Después de un rato, Rin no estaba segura de cuanto, pero sabia que en algún punto, seguramente acabó perdiendo el conocimiento de tantas sensaciones acumuladas. Despertó nuevamente en aquella cama que sabia, no le pertenecía, teniendo vagos recuerdos de lo que había pasado ese mismo día. Por unos instantes, quiso solo volver a cerrar sus ojos y volver a dormirse, pero la sensación de cosquillas sobre su cuerpo la obligaron a despertarse.El calor de la habitación envolvía su piel como una manta suave, y el olor a incienso y sudor se mezclaba en el aire, recordándole la pasión de la noche anterior. Notó un par de manos que desde su espalda, se encargaban de acariciar sus pechos, masajeándolos y estrujándolos a la vez que pellizcaban y jugaban con sus pezones.
Sesshomaru, quien estaba acostado junto a ella aferrado a su espalda mientras cerraba los ojos con relajación, no podía quitarse de la cabeza aquella placentera sensación de suavidad al tocarla, tal vez por eso, incluso sin estar dormido, sus manos se movieron solas hasta el cuerpo inconsciente de la joven para volver a probar de aquellos deliciosos manjares acariciándolos apasionadamente.
La joven quiso pedirle que parara, pero algo le llamó la atención primero; movió ligeramente sus muslos uno contra el otro para sentir un líquido cálido y espeso en aquella área. Con una de sus manos se tocó el área sensible y vio aquel líquido blanco, el semen de Sesshomaru.
Aún podía recordar aquella cálida sensación de ser llenada completamente de una manera cálida y agradable que llenó de burbujas de placer cada fibra de su cuerpo por completo. Pensar en ello hacía que su cuerpo se estremeciera, y las continuas caricias de Sesshomaru a sus pechos no ayudaban en lo absoluto.
Fueron unos momentos largos en los que Rin no sabía si decir o no decir algo, pero esa posición comenzaba a incomodarla, por lo que, lo quisiera o no, se movió dándole la vuelta, quedando frente a frente con Sesshomaru, quien también abrió los ojos para verla.
- Lamento si eso te incomodó, son bastante buenos para el estrés - Afirmó casualmente, Rin al instante cubrió su busto con las sábanas, haciendo reír un poco a Sesshomaru pues ya le había visto de todo a esas alturas.
Aun así, el hombre también decidió cambiar de posición sentándose en la cama y estirando sus brazos. Rin, aún cubierta con las sábanas, miró a Sesshomaru con una mezcla de timidez y curiosidad. Como antes, no pudo evitar quedárselo viendo aquella musculatura tan masculina y hermosa. Realmente, era un ser hermoso, la palabra "Belleza" parecía hecha solo para describirlo.
- Umm... Sesshomaru Sama ¿Qué hora es? - Preguntó algo desorientada.
Era la segunda vez que se despertaba ese día.
- No tengo idea - Dijo Sesshomaru sonriendo ligeramente - Aunque no necesito saber la hora para saber que estoy cansado.
Rin se sintió intrigada por su respuesta.
- ¿C-Cansado? ¿De qué? - Preguntó.
- De ti, Rin. De tu pasión y energía. Me has agotado como hace tiempo nadie lo hace - Afirmó con un tono positivamente entretenido - Siéntete honrada. Nisiquiera en las peleas me suelo cansar tanto.
Rin se sonrojó ligeramente ante su despreocupación en cuanto a su desnudez.
Aquí está el texto modificado:
Rin se cubrió la cara con las manos, sintiéndose invadida por una indescriptible avergonzada al recordar con precisión todo lo que había dicho y hecho.
- ¡Eso no es justo! Tú me has... me has...-
Sesshomaru se acercó a ella, su mirada intensa y penetrante la envolvió, haciendo que su corazón latiera más rápido. Besó suavemente su frente, tomándola por sorpresa.
ESTÁS LEYENDO
Cautiva en tus Manos.
FanfictionRin Noihara, una joven huérfana de 17 años, es obligada a convertirse en concubina de Sesshomaru Taisho, el poderoso jefe de la casa Taisho, después de que su tío la apostara en un juego en el cual perdio. Sin embargo, detrás de esa deslumbrante apa...