CAPÍTULO I

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DÍA 1

Mi corazón latía con una velocidad que me mareaba, el sudor empapaba mi frente y mi respiración se volvía cada vez más agitada. Si alguien me hubiera dicho que viviría algo así en mi primer día en esta casa, seguramente habría pensado que estaba perdiendo la razón por haber aceptado el empleo. Ver semejante criatura en ese rincón hizo que mi amor por la naturaleza se esfumara en un parpadeo. El grito que intenté soltar quedó atrapado en mi garganta, bloqueado por el miedo que me paralizó por completo. No podía moverme. Quería huir, correr a un lugar donde él no pudiera encontrarme, donde esos ojos oscuros y brillantes no pudieran seguirme.

Pero era una adulta, capaz de enfrentar cualquier cosa. Así que, armándome de valor, abrí la puerta corrediza de la cocina que daba al jardín, tomé la primera cosa que encontré, una escoba, y comencé a empujar a la repulsiva criatura que se movía frenéticamente por el suelo. Sus pequeños bigotes temblaban al ritmo de su agitada respiración, y todo en él me repugnaba. Lo empujé con más fuerza, y después de lo que pareció una eternidad, finalmente salió disparado hacia el exterior. Respiré aliviada, bajé del taburete en el que me había subido para ganar altura y cerré la puerta con rapidez. Me asomé al jardín, pero ya no quedaba rastro de ese pequeño animal que, por un momento, me hizo cuestionar seriamente si debería pedir una disculpa, renunciar y regresar de donde había venido.

—¡Asqueroso ratoncillo!

Solté un suspiro y me quedé allí, pasmada, mirando hacia afuera.

"¿Qué era eso?"

Entrecerré los ojos, tratando de enfocar mejor mi vista, pero aún así no logré distinguir nada con claridad. Apreté los párpados, y cuando los volví a abrir, no había rastro de nada. El silencio volvió a invadir la habitación, y mi estómago dio un vuelco. Quería abrir la puerta para ver mejor, para confirmar lo que había visto, pero temía que el ratón regresara y, con él, el asco y la inquietud que había dejado atrás.

—Quizás solo fue mi imaginación...

Me di la vuelta y traté de continuar desempacando, aunque mis manos seguían temblando un poco. Afortunadamente, no tenía que salir a ningún sitio. Unas horas antes de llegar aquí, pasé por un minisúper en el único pueblo cercano, a dos horas de mi casa, y aproveché para comprar lo básico para los próximos días. Lo último que quería era salir, sucia y cansada, a buscar víveres. Y si tuviera que pedirle algo a algún vecino... eso sí que sería imposible. Una de las cosas que más me gustaron del lugar es que, para ver a alguien, tendría que caminar un par de kilómetros o, en su defecto, conducir media hora. Así que lo mejor era tener siempre una lista actualizada para no olvidarme de nada.

Mientras acomodaba mi ropa, decidí poner un poco de música. La estancia se inundó con el sonido animado de una canción pop. Cantando a media voz, y con uno que otro movimiento sensual, terminé de organizar lo que tenía planeado para el día.

🖤

Un sobresalto. Así fue como desperté. Un ruido. Eso fue lo que me despertó. Miré mi teléfono: eran las tres de la mañana. Comencé a levantarme lentamente, con el cuerpo tenso, y caminé hacia la puerta con paso dudoso. Mi mano temblaba sobre el pomo, sin atinar a girarlo.

—No seas cobarde, vamos.

Me dije a mí misma, respirando hondo. Agonizando por no hacer ruido, abrí la puerta lo más despacio posible. Asomé la cabeza con cautela, apenas lo suficiente para ver el pasillo. Estaba vacío. Salí completamente y avancé con sigilo. Al llegar al inicio de la escalera, me incliné ligeramente para mirar hacia abajo. La luz de la luna que se filtraba por los grandes cristales iluminaba todo con una claridad extraña. Observé la estancia, vacía.

"Quizás fue un ratón."

Pensé, intentando calmarme. Respiré profundamente y comencé a bajar los escalones, uno a uno.

"Todo estará bien. Respira."

Cuando llegué al final, lancé un vistazo panorámico a la estancia. Nada. Giré hacia la cocina, pero tampoco había nada. Todo estaba oscuro. Maldije internamente por no haber traído el teléfono, aunque sabía que no era buena pensando bajo presión. Comencé a avanzar hacia el interruptor cuando, de repente...

—¡AAAAAAAAHHHH!

El grito salió desde lo más profundo de mi ser. Caí de espaldas, arrastrándome hacia un rincón. Las lágrimas comenzaron a empapar mi rostro. Mi pie desnudo había golpeado algo, y se había ensuciado con una sustancia pegajosa. Una vez más, me sentí completamente paralizada. Cerré los ojos con fuerza, conteniendo el sollozo, con las manos tapándome la boca.

"¿Qué es esto?"

Mi pie estaba empapado. Con esfuerzo, me levanté y extendí la mano hacia la pared. Cuando finalmente toqué el interruptor, la cocina se iluminó. El shock se disipó rápidamente. Me di una palmada en la frente al ver el frasco de mermelada en el suelo, probablemente tirado por el ratón que había estado rondando por la casa.

—Buen trabajo, Ana.

Una risa nerviosa escapó de mis labios. Me agaché a recoger el frasco, y, saltando sobre un pie, fui hasta la encimera a tomar varias servilletas para limpiar el desastre.

—Tendré que revisar esto de los intrusos. No quiero más sustos como este.

Unos minutos después de terminar de limpiar, apagué las luces y caminé de regreso a la sala, rumbo a mi habitación. Pero cuando mi pie tocó el primer escalón alfombrado, me detuve en seco. Era como si el aire se hubiera vuelto más denso. Un cosquilleo recorrió mi columna, y mi corazón comenzó a latir más rápido. Mi respiración se aceleró. Tragué el nudo que se formó en mi garganta y, lentamente, empecé a girar la cabeza hacia atrás. Luego mi cuerpo la siguió. Miré una vez más la estancia. La tenue luz iluminaba la mayor parte, pero había rincones oscuros. No se veía nada claro. Caminé lentamente hacia el ventanal, miré hacia fuera, al vasto bosque que se extendía a lo lejos. Extendí la mano al interruptor y encendí la luz del jardín. No había nada. Giré sobre mis talones, y ahora que la habitación estaba completamente iluminada, pude ver que estaba vacía.

—Deja de imaginar cosas y ve a dormir.

Solté una risa nerviosa y apagué las luces. Esta vez, subí rápidamente a mi habitación, sin detenerme. Una vez en la cama, me acurruqué bajo las cobijas, y en cuestión de minutos, caí profundamente dormida.

🖤

Buenas, buenaasss escorpiones. 😌

¿Y bien? ¿Qué les parece hasta ahora? ¿Opiniones de este primer capítulo? Necesito leerlos, comenten mucho y no se olviden de votar. 🫰🏻

Los quiero. 🤍

 🤍

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