Rin Noihara, una joven huérfana de 17 años, es obligada a convertirse en concubina de Sesshomaru Taisho, el poderoso jefe de la casa Taisho, después de que su tío la apostara en un juego en el cual perdio.
Sin embargo, detrás de esa deslumbrante apa...
Rin miró por la ventana del auto y se quedó sin aliento al ver las tres impresionantes mansiones japonesas que se extendían ante ellos. La entrada principal estaba flanqueada por dos columnas de piedra talladas con intrincados diseños de dragones y flores de cerezo, que parecían guardar el acceso a un reino secreto. Un camino de grava blanca y perfectamente recto conducía a la entrada, bordeado por setos de bonsáis y árboles japoneses que parecían haber sido podados con precisión quirúrgica. Las luces LED embutidas en el suelo iluminaban el camino, creando un efecto de luz futurista.
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A medida que el auto avanzaba por el camino, Rin pudo apreciar la inmensidad de las mansiones. La mansión principal se elevaba sobre una base de piedra gris, con tejados de tejas negras que se curvaban hacia arriba en ángulos precisos. Las ventanas eran largas y estrechas, con marcos de madera lacada en rojo y oro que reflejaban la luz de la luna. La fachada estaba adornada con paneles de vidrio y acero inoxidable, que añadían un toque moderno y sofisticado. Esta mansión tenía al menos 15 pisos, cada uno con una longitud de varios cientos de metros.
A ambos lados de la mansión principal, se encontraban las otras dos mansiones, aunque ligeramente más pequeñas, seguían siendo impresionantes. Cada una tenía alrededor de 10 pisos y una longitud de unos 200 metros. Las tres mansiones estaban conectadas por pasarelas elevadas y jardines perfectamente manicurados, donde personas hermosamente vestidas paseaban rodeadas de flores y árboles exóticos. Fuentes de agua cristalina y estatuas de mármol blanco se encontraban estratégicamente colocadas en los jardines, creando un ambiente sereno y elegante.
Soldados uniformados caminaban por los jardines, vigilando discretamente el perímetro del complejo. Empleados uniformados podaban los árboles y cuidaban los jardines, asegurándose de que todo estuviera perfectamente ordenado. Un grupo de mujeres hermosas, vestidas con kimonos tradicionales, caminaban por un sendero de piedra, riendo y charlando entre sí.
Un helipuerto privado se encontraba en la azotea de la mansión principal, y una pasarela elevada conectaba las mansiones con un edificio de aparcamiento subterráneo. El auto se detuvo frente a la entrada principal de una de las mansiones más pequeñas, donde un grupo de sirvientes uniformados esperaban para recibirlos. Byakuya salió del auto y ayudó a Rin a bajar, mientras los sirvientes se inclinaban en una reverencia perfecta. La puerta principal, de vidrio y acero, se abrió automáticamente, revelando un vestíbulo impresionante con suelo de mármol y una escalera curva de diseño moderno.
Byakuya la fue guiando hasta el segundo piso, donde tres mujeres, visiblemente más jóvenes que ella, la esperaban. Las tres vestían de maids con un vestido negro con toques blancos de sirvienta, delantal blanco y encaje, complementado con un lazo azul claro en el cuello y un moño bajo, creando un look dulce y elegante.
Las tres la abrieron la puerta a una habitación enorme. La habitación era un oasis japonés moderno. Paredes crema, suelo de madera oscura y lámparas de papel de arroz creaban una atmósfera serena. La cama low-platform de madera de cedro estaba cubierta con un edredón de seda blanca y dorada. Un área de estar con sofá de seda blanca y dorada y una mesa baja de madera de cedro invitaba a la relajación.