ּ 𓂅 Enamorado De Tí ⋆

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Bajo el calor abrasador del sol, Jorge, Miguel y Claudio avanzaron por el amplio pasillo del liceo hacia su aula

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Bajo el calor abrasador del sol, Jorge, Miguel y Claudio avanzaron por el amplio pasillo del liceo hacia su aula. Las camisetas de educación física estaban empapadas de sudor y el único pensamiento que los mantenía motivados era el sabroso almuerzo que se les esperaba.

Las voces de los otros estudiantes llenaban el aire mientras ellos avanzaban.

Al entrar a la aula, el grupo fue golpeado por una oleada de calor. El aire estaba espeso y pegajoso, y se sentían como en un horno. Todos sacaron sus bocadillos y botellas de agua y se acomodaron en sus asientos.

Un soleado día ponía a prueba la capacidad de los tres amigos de sobrellevar el calor. Jorge estaba sentado apoyado en la pared, con la camisa subida a medias y una mirada vacía. Miguel, a su lado, se abanicaba débilmente con un cuaderno enrollado, sin tener fuerzas para moverse.

Hacía calor, los tres ya se habían sacado sus chaquetas, mientras trataban de darse la mayor ventilación que podían.

── ¡Me muero! Abran la ventana. ── Miguel, que tenía la mano cansada de tanto usar su mano como abanico, se quejó.

── Pero si ya está abierta weón. ── respondió Claudio, sacándose el pelo de la frente.

Claudio miraba con desesperación la ventana, rezando para que una brisa soplara por ella. Los tres hombres parecían atrapados en una ola de calor, y la calma del momento empezó a estallar en conversaciones del colegio, música y, finalmente, en bromas sobre sus propios males.

Con la idea de refrescarse un poco, el pelinegro salió de la sala y se dirigió a los baños, quería lavarse la cara y arreglarse dependiendo de cómo se vea ahora. Se abrió paso entre los estudiantes y entró, no le gustaban los baños, tenían una luz fría que quedaba mal con las paredes que por alguna razón son verdes, y quedaba aún más mal por todo lo blanco que tenían los baños, se veía muy frío todo.

Abrió la llave y se echó agua a la cara, teniendo un ligero temblor al sentir el líquido frío escurrir en su cara. Se lavó las manos y se arregló su pelo, listo para volver a su horario de clases.

Al regresar, vió que sus amigos ya no estaban allí. Sus amigos ya no estaban, ni sus comidas ni sus botellas de agua. Solo había una nota escrita a mano. Leía y re-leía la nota: "Fuimos a comprar algo para el calor, volvemos luego." Junto a una carita feliz.

Mirando alrededor, no había señales de su amigos. Resignado, volvió a su mesa. ── Fueron a comprar algo, probablemente estén de vuelta en cualquier momento. ── dijo en voz alta para calmarse.

No es que ellos fueran sus únicos amigos, pero en la sala no había ninguno de sus amigos. Era medio tímido, eso lo sabía, solo esperaba que algún conocido con el que se llevaba bien llegara pronto o algo.

Durante un rato, Claudio se quedó sentado, mordisqueando su pan y esperando con impaciencia. Pero los minutos se convirtieron en horas y pronto el calor de la tarde estaba llegando a su cuerpo.

𝗦𝗲𝗴𝘂𝗶𝗿 𝗦𝗶𝗲𝗻𝗱𝗼;; Jlaudio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora