secuestrada

reconciliación

Bulma se levantó sigilosamente de la cama, sin querer despertar a Trunks ni a Vegeta. Se dirigió al balcón de la habitación y salió al aire fresco de la noche.

La luna llena brillaba en el cielo, iluminando las estrellas que parecían diamantes dispersos en la oscuridad. Bulma se apoyó en la barandilla del balcón y miró hacia arriba, perdida en la belleza del universo.

Pensó en la discusión que había tenido con Vegeta, en la rabia y la tristeza que había sentido. Pero también pensó en las palabras de disculpa que él había susurrado en la oscuridad.

Justo cuando estaba sumida en sus pensamientos, sintió una presencia detrás de ella. Se volvió y vio a Vegeta, que se acercaba con una sonrisa suave en su rostro.

Vegeta-"¿No puedes dormir?", preguntó Vegeta, acercándose a ella.

Bulma negó con la cabeza.

Bulma-"No", respondió. "Estaba pensando".

Vegeta se detuvo junto a ella y miró hacia arriba, hacia las estrellas.

Vegeta-"Es hermoso, ¿verdad?", dijo.

Bulma asintió.

Bulmq-"Sí", respondió. "Es como si todo fuera posible en un momento así".

Vegeta se volvió hacia ella y la abrazó, rodeándola con sus brazos. Bulma se sintió envuelta en su calor y su amor.

Vegeta-"Lo siento de nuevo", dijo Vegeta, susurrando en su oído. "No quiero que estés triste".

Se volteo hacia mi miré a sus ojos, ella a los míos y el deseo empezaba a tararear una
melodia que hacía que nuestros corazones se agitasen, nuestras mentes se nublarán.
Y no quisiéramos hablar de nada, solo
dejarnos llevar.
Mis manos volvieron a su cintura, esta vez para tomar completa posesión. Sus manos a mi nuca empujándome contra su rostro, acercándonos poco a poco mientras los
aires se hacían pesados y el calor corporal gritaba por cada poro de nuestro cuerpo.
Tomar su quijada inesperadamente y
llevarla contra la pared para besarnos con tanta sed del otro almacenada en lo más dentro.

El frenesí del momento, de nuestros
cuerpos.. Aquellas ganas de comernos y
que no dejásemos nada del otro para nadie
más. Su pierna izquierda se entrelazó
contra la mía para empezar a moverse
desquiciadamente contra mi cuerpo.
Su movimiento contra mi cuerp0, su
respiración agitándose y el calor entre
ambos nos hacía hiperventilar sin querer
dejar de compartir saliva. Lamer nuestras
Lenguas, besar nuestros labios, unir
nuestros cuerpos lentamente.
No paso mucho para que
inconscientemente subiera un poco mi
camisa para quitar el sudor que había en
mi abdomen. Quise hacerlo sin que se
diera cuenta, pero igual lo notó. Se fue de
cabeza a mi abdomen, besando mi cuello,
bajando a mi pecho alzando mi camisa,
y llegando a agacharse completamente
ante mí. Mirándome desde abajo, sus ojos
apuntando a los míos y sus manos jugando
con mi pene por encima de la ropa... Sin
ninguna palabra, solo quejidos lo saco
de ahí y se lo llevo a la boca. Su lengua
trabajaba en mí, sus dientes raspaban
suavemente sobre mí. Yel choque en
su garganta sonaba como si se ahogase
su garganta sonaba como si se ahogase
comiendo.. Sus ojos se empezaban a llenar
de lágrimas, bajaban por sus mejillas
rojizas, para sólo hacerla mirarme y
secarlas con mis dedos. Mientras que no
paraba de empujar contra mí. Al sacarlo
de su boca momentáneamente solo se
asomaba un hilo espeso de su saliva
en la punta de mi miembro. Y su mano
moviéndose en él la quitaba tan de repente

No pasó más para volver al juego habitual
de lenguas y saliva. Pero está vez.. Me
tocaba a mí.
Metí mis manos en su licra y moví mis
dedos hasta abajo para crear fricción desde
sus bragas.
Después de n par de minutos y empezar
a sentir lo mojado y caliente que se volvía
su entrepierna. Ella misma rodó sus bragas
y metió dos dedos de mis dedos en su
interior.
Contemplando lo caliente que estaba, lo
húmedo y atrayente de su respectivo olor.
El cual no me dejaba en que más pensar.
Tenía que conseguirlo, su punto, ya que
no bastaba con ver Como mordía sus
labios, sino también como sus quejidos se
ahogaban y se convertían en... "Que rico!"
suaves a mi oreja, mientras besaba mi
cuello.
Mis dedos empezaron a entrar casi
completamente, para mover en su interior
de arriba abajo suavemente. Hasta que
lo encontré, en su expresión facial. En su
rostro hundido bajo la excitación.