CAPITULO 14

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Jaemin se aferró al borde de la mesa con fuerza, apretando sus dedos en la madera que usaba como soporte.

Jeno lo embistió hasta que sus testículos quedaron apretados contra los glúteos del excitado omega, dejando salir un gruñido desde lo más profundo de su garganta.

Se lo había hecho hasta el cansancio durante la noche anterior y gran parte de la madrugada, y sin embargo, continuaba sintiendo que no era suficiente.

Seguía hambriento de él.

—Eres tan erótico —gruñó Jeno dando un empujón tan bestial que hizo mover la mesa.

Jaemin ya no sintió que la superficie de madera fuera lo suficientemente resistente como para apoyarse en ella, así que pasó sus brazos por el cuello del alfa; consciente de que Raphael no lo dejaría caer.

La seguridad de ese pensamiento lo abrumó.

Pero esa bruma se disipó con las embestidas que el líder le proporcionaba, dejando su mente en blanco y su cuerpo hirviendo de deseo.

Jeno despertaba en él una necesidad tan grande que se volvía un completo desastre al igual que sus pensamientos.

Siempre había sido un omega meticuloso, llegando a ser considerado incluso frígido por algunos pretendientes, pero el líder sabía cómo encenderlo y hacerlo desear su toque.

Nada más existía cundo él lo tocaba con tanta pasión, con tanto anhelo, como si estuviera recibiendo un regalo del cielo al besarlo o al acariciar su piel. Jeno era brusco en cada momento, pero a pesar de eso había algo que lo hacía recibir su adoración con dulzura.

No podían tener las manos lejos del otro, incluso si no lo planeaban, como en aquel instante.

Al despertarse, luego de haber dormido en la alfombra frente a la fogata, Jeno había preparado nuevamente el baño para ambos, y mientras él terminaba de asearse en la tina, el alfa también preparó sus alimentos; no cabía duda de que tuvo todo en mente a la hora de planificar ese encuentro.

No obstante, ni siquiera terminaron de comer cuando uno de ellos se abalanzó hacia el otro y comenzaron de nuevo a consumirse en la lujuria.

Jaemin no recordó quién fue el que inició eso; posiblemente fue él, o quizá fue el alfa.

No importaba.

Los platos terminaron junto a las sobras en el piso, y ellos ocuparon la mesa como si fuera cama.

No creían que les daría tiempo de llegar a ella. A pesar de que se encontraba a menos de un metro de distancia.

—¿Te gusta así? —preguntó Jeno hundiéndose profundamente en el omega, rozando ese punto que lo hacía curvar el cuerpo.

—Sí... me gusta... —gimió Jaemin apretando sus piernas en la cintura del alfa. La posición era incómoda y la dolía la espalda por la dureza de la mesa, eso no le impidió disfrutar del placer que le otorgaba Jeno.

El contacto visual solo se interrumpía cuando cerraban los ojos para besarse, o cuando el placer era tanto que tenían que apretar los párpados como si al hacerlo mitigaran de alguna manera esa fuerte sensación que los arrastraba a un abismo oscuro y pasional.

Había algo sumamente placentero en la forma en que sus ojos se seguían en todo momento, como si no quisieran perder un solo segundo de las reacciones del otro.

Como si a través de ellos vieran reflejado el fuego que los consumía de pies a cabeza, como si desnudaran sus almas al igual que sus cuerpos.

—Es increíble... —Jeno se lamió los labios, esbozando luego una sonrisa ladeada —. Aún ni siquiera se forma el nudo pero tu agujero no me deja salir.

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⏰ Última actualización: 4 days ago ⏰

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La tentación del alfa ⚝ NominDonde viven las historias. Descúbrelo ahora