Yo te lo quería contar, pero te vi ilusionada y ¿sabes lo que hice? Le dejé de hablar, Vero, porque te gustaba a ti —seguí hablando, mientras notaba la mano de él agarrar la mía.

—Me da igual, me lo debiste decir. Era alguien con quien casi había tenido algo, por lo menos debías contármelo antes porque eras mi amiga —recitó, observándome. Callé y asentí, porque yo era consciente de que ella tenía razón. No había sido valiente—. Pero no, encima en lugar de cualquiera de los dos decirme algo, me dejasteis hacer el puto ridículo comiendo contigo y haciéndome volver llorando, ¿verdad? —esta vez se dirigió a Marc, quien suspiró.

—Sentimos de verdad que tuvieras que pasar por algo así, pero en ese entonces Vega se alejó por lo que le dijiste. Hasta que no te rechacé de nuevo, no retomamos el contacto como tal. Es cierto, debí decírtelo ese mismo día, y lo siento por ello —exclamó Marc, con el gesto descompuesto.

—Joder, Marc, pensar que casi pensé en algo más contigo, ¡y te estabas tirando a mi compañera! —expresó, a lo que yo negué.

—No digas eso, Vero. Yo tenía miedo, porque sabía que te iba a hacer daño —argumenté—. Y yo no quería hacerte más daño. Quería esperar a... no sé, a que estuvieras mejor. Pero quería contártelo.

—Ah, ¿y ahora no crees que me duele todavía más? —me quedé callada. Tenía razón— Me has mentido, Vega. Te consideraba una amiga. Y a ti también, Marc. Creía que teníamos la suficiente confianza como para decirnos las cosas —desenlazó sus brazos, dejándolos caer a ambos lados de su cuerpo—. Me habéis tomado por tonta. Puede que la situación me hubiera molestado y me hubiera hecho daño. Pero me da igual, es peor ahora. Me habéis mentido en la puta cara, hostia —expresó, su tono de voz tembló al final de aquella frase.